Buenos Aires (AT) – La decisión de Mercedes-Benz de vender su histórica planta en La Matanza, después de más de siete décadas de producción en la Argentina, marcó el cierre de una era para la automotriz alemana. La fábrica, conocida como el Complejo Industrial Juan Manuel Fangio, fue la primera instalada fuera de Alemania y desempeñó un papel fundamental en la industria automotriz del país. Sin embargo, la salida responde a cambios globales en la estrategia de la empresa y a las limitaciones del mercado local.
La venta de la fábrica de La Matanza
El proceso de venta, que se extendió por más de seis meses, concluyó con la adquisición de la planta por parte del Grupo ST, liderado por el empresario Pablo Peralta. Este acuerdo incluye la licencia para fabricar la camioneta utilitaria Sprinter hasta 2029 y garantiza la continuidad de los 2.000 empleados actuales.
La planta de Virrey del Pino, partido bonaerense de La Matanza, comenzó a operar en 1951, durante el gobierno de Juan Domingo Perón, gracias a gestiones del empresario Jorge Antonio. A lo largo de las décadas, produjo camiones, colectivos y utilitarios que marcaron un hito en la industria nacional. “La Sprinter creó una categoría propia y consolidó su liderazgo en el mercado argentino”, señaló Mercedes-Benz en un comunicado.
Una transición impulsada por el futuro eléctrico
El cierre de la operación no solo responde a decisiones locales, sino también a la reestructuración global de la automotriz. En 2021, Mercedes-Benz dividió sus operaciones en dos empresas: una para vans y autos y otra para camiones y buses. La nueva generación de la Sprinter, exclusivamente eléctrica, será fabricada en Estados Unidos, dejando a la planta argentina fuera del esquema.
“La producción de vehículos eléctricos requiere inversiones significativas que no estaban contempladas para la Argentina”, explicaron desde la empresa. La transición hacia modelos eléctricos será liderada por la nueva planta de Zárate, donde Daimler Truck desarrollará camiones y chasis para colectivos urbanos.
El futuro de la planta de Virrey del Pino
La venta plantea interrogantes sobre la viabilidad a largo plazo de la planta de Virrey del Pino. Si bien el acuerdo incluye la continuidad de la producción de la Sprinter hasta 2029, el nuevo propietario deberá buscar alternativas para mantener la operación después de esa fecha.
“La planta tiene limitaciones logísticas y un personal con alta antigüedad, lo que representa un desafío para atraer nuevas inversiones”, advirtió un empresario del sector. Según analistas, una posible solución podría ser la asociación con una automotriz china interesada en producir para el mercado sudamericano.
Los factores económicos y políticos en juego
La decisión de Mercedes-Benz también está influida por las condiciones del mercado argentino. El país enfrenta un contexto político y económico que dificulta la competitividad de la producción local frente a países como Brasil. El coeficiente de intercambio comercial (Flex) y la apertura de mercados hacen innecesaria la presencia industrial en ambos países para comerciar entre ellos.
Además, el costo político de cerrar una planta y despedir empleados parece haber sido un factor determinante para optar por la venta. “La transición gradual permite evitar conflictos sindicales y minimizar el impacto”, señaló un analista de Deloitte, consultora que lideró la operación.
Una nueva apuesta en Zárate
La nueva planta de Zárate, que comenzará a operar en 2026, estará ubicada estratégicamente cerca de puertos y rutas principales. Esto optimizará la logística y reducirá costos operativos. Allí se producirán los modelos de camiones Atego y Accelo, además de chasis para colectivos.
Con esta inversión, Mercedes-Benz busca consolidar su posición en el mercado sudamericano de vehículos comerciales. En una primera etapa, la producción de vehículos eléctricos eActros y eCanter estará limitada a Brasil, pero no se descarta que también llegue a la Argentina.
El impacto en los empleados y la industria local
El acuerdo garantiza la continuidad de los empleos en Virrey del Pino durante la producción de la Sprinter. Sin embargo, sindicatos como SMATA expresaron su preocupación por el futuro a largo plazo. “La promesa de mantener los puestos de trabajo debe ser sostenida más allá de los primeros años”, afirmó un delegado sindical.
La industria automotriz argentina enfrenta una saturación de fábricas y una creciente competencia de vehículos importados. Esto plantea un desafío para nuevos proyectos industriales que busquen aprovechar la infraestructura existente.
El retiro de Mercedes-Benz de su planta histórica representa un cambio significativo en el panorama industrial argentino. La apuesta por vehículos eléctricos y una logística más eficiente refleja las tendencias globales en la industria automotriz.
Mientras la planta de Zárate promete abrir nuevas oportunidades, el futuro de Virrey del Pino dependerá de la capacidad de su nuevo propietario para adaptarse a un mercado en constante transformación. En un contexto económico complejo, la historia de Mercedes-Benz en la Argentina deja un legado difícil de igualar.
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