Buenos Aires (AT) – Tricia Tuttle, la recién nombrada directora del Festival Internacional de Cine de Berlín aspira a reintegrar obras de mayor envergadura en futuras ediciones de este renombrado evento cinematográfico alemán. “No se trata de una transformación total o drástica de nuestra programación”, expresó Tuttle, quien tiene 53 años, durante una entrevista con la Agencia de Noticias Alemana (Deutsche Presse-Agentur – DPA) en Berlín. “En mi opinión, es cuestión de continuar nuestro desarrollo de manera coherente y, tal vez con el tiempo, conseguir atraer de nuevo a la Berlinale títulos de gran relevancia”. La directora artística estadounidense tomó las riendas del festival a comienzos de abril.
Tuttle enfatizó su deseo de incrementar el impacto de las películas mostradas en el festival dentro del ámbito del cine global. Según explicó, su objetivo no es cambiar el proceso de selección del festival, sino facilitar que distribuidores, programadores y críticos descubran en la Berlinale obras que puedan promocionar a una audiencia más extensa a nivel mundial.
Al asumir el liderazgo tras Carlo Chatrian y Mariette Rissenbeek, Tuttle se convierte en la primera mujer en dirigir en solitario la Berlinale. Recientemente trasladada a Berlín, está dedicada al aprendizaje del idioma alemán. Aunque progresando a un ritmo pausado, confirma que va avanzando en el dominio del complejo idioma.
La directora estadounidense exhibe una confianza palpable. No es de extrañar, dada su experiencia en la gestión de festivales de cine: ha estado al frente del BFI London Film Festival y del Festival de Cine LGBTQI+ en Inglaterra. Su trayectoria incluye también roles destacados en el Instituto de Cine Británico (BFI) y en la Academia Británica de Cine y Televisión (BAFTA).
La Berlinale no es lugar para el odio.”
Tricia Tuttle, directora del Festival Internacional de Cine de Berlín.
Aunque su debut en la Berlinale está en el horizonte, con la 75ª edición programada para realizarse del 13 al 23 de febrero de 2025, ya tiene planes en marcha. Entre sus objetivos se encuentra el restablecer distinciones claras entre las diversas categorías del festival. “El programa era grandioso”, afirma con entusiasmo.
Tuttle ha recibido comentarios de distribuidores, críticos y espectadores indicando que las secciones del festival pueden ser confusas. Por ello, se propone aportar más claridad a la organización del evento. Además, está interesada en implementar una jerarquía clara dentro de la estructura directiva. Actualmente, en el sitio web de la Berlinale, se están ofreciendo oportunidades laborales, incluyendo cargos ejecutivos.
La estadounidense también ha expresado su compromiso con el cine y los creadores alemanes. Relata que, al mudarse al Reino Unido, observó una tendencia de subestimación hacia el cine nacional por parte de los británicos. “A veces siento que en Alemania ocurre algo similar, a pesar de contar con películas excepcionales”. Como ejemplo, menciona que el filme “Sala de profesores”, dirigido por Ilker Çatak, la impactó significativamente.
Tuttle tiene la convicción de que el festival debe ser un reflejo de una amplia gama de voces y perspectivas, destacando la importancia de incluir a más directoras. “Muchos festivales ya están comenzando a destacar a las directoras, promoviéndolas y dándoles visibilidad”, comentó. No obstante, reconoce que aún queda un largo camino por recorrer en la industria, especialmente al considerar que el ranking de las 100 películas más exitosas a nivel mundial continúa siendo predominado por directores hombres.
El compromiso de Tricia Tuttle contra los discursos de odio
La nueva directora se compromete con la diversidad y la inclusión en el marco del Festival Internacional de Cine. En su intervención del miércoles ante la Comisión de Cultura del Bundestag, Tuttle enfatizó: “La Berlinale no es lugar para el odio”.
Reconoció la importancia de aceptar que “hay una multiplicidad de puntos de vista. Nuestra prioridad como festival es garantizar un entorno seguro donde los creadores puedan expresarse sobre su obra”. Subrayó la necesidad de mantener este entorno seguro, incluso frente a desafíos potenciales.
Durante la ceremonia de clausura del Festival de Cine de Berlín en febrero, el conflicto del Oriente Próximo fue discutido en varias ocasiones. Tanto miembros del jurado como galardonados hicieron llamados a favor de un cese al fuego en la guerra de Gaza, ya sea verbalmente o a través de insignias. Se abordó también la cuestión del apartheid en relación con la situación en los territorios ocupados por Israel, así como se mencionó el genocidio en relación con las acciones del ejército en Gaza. Estos temas generaron diversas críticas, incluyendo acusaciones de odio hacia Israel y antisemitismo.
Tuttle subraya la importancia de mantener la relevancia del festival tanto en el ámbito nacional como internacional, reconociendo la complejidad de los temas abordados. “El dolor que aflige a Israel y Gaza es desmesurado, y el conflicto ha intensificado el antisemitismo y la animosidad contra los musulmanes”, señala. Este tema ha generado controversia mundial y, para aquellos fuera de Alemania, el debate puede resultar intrincado.
La directora estadounidense comparte su creciente comprensión sobre la relevancia del Holocausto en el contexto del antisemitismo en Alemania. “La Berlinale debe mantenerse vigilante y condenar el antisemitismo de manera inequívoca”, declara. Hace hincapié en la comunicación y la empatía como pilares fundamentales. “El cine posee la capacidad única de fomentar el entendimiento y propiciar un diálogo más enriquecedor”.
Mariette Rissenbeek, quien era la Directora General de la Berlinale en ese entonces, compartió detalles sobre la meticulosa planificación realizada. El personal y los moderadores estaban equipados para manejar situaciones imprevistas.
“Estábamos preparados con estrategias definidas: ¿Cómo manejamos las interrupciones? ¿En qué momento debemos actuar? ¿Cuál es la mejor manera de resolver estas situaciones? ¿Cómo evitamos que los incidentes escalen a protestas mayores que puedan llevar a la cancelación de eventos?”. Rissenbeek indicó que una norma clave era actuar en caso de que se mencionara la palabra “genocidio”.
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