Buenos Aires (AT) – Bad Ischl está preparada para convertirse en el epicentro de un evento trascendental. Albergará casi 200 proyectos dentro del programa Salzkammergut, en tanto que dicha región austriaca será destacada como la Capital Europea de la Cultura en 2024. Compartirá semejante honor con Bodø en Noruega y Tartu en Estonia.
Es la primera vez que se concede el título de Capital Europea de la Cultura a toda una región en lugar de centrarse en una ciudad específica. Es un cambio de perspectiva total, ya que 22 ciudades en dos provincias participarán del evento.
El programa Salzkammergut abarca casi 200 proyectos que involucran a artistas locales, asociaciones e instituciones. La inauguración está programada para el 20 de enero en Bad Ischl, en un evento promete actuaciones destacadas, entre ellas la del cantautor Huber von Goisern, un coro de 1000 voces y la ganadora del Festival de la Canción de Eurovisión.
La elección de Salzkammergut como la Capital Europea de la Cultura no es arbitraria; la región, caracterizada por un paisaje, se enriquece con una historia entrelazada con la sal, el agua y la madera. Con una historia que se remonta 7.000 años, la región tiene un legado histórico por la minería de sal, que le permiten establecer conexiones mundiales.
Los “Mundos de la Sal”, reconocidos como la mina de sal más antigua del mundo, permiten a los visitantes descender más de 400 metros bajo tierra y explorar túneles excavados a mano. En el siglo XIX, Salzkammergut se convirtió en un destino turístico de excepción que atrajo a las élites de la Monarquía de los Habsburgo. De hecho, Bad Ischl era el retiro vacacional favorito del Emperador Francisco José.
En una conferencia de prensa, Elisabeth Schweeger, directora de la Capital Europea de la Cultura Salzkammergut 2024, subrayó el esfuerzo por comprender, mostrar y conectar la región con el mundo. Y destacó: “realmente ha habido un esfuerzo enorme por descubrir cómo entender esta región, sacar todo lo que tiene, conectarla con el mundo.”
Además, señaló la importancia de demostrar que las áreas rurales no solo son espacios de oportunidad, sino también espacios futuros para formas de vida y trabajo, en igualdad de condiciones con los centros urbanos.
Bad Ischl: el retiro de la realeza
El origen de Bad Ischl se remonta al siglo XIV, cuando las propiedades termales fueron descubiertas y apreciadas por su valor medicinal. Sin embargo, no fue hasta el siglo XIX que la ciudad alcanzó la prominencia y se convirtió en el destino vacacional predilecto del emperador Francisco José I de Austria y su esposa, la famosa emperatriz Isabel, conocida como “Sissi”. La pareja real construyó la Villa Imperial en 1853, un palacio de verano que se convertiría en un testigo silente de los eventos históricos más importantes de la época.
Además, Bad Ischl fue el escenario de la firma del famoso “Compromiso de Bad Ischl” en 1857, un evento que llevó a la creación del imperio austrohúngaro. El esplendor de la Belle Époque llegó a la ciudad y atrajo a la alta sociedad de toda Europa. Los visitantes se deleitaban con los salones de baile, los teatros y las elegantes boutiques, en un ambiente de opulencia y distinción.
Pero eso no es todo. El lugar cuenta también con una rica historia cultural, en especial marcada por su conexión con la música. El famoso compositor Johann Strauss II, conocido como el “Rey del Vals”, encontró en Bad Ischl su fuente de inspiración. Compuso allí algunas de sus obras maestras, incluida la icónica opereta “El murciélago”.
El siglo XX trajo consigo desafíos y cambios. La Primera Guerra Mundial y la caída de la monarquía dejaron huellas en la ciudad, pero su encanto histórico no se desvaneció. En la actualidad, Bad Ischl continúa siendo un destino turístico de renombre, atractivo tanto por sus aguas termales como por su patrimonio arquitectónico.
Una celebración de la diversidad cultural
La Capital Europea de la Cultura es un título honorífico otorgado anualmente a una ciudad europea con el propósito de destacar y promover la riqueza y diversidad cultural de Europa. Este programa, iniciado en 1985, busca promover el entendimiento intercultural y fortalecer los lazos culturales entre los ciudadanos europeos.
La idea de designar una ciudad como Capital Europea de la Cultura surgió en Atenas, en 1983, durante una reunión de ministros de cultura de la Unión Europea. Dos años después, en 1985, Atenas y Florencia se convirtieron en las primeras ciudades en recibir este honor. Desde entonces, cada año dos ciudades, una de un país miembro de la Unión Europea y otra de un país candidato o miembro del Espacio Económico Europeo, son seleccionadas para llevar el título.
En un principio, el programa se centraba principalmente en el patrimonio cultural, pero con el tiempo empezó a abarcar una gama más amplia de expresiones culturales contemporáneas, como la música, la literatura, las artes visuales, el cine, la arquitectura y el teatro.
Ser designada como Capital Europea de la Cultura impulsa el desarrollo cultural, económico y social de la ciudad anfitriona. Durante el año en que ostenta el título, la ciudad organiza una serie de eventos y actividades culturales. Estos eventos no solo generan ingresos para la ciudad, sino que también fomentan la colaboración entre artistas, creadores y comunidades locales e internacionales.
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