El ministro de Defensa de Alemania, Boris Pistorius, planteó un escenario inquietante para Europa: Rusia podría recuperar capacidad militar suficiente para atacar a un país de la OTAN antes de 2029. Incluso, según especialistas consultados por el funcionario, la fecha podría adelantarse.
El mensaje provocó tensión diplomática y una respuesta inmediata desde Moscú, que rechazó las acusaciones y acusó a Alemania de promover un clima de confrontación. El intercambio abrió un nuevo capítulo en una relación ya marcada por la desconfianza, las advertencias cruzadas y las evaluaciones estratégicas sobre el rumbo del conflicto en Europa del Este.
Un diagnóstico alemán que encendió alarmas
Pistorius concedió una entrevista al periódico Frankfurter Allgemeine Zeitung en la que detalló su preocupación por la evolución de las Fuerzas Armadas rusas. Afirmó que el escenario de un ataque ruso contra un país del flanco oriental de la OTAN ya no se percibe como un ejercicio teórico, sino como una posibilidad real.
Durante los últimos años, varios analistas sostenían que recién hacia 2029 Rusia alcanzaría un nivel de recuperación militar que le permitiría proyectar fuerza más allá de sus fronteras inmediatas. Sin embargo, según el ministro, algunos especialistas ahora mencionan 2028 y otros incluso sospechan que el verano pasado podría haber sido “el último en calma” para Europa.
El ministro remarcó que la advertencia no implica que Rusia esté preparando un ataque inmediato, sino que las tendencias observadas obligan a los países aliados a reforzar su preparación. Sostuvo que las Fuerzas Armadas de la OTAN están operativas, pero requieren más inversión, equipamiento moderno y un ritmo constante de ejercicios. También destacó la importancia de mantener la combinación de fuerzas convencionales y disuasión nuclear, pilares del sistema de defensa que une a los países miembros.
La evaluación alemana coincide con advertencias recientes de altos mandos militares. A principios de noviembre, el teniente general Alexander Sollfrank declaró que Rusia contaría con capacidad suficiente para ejecutar un ataque limitado sobre territorio de la OTAN “incluso mañana”. El general se refirió en particular al poder aéreo ruso, que considera todavía muy amplio y apto para maniobras ofensivas en escenarios cercanos.
La réplica inmediata desde Moscú
Las declaraciones de Pistorius generaron una respuesta automática del Kremlin. El portavoz presidencial, Dmitri Peskov, calificó las afirmaciones del ministro alemán como “retórica belicista” y aseguró que Rusia no busca un enfrentamiento directo con la alianza atlántica. “Rusia no aboga por ningún choque con la OTAN, pero se ve obligada a tomar medidas para garantizar su seguridad”, afirmó el vocero, según el diario ruso Kommersant.
Peskov lamentó que en Europa resurja un discurso que, según él, contribuye a aumentar la tensión y deteriora las instancias diplomáticas. Sostuvo que ese tipo de advertencias no mejora la situación y, por el contrario, alimenta la percepción de que la región vuelve a acercarse a una lógica de bloques enfrentados.
A las palabras del vocero se sumó la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, Maria Zajarova. Zajarova aseguró que las declaraciones del ministro alemán “no dejan dudas sobre quién actúa como agresor”, según registró la agencia TASS. La funcionaria argumentó que los comentarios de Pistorius solo buscan justificar una política militarista dentro de la OTAN y distraer la atención sobre las responsabilidades occidentales en las tensiones de Europa del Este.
Moscú mantuvo una línea discursiva firme: no proyecta un ataque contra ningún país aliado y considera que las advertencias alemanas forman parte de una estrategia comunicacional destinada a reforzar el gasto militar en el bloque occidental.
El debate sobre la preparación de la OTAN y el futuro europeo
Más allá del intercambio retórico, las declaraciones de Pistorius reavivaron un debate dentro de la OTAN. La discusión gira en torno a la capacidad de respuesta frente a la recuperación militar rusa y la necesidad de sostener un presupuesto robusto para defensa. Varios países europeos incrementaron su inversión durante los últimos dos años. Alemania, por ejemplo, estableció un fondo especial de EUR 100.000 millones para modernizar sus Fuerzas Armadas tras la invasión a Ucrania.
Pistorius sostuvo que ese fondo permitió avanzar en varios frentes, pero todavía existe un largo camino por recorrer. Dijo que la preparación militar requiere constancia y un esfuerzo sostenido, sin interrupciones ni promesas retóricas. En su visión, la alianza necesita renovar equipamiento, mejorar la logística y acelerar los procesos de adquisición para cerrar brechas tácticas que podrían ser críticas en un escenario de conflicto.
Los análisis también se apoyan en la incertidumbre política del continente. Las elecciones en distintos países europeos, la discusión interna sobre el presupuesto comunitario y la posición de Estados Unidos frente a la guerra en Ucrania condicionan las decisiones de defensa. La posibilidad de cambios en Washington, en especial por el impacto de futuras políticas comerciales y de seguridad, también aparece en las evaluaciones europeas.
En este contexto, varios especialistas sostienen que Rusia busca mostrarse capaz de proyectar fuerza más allá de su zona inmediata para obtener ventajas diplomáticas. Según estas lecturas, el Kremlin pretende que Europa considere los riesgos y se involucre con mayor cautela en el apoyo militar a Ucrania.
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