viernes, 11 de abril de 2025

Buenos Aires (AT) – Un nuevo informe elaborado por la consultora Wüest Partner posiciona a Suiza como el cuarto país de Europa con mayores problemas de acceso a la vivienda. El estudio compara la situación habitacional de 27 países del continente y destaca que solo Luxemburgo, Irlanda y Noruega atraviesan un panorama más complicado.

Los datos confirman lo que muchos residentes ya perciben en carne propia: encontrar un lugar accesible para vivir, sobre todo en las principales ciudades suizas, se volvió una tarea cada vez más difícil. La oferta de propiedades es limitada y la presión sobre el mercado inmobiliario no deja de aumentar.

Pocos permisos, mucha demanda

El estudio se basó en variables como el crecimiento poblacional, el poder adquisitivo y la cantidad de permisos de construcción otorgados. A partir de estos datos, la consultora elaboró un ranking que expone las dificultades que enfrenta Suiza para responder a la demanda habitacional.

suiza
El país enfrenta límites físicos para expandirse.

El problema no se origina en un solo factor. Por un lado, hay un descenso sostenido en los permisos de construcción. En los últimos cinco años, se registró una caída del 27 % en las autorizaciones para nuevas obras. Esto dificulta cualquier posibilidad de expansión del parque habitacional.

Las normativas ambientales también juegan un papel. Para obtener una autorización, los proyectos deben cumplir con regulaciones estrictas, como los límites al ruido permitido. Relajar esas reglas sería una condición para facilitar el desarrollo de nuevas viviendas. Sin embargo, estas normativas fueron pensadas para proteger la calidad de vida, y cualquier intento de modificación genera resistencia.

Otro elemento central es la falta de suelo disponible. Suiza es un país pequeño, con un territorio limitado y una geografía que restringe aún más las posibilidades de expansión urbana. No hay margen para crecer de forma horizontal, y eso reduce el número de opciones para nuevos desarrollos inmobiliarios.

Más personas, menos espacio

La población suiza superó los 9 millones de habitantes y se espera que alcance los 10 millones dentro de pocos años. Según algunas proyecciones, esto podría ocurrir en 2040. Otras estimaciones, como la de Céline Schmid de la Oficina Federal de Estadística, adelantan esa cifra a 2034.

Este crecimiento poblacional no se detiene. Según Philippe Wanner, profesor del Instituto de Demografía y Economía Social de la Universidad de Ginebra, Suiza atraviesa un proceso continuo de aumento demográfico desde hace décadas. La razón principal es la demanda del mercado laboral, que requiere cada vez más trabajadores extranjeros. Esa llegada de personas alimenta directamente la necesidad de nuevas viviendas.

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El desafío es construir sin afectar el entorno ni violar normativas ambientales.

La relación entre la migración laboral y el déficit habitacional es directa. A mayor número de personas que llegan al país para cubrir puestos de trabajo, mayor presión sobre el ya saturado mercado de alquileres y ventas.

El problema se vuelve más agudo en la Suiza de habla alemana. Allí, el mercado está especialmente ajustado, según un informe reciente de la Oficina Federal de Vivienda. La disponibilidad de propiedades se redujo todavía más en esa región, lo que agrava la situación para quienes buscan un techo.

Construir distinto: densificación

Aunque la situación no presenta soluciones fáciles, algunas iniciativas apuntan a un cambio de enfoque. Una de las estrategias promovidas por el gobierno federal es la densificación. En lugar de extender la ciudad hacia terrenos no urbanizados, la propuesta es construir más dentro de las zonas ya edificadas.

Esto implica, por ejemplo, aprovechar antiguos espacios industriales para desarrollar viviendas, ampliar edificios existentes o reconstruir propiedades en áreas consolidadas. Según datos de la Oficina Federal de Desarrollo Territorial, el 59 % de los permisos de construcción actuales corresponde a proyectos dentro de zonas ya urbanizadas.

En ciudades como Zúrich y Basilea, esta tendencia gana fuerza. Ante la escasez de suelo, reutilizar lo que ya existe parece ser la única salida viable. Se trata de un modelo más compacto, que busca concentrar la población sin ampliar el área urbana.

Sin embargo, esta estrategia también encuentra límites. Las zonas aptas para densificación no son infinitas y muchos municipios ya agotaron sus reservas de suelo edificable. Además, no todas las comunidades aceptan de buen grado este tipo de transformaciones, que modifican la fisonomía de los barrios y generan temores sobre una posible sobrecarga en los servicios públicos.

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