Con la cumbre entre la Unión Europea (UE) y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) programada para el 9 y 10 de noviembre en Santa Marta, Colombia, el acuerdo comercial entre la UE y el Mercosur vuelve al centro del debate político y económico. En las últimas horas, altos funcionarios europeos confirmaron que su objetivo es firmar el tratado antes de fin de año, aunque todavía persisten resistencias internas, en particular desde Francia.

Un proceso técnico y extenso
Representantes de la UE informaron que las negociaciones entre la Comisión Europea y el Mercosur concluyeron en diciembre del año pasado, después de más de un cuarto de siglo de iniciadas. Desde entonces, el acuerdo se encuentra en una fase técnica de revisión, a cargo de juristas lingüistas que traducen y ajustan los textos en los diferentes idiomas oficiales del bloque. “Es un proceso farragoso que hay que respetar, pero que nos permitirá tener el acuerdo lo antes posible”, explicó una fuente de la Comisión citada por el sitio uruguayo El Observador.
El 3 de septiembre de 2025, la Comisión Europea adoptó el texto final y lo trasladó al Consejo de la UE. El siguiente paso será la aprobación por parte de los 27 Estados miembros y del Parlamento Europeo. A pesar de que la firma del tratado está prevista para antes de fin de año, su ratificación aún no está asegurada.

Lula da Silva y el impulso desde el Mercosur
Desde Brasil, el presidente Luiz Inácio Lula da Silva se mostró optimista. “Hasta el final del año, en nuestra presidencia del Mercosur, firmaremos este acuerdo que beneficiará a productores y consumidores del Mercosur y de la Unión Europea”, afirmó el mandatario en sus redes sociales. Lula destacó que la Comisión Europea propuso un pacto provisional para acelerar la entrada en vigor del tratado.

Resistencias francesas: el eje del conflicto
El principal obstáculo para la firma del acuerdo proviene de Francia. El ministro de Asuntos Europeos, Benjamin Haddad, advirtió en una entrevista con Journal du Dimanche que su país no respaldará el tratado sin la inclusión de una cláusula de salvaguardia que proteja a los agricultores franceses. “Queremos que esta cláusula sea adoptada y reconocida por los países del Mercosur antes de cualquier firma del acuerdo”, sostuvo el funcionario.
La preocupación principal del gobierno francés radica en el posible ingreso masivo de productos como carne, arroz, azúcar y miel desde Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, lo que podría provocar caídas de precios y afectar a los productores locales. Haddad insistió en que su gobierno está “evaluando si las garantías ofrecidas por Bruselas protegerán eficazmente a los sectores agrícolas”.

Qué implica el acuerdo
El tratado comercial entre la UE y el Mercosur fue firmado formalmente a fines de 2024, tras más de dos décadas de negociaciones. Su objetivo es liberalizar el comercio entre ambas regiones, permitiendo una mayor entrada de automóviles, maquinaria y bebidas alcohólicas europeas en los mercados sudamericanos, a cambio de facilitar el ingreso de productos agroindustriales latinoamericanos en Europa.
Para atender las inquietudes de los Estados más reacios, la Comisión Europea incluyó en septiembre cláusulas de salvaguardia que permitirán accionar ante incrementos abruptos en las importaciones o caídas en los precios de productos “sensibles”. Además, se propone un sistema de monitoreo reforzado y controles sanitarios más estrictos.

Perspectivas y próximos pasos
La UE espera lograr la firma del acuerdo durante la presidencia pro tempore de Lula da Silva en el Mercosur. Sin embargo, el visto bueno de los 27 Estados miembros sigue siendo una condición indispensable. Mientras tanto, Francia lidera el grupo de países que exigen mayores garantías para proteger sus economías rurales.
El resultado de la cumbre CELAC-UE en Colombia podría ser clave para destrabar las últimas diferencias. La posibilidad de cerrar el acuerdo antes de fin de año mantiene en vilo a los gobiernos de ambas regiones, con un texto que promete modificar el comercio birregional pero que también genera fuertes tensiones internas en Europa.




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