Un colectivo que recorrió durante años las calles de Moreno terminó convertido en una joya museística en el cuarto piso del imponente Museo Mercedes-Benz, en Stuttgart. Se trata de un Mercedes-Benz LO 1112 de 1969, perteneciente a la empresa bonaerense Transporte La Perlita S.A., que prestó servicio hasta 1984 y fue restaurado para formar parte de la muestra permanente del museo alemán.
Este vehículo —clásico exponente de los “bondis” del Gran Buenos Aires— destaca en el sector denominado “Los Viajeros”, donde comparte espacio con taxis históricos, un colectivo inglés de dos pisos y autos turísticos. Sin embargo, su presencia no pasa desapercibida: el colorido diseño, el fileteado porteño y los símbolos tradicionales como la figura de Carlos Gardel o el Cristo sobre la palanca de cambios lo convierten en una de las piezas más llamativas de toda la exhibición.
Una obra de arte con motor
Este modelo LO 1112 fue fabricado en la planta de Mercedes-Benz en Virrey del Pino, utilizando un chasis de camión de origen alemán combinado con una carrocería local. Entre 1965 y 1973 se produjeron 5.338 unidades, y durante décadas dominó el mercado del transporte de pasajeros con una participación cercana al 90%.
El vehículo no solo representa una época, sino también una estética única. Decorado con fileteado porteño —una técnica artística que en 2015 fue declarada Patrimonio Cultural Inmaterial por la UNESCO—, este colectivo fue personalizado tanto por fuera como por dentro. Desde los dados, naipes y amuletos pintados, hasta los cromados relucientes y patrones grabados en las ventanas, todo fue restaurado con fidelidad para recuperar su esplendor original.
“El museo buscaba piezas con identidad, que representaran la diversidad del impacto de Mercedes-Benz en el mundo”, explicaron desde Mercedes-Benz Classic, la división patrimonial de la empresa. La unidad fue donada a fines de los años 90 por Héctor Prieto, fundador de La Perlita, quien además se encargó de su restauración total antes de enviarlo en barco hacia Europa.
Cultura porteña sobre ruedas
El colectivo Línea 6 llegó a Stuttgart en 1999 y desde octubre del año 2000 forma parte de la colección permanente del museo. En ese espacio, que ya recibió más de siete millones de visitantes desde su inauguración, el “bondi” argentino es más que una pieza mecánica: es un símbolo cultural.
“La imagen de Gardel en la parte trasera no deja dudas sobre su origen”, señaló uno de los curadores de la muestra. El museo, diseñado como un túnel del tiempo que recorre la historia del automóvil desde 1886 hasta el presente, reservó para esta unidad un lugar privilegiado.
La conexión con la Argentina no termina ahí. En la entrada del edificio, los visitantes son recibidos por una estatua de bronce de Juan Manuel Fangio junto a su Mercedes-Benz Flecha de Plata, réplica de la ubicada en Puerto Madero. Además, se exhibe un Benz Landaulet de 1907, originalmente fabricado para un cliente del sur de la provincia de Buenos Aires.
Un viaje de ida sin retorno
La historia de este colectivo comienza con la fundación de Transporte La Perlita en 1963, fruto del esfuerzo conjunto de varios choferes del partido de Moreno. Héctor Prieto, uno de ellos, compró el LO 1112 que años más tarde terminaría en Alemania. En 1984 fue dado de baja, pero su destino cambió cuando Mercedes-Benz buscaba piezas únicas para su nuevo museo.
La restauración se realizó en 1999 y el viaje hacia Europa se concretó ese mismo año. Ya en Stuttgart, el colectivo fue adaptado para su exhibición sin perder su esencia. Los textos fileteados, el color rojo vibrante, las estrellas de Mercedes-Benz y los detalles artísticos originales permanecen intactos.
Más de diez mil argentinos lo visitaron
Según datos del museo, más de diez mil argentinos ya pasaron por Stuttgart y se emocionaron al ver esta porción de Buenos Aires estacionada en suelo alemán. Es un vehículo detenido en el tiempo, pero con una historia que sigue viajando. “El colectivo no solo transportaba pasajeros, también transportaba identidad”, reflexionó un visitante argentino durante un recorrido guiado. Y quizás esa sea la razón de su permanencia: en un museo donde todo avanza hacia el futuro, La Perlita recuerda de dónde venimos.
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