Buenos Aires / Berlín – Con la primera visita de Estado de un presidente francés en 24 años, Emmanuel Macron reiteró en Berlín su deseo de infundir un nuevo vigor a las relaciones franco-alemanas. Tras llegar el domingo a la capital germana con su esposa Brigitte, el mandatario francés subrayó nuevamente la importancia para Europa de la cooperación entre ambos países.
El lunes, al comienzo de su segundo día en Alemania, el presidente francés, Macron, conmemoró a los judíos de Europa asesinados en la Alemania nazi depositando una corona de flores en el monumento conocido como Memorial del Holocausto, en Berlín.
Acompañado por su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier, así como por sus respectivas esposas (Brigitte Macron y Elke Büdenbender), el presidente francés recorrió a pie el monumento, formado por grandes bloques de hormigón, y después visitó el museo que lo acompaña. Se calcula que alrededor de seis millones de judíos fueron asesinados por los nazis en Europa durante el Holocausto. La mayoría murieron en campos de concentración y exterminio.
La visita oficial de Estado es la primera de un presidente francés a Alemania desde el año 2000, aunque los líderes de ambos países se reúnen y visitan regularmente de manera menos formal. En la tarde del lunes y desde la capital alemana, Macron tiene previsto desplazarse a Dresde para pronunciar por la tarde un discurso sobre Europa ante la Frauenkirche, una iglesia monumental con cúpula que es símbolo de la reconciliación de posguerra. El martes viajará a Münster, donde recibirá el Premio de la Paz de Westfalia, por su contribución al fortalecimiento de la paz en Europa.
Una relación de capa caída
Macron tenía previsto realizar la visita de Estado el pasado mes de julio. Sin embargo, el viaje se pospuso debido a los disturbios que se produjeron en Francia tras el mortal tiroteo policial contra un joven de 17 años que conmocionó a la nación.
La relación entre París y Berlín se ha considerado durante mucho tiempo el motor de la política europea. Pero las fricciones empezaron a surgir en 2022, tras la salida de Angela Merkel de la escena política alemana, aunque Macron y el canciller alemán, Olaf Scholz, se han esforzado recientemente por mejorar la cooperación. Ambos países llegaron recientemente a acuerdos en cuestiones, como la reforma de las normas de la UE sobre deuda y déficit. No obstante, persisten puntos de discrepancia, en particular sobre el tipo de ayuda militar a Ucrania y las respuestas de la UE a las medidas económicas proteccionistas de China y Estados Unidos. Está previsto que estas cuestiones y otras se debatan el martes en una reunión de ministros franceses y alemanes.
Una señal para las elecciones europeas
El domingo, en su primer discurso tras la llegada a Berlín, Macrón remarcó que “Europa puede morir”. El presidente ya lo había hecho hace unas semanas en su discurso en la Universidad de la Sorbona de París. “Las relaciones franco-alemanas son indispensables e importantes para Europa”, agregó en presencia de su homólogo alemán, Frank-Walter Steinmeier. Ambos mandatarios asistieron el sábado a las celebraciones por los 75 años de vigencia del Grundgesetz, la Ley Fundamental de Alemania.
Los dos presidentes visitaron la denominada “Fiesta de la democracia“, una serie de actos realizados en el distrito gubernamental berlinés. Macron refutó allí la impresión de que el motor franco-alemán de Europa haya empezado a gripar. “Eso no es cierto. Estamos avanzando”, comentó, según la traducción oficial de su declaración. “Queremos hacer de esta visita una verdadera celebración”, dijo Steinmeier. “Queremos celebrar juntos la democracia”.
La visita de Macrón se produce antes de las elecciones europeas en las que se decidirá la composición del próximo Parlamento Europeo. Los partidos de extrema derecha de la Unión Europea (UE) han experimentado un aumento del apoyo en los últimos años, también en Francia y Alemania, y se espera que obtengan buenos resultados en los comicios que se llevarán a cabo del 6 al 9 de junio.
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