Buenos Aires (AT) – La gran biodiversidad de las laderas de los Andes es más joven de lo que se suponía. Esta es la conclusión de un equipo internacional del que forma parte el geólogo de la Sociedad Científica de Senckenberg (Senckenbergische Naturforschende Gesellschaft), Andreas Mulch. Los investigadores han estudiado cuándo se elevó la meseta de la Puna, en el noroeste de Argentina, hasta su altitud actual de unos 4.000 metros. Para averiguarlo, analizaron isótopos de hidrógeno en vidrio volcánico: a partir de ellos pueden deducir la cantidad de precipitaciones, que a su vez depende de la altitud.
De acuerdo con los resultados difundidos por el diairo Frankfurter Allgemeinde (FAZ), se estima que ciertas áreas de la meseta alcanzaron su nivel actual hace aproximadamente entre 13 y nueve millones de años. Durante ese periodo, el terreno experimentó un aumento de aproximadamente 2.000 metros de altura. Por otro lado, la altura del antepaís apenas ha experimentado cambios significativos en los últimos 20 millones de años. Previo a estos hallazgos, se creía que el levantamiento de la meseta había ocurrido entre 40 y diez millones de años atrás.
Los Andes y su biodiversidad
Las montañas influyen en el viento y las precipitaciones y, por tanto, en las condiciones de vida de plantas y animales. En los Andes, debido a la pronunciada elevación del terreno, chocan distintas zonas climáticas en un área relativamente pequeña, lo que contribuye a la elevada biodiversidad de esta región del mundo.
Según Mulch, sólo en la selva amazónica hay más de 40.000 especies vegetales. En pocas horas se puede pasar de la selva a los altiplanos de los Andes, que figuran entre las zonas más áridas del mundo.
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