Buenos Aires / Múnich – El Instituto de Investigaciones Económicas de Múnich (Ifo, por sus siglas en alemán) es considerado uno de los think tanks económicos líderes de Europa. Los estudios y análisis del “Ifo” suelen ser materia de lectura obligada tanto en las mesas de directorio de corporaciones, de empresas y del sector privado en general como en los despachos y oficinas de gobiernos. Especialmente uno de los últimos “papers” de la organización fundada en 1949 estará siendo estudiada con atención. Clemens Fuest, economista jefe del IfO, advierte, que ya no se puede descartar una crisis económica mundial debido a los aranceles impuestos por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
El gran peligro, según Fuest, es que el proteccionismo se extienda cada vez más rápido, también en China y Europa, dijo el director del Instituto Ifo en una entrevista con el diario Süddeutsche Zeitung. “Si todo el mundo va en la dirección equivocada, podría conducir a una gran crisis”, dijo Fuest. Aunque en un principio Trump está dando marcha atrás con la mayoría de los países y suspendiendo algunos de sus aranceles adicionales durante al menos 90 días, está tomando medidas aún más duras contra Pekín.
Estados Unidos exige ahora aranceles adicionales del 145 % a las importaciones procedentes de China, mientras que Pekín, a su vez, quiere imponer un 125% a los productos estadounidenses.

Un potencia que destruye su reputación
Para Fuest, por tanto, el asunto “no está fuera de la mesa”, la escalada con China continúa y la incertidumbre se mantiene. El economista ve un peligro especial en el hecho de que Estados Unidos, como potencia económica más importante del mundo, esté destruyendo actualmente su reputación de socio contractual fiable.
“Los tipos de interés en Estados Unidos suben, el dólar baja”, dice Fuest. “Una señal de alarma”. Dos tercios de la capitalización bursátil mundial están en la bolsa estadounidense y el dólar es la moneda de anclaje mundial. “Si todo eso vuelca, las consecuencias serían incalculables”, subrayó.
Fuest cree que es posible que la repentina caída de los bonos de deuda pública estadounidense sea la causa de que Trump haya dado ahora marcha atrás. Esto demuestra que el margen de maniobra de los políticos está limitado, “entre otras cosas, por el poder de los mercados financieros y, por tanto, por todos nosotros”, afirmó Fuest. “Cuando los gobiernos se comportan de forma totalmente errática y destructiva, se les retira dinero y confianza”.
(AT / dpa)
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