Buenos Aires (AT) – A partir del 1 de febrero, en Suiza entrará en vigor una ley revisada sobre productos alimenticios. En la ley se imponen límites más estrictos al uso de ciertas sustancias químicas, se promueve una mayor transparencia para los consumidores y se mejora el bienestar de los animales de granja.
Algunos de los cambios también buscan armonizar las regulaciones suizas con las de la Unión Europea y cumplir con los compromisos de reducir el desperdicio de alimentos. Estos son algunos de los cambios más importantes.
Más transparencia en los productos de panadería
A partir de febrero, las panaderías, restaurantes y puntos de venta minorista deberán declarar el origen de los productos de panadería vendidos en sus instalaciones. La declaración debe ser claramente visible para el consumidor.
La importación al por mayor de productos de panadería como pan y croissants aumentó un 65% en la última década, incluidos productos congelados.
Imposición de límites para los “productos químicos eternos”
Las sustancias per- y polifluoroalquil (PFAS) son un grupo de productos químicos utilizados en plásticos, ropa impermeable y espumas antiincendios. No se degradan fácilmente y, como resultado, ingresan al medio ambiente y a la cadena alimentaria, razón por la cual se les llama “productos químicos eternos”. Los PFAS pueden afectar el desarrollo de fetos y bebés, así como tener consecuencias negativas en el sistema inmunológico de los adultos.
El gobierno suizo decidió establecer niveles máximos para los residuos de PFAS en ciertos alimentos, siguiendo las regulaciones de la UE. Esto se aplicará a huevos, carne, ciertas especies de pescado, crustáceos y moluscos bivalvos. La Oficina Federal de Seguridad Alimentaria y Veterinaria de Suiza tomará muestras al azar y las enviará a laboratorios para su análisis.
Combatiendo el desperdicio de alimentos
Suiza genera alrededor de 2.8 millones de toneladas de desperdicio de alimentos por año, lo que equivale a 330 kg por residente. El gobierno suizo se comprometió a reducir a la mitad el desperdicio de alimentos para 2030 en comparación con los niveles de 2017. Aproximadamente el 8% de todo el desperdicio de alimentos suizo proviene del comercio mayorista y minorista.
Hasta ahora, las panaderías y supermercados no podían redistribuir alimentos excedentes a organizaciones benéficas debido a normas de seguridad alimentaria. Desde febrero, la ley revisada crea un marco legal que permite la redistribución de alimentos no vendidos. Esto incluye la flexibilización de los requisitos de seguridad alimentaria, como un sistema simplificado de etiquetado de alérgenos.
Sacrificios en la propia granja
Desde 2020, los agricultores en Suiza tienen permitido sacrificar animales en el pasto o la granja en lugar de enviar animales vivos a mataderos. Así, los animales permanezcan en un entorno familiar hasta el final de sus vidas y reduce su estrés.
Sin embargo, por razones de higiene el animal debe ser transportado a un matadero para su procesamiento dentro de los 45 minutos posteriores a la muerte. Esto limitó la opción más humanitaria a las granjas ubicadas cerca de los mataderos. La nueva legislación duplicará el plazo a 90 minutos, brindando a más agricultores la opción de sacrificar sus propios animales.
Prohibición de importaciones de foie gras
En septiembre de 2023, el parlamento suizo votó en contra de una propuesta que pedía la prohibición de importar foie gras. La justificación fue que una prohibición llevaría a los amantes de la buena comida a comprar el hígado de ganso en la vecina Francia. En cambio, los parlamentarios decidieron que las importaciones deberían declararse y etiquetarse explícitamente como foie gras.
Tres meses después, la Alianza Suiza de los Animales recopiló más de 100.000 firmas para proponer una prohibición completa de la importación de foie gras.
¿Qué sucede en Argentina?
La regulación alimentaria en Argentina desempeña un papel importante en la salud pública y en la garantía de la calidad y seguridad de los alimentos. El Código Alimentario Argentino (CAA), Ley N° 18.284, establece los requisitos y estándares que los alimentos deben cumplir en términos de comercialización, envasado, etiquetado, procesamiento y producción. Además, se regulan aspectos específicos para diversas categorías de alimentos, como productos infantiles, vegetales, cárnicos y lácteos.
En el enfoque hacia los consumidores, el etiquetado frontal adquiere un papel fundamental, ya que garantiza el respeto a sus derechos de recibir información completa, objetiva y veraz sobre los productos que adquieren. La normativa vigente aborda también el rotulado nutricional, la publicidad en alimentos y la información adicional, como declaraciones de propiedades nutricionales o comparativas, así como la Información Nutricional Complementaria (INC).
En línea con estas directrices, Argentina implementó medidas para promover la alimentación saludable, como la Ley de Promoción de la Alimentación Saludable (Ley N° 27.642), que introdujo el rotulado frontal a partir de 2021. Esta medida afectó el patrocinio relacionado con la medicina, nutrición y deporte, restringiendo el uso de elementos interactivos y obligando a las marcas a incorporar sellos de advertencia basados en la evaluación del perfil de nutrientes críticos.
La ley también fomenta la implementación de sistemas de gestión de calidad en los establecimientos alimentarios, como las Buenas Prácticas de Manufactura (BPM) y el Análisis de Peligros y Puntos Críticos de Control (HACCP), con el fin de prevenir enfermedades transmitidas por alimentos, garantizar la calidad y aptitud para el consumo humano, y promover la mejora continua y la excelencia en la producción.
Además, Argentina se destaca en la promoción de prácticas saludables y sostenibles, desde la regulación de alimentos libres de gluten hasta la fortificación de nutrientes esenciales en alimentos para lactantes. La adaptabilidad de esta normativa a las demandas cambiantes se refleja en la sanción y certificación de alimentos orgánicos, la autorización, coexistencia y aislamiento de productos transgénicos, y la inclusión de los términos “veganos” y “vegetarianos” en las etiquetas de alimentos a base de plantas.
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