Buenos Aires / Berlín – Lejos de la crisis argentina, Europa afronta una amenaza cada vez más real, que más temprano que tarde promete tener su impacto en el Cono Sur. Si tras las alecciones de Noviembre en los EE.UU. el nuevo inquilino de la Casa Blanca pasara de llamarse Donald Trump, la defensa europea quedaría librada a su suerte. Trump ya anunció a lo largo de la campaña en curso que su apoyo y participación en el bienestar geopolítico de la región -como lo es la guerra de Ucrania- sería otro al actual, sino inexistente.
Desde hace meses el grupo de 27 países que confirman la Unión Europea (UE) entiende que en tal caso, la defensa del bloque correría por su propia cuenta. El peligro de perder el tradicional apoyo del “policía del mundo” marcó gran parte de las reuniones y debates en la reciente Conferencia de Seguridad de Múnich, como informó Argentinisches Tageblatt. Si EE.UU. dejara de ser el garante de la seguridad para Europa -como lo ha sido desde fin de la Segunda Guerra Mundial-, ante enfrentamientos y conflictos como la actual guerra en Ucrania, la UE debería dar un paso al frente.
Más allá de cómo avanzar en tal caso, uno de los ejes de la discusión hoy es su costo. Sin embargo, no entrar en acción puede significar una perdida aún mayor, como lo prueba la propia Ucrania, que por estos días sufre el segundo aniversario de la invasión rusa.
En 2026, el país liderado por Volodomir Zelensky habrá perdido el equivalente a unos US$ 120.000 millones de rendimiento económico como consecuencia de la invasión rusa. Los daños en los bienes perdurables de capital, o stock, es decir, en activos materiales, como maquinaria, equipos y edificios industriales, serán aún mayores, y ascenderán a casi un billón de dólares. Así lo indican los cálculos publicados el miércoles por investigadores del Insituto de Economía Mundial de Kiel (IfW) y la Universidad de Tubinga.
La carga económica para terceros países no implicados en la guerra también es considerable. Según el estudio, perderán en total unos US$ 260.000 millones del rendimiento económico en cinco años (2022-2026). De esa suma, los países de la UE perderían unos US$ 70.000 millones, y sólo a Alemania, entre US$ 15.000 y 20.000 millones, según calcula Deutsche Welle (DW).
Los aprendizajes de la historia
El estudio se basa en un análisis de datos históricos que abarca más de 150 guerras, desde 1870. A partir de ellos, los investigadores de Kiel extraen diversas conclusiones, como, por ejemplo, cuánto cae en promedio el Producto Interno Bruto en los cinco años siguientes a una guerra, o cuánto aumenta la inflación.
Los cálculos se basan en los costos de guerras entre países “típicas” del pasado. Dependiendo de la duración y la intensidad de la guerra, son concebibles escenarios menos o más graves”, afirma Jonathan Federle, investigador del Instituto de Kiel y autor principal del estudio.
“Los efectos indirectos que calculamos para otros países tienen en cuenta, sobre todo, los vínculos comerciales causados por la proximidad geográfica y el tamaño de la economía respectiva en la que estalla una guerra”, prosigue Federle.
El caso de Asia: China vs. Taiwan
Utilizando los datos y parámetros, los investigadores también pueden hacer afirmaciones sobre los daños económicos de guerras hipotéticas.
Por ejemplo, en el caso de Taiwán: China reclama la isla, gobernada democráticamente, como parte de su territorio, y amenaza repetidamente con imponerse por la fuerza si es necesario.
En Taiwán, una “guerra típica” de cinco años de duración provocaría pérdidas mundiales del Producto Interno Bruto (PIB) por valor de 2,2 billones de dólares. Dado que el país está estrechamente vinculado a toda la economía mundial a través de su industria de chips, los investigadores del IfW subrayan que los costos reales de una guerra podrían ser significativamente superiores.
Otro ejemplo es Irán: si la República Islámica de Irán se convirtiera en escenario de una guerra, los costos en términos de pérdida de PIB para la economía mundial podrían ascender hasta 1,7 billones de dólares en un periodo de cinco años. En la actualidad, Irán no participa tanto en el comercio mundial, en parte, debido a las sanciones. Por ello, los investigadores del IfW suponen que sus estimaciones se sitúan probablemente en el extremo superior de los costos reales.
El precio de la guerra
Además del estudio, los investigadores de Kiel han desarrollado una herramienta de libre acceso en internet. En ella pueden calcularse los daños causados por diversas guerras. Antes de utilizar la herramienta, un aviso advierte de que las cifras se basan en medias históricas y sólo se refieren a los costos económicos del PIB y el stock de capital.
La advertencia pretende sensibilizar a los usuarios de la herramienta sobre las limitaciones del estudio, a saber, que la transferencia de valores históricos al futuro sólo tiene un valor limitado.
“En conjunto, los cálculos muestran una vez más lo elevado que es el valor económico de la paz y lo catastrófica que resulta una guerra en el propio suelo, en todos los aspectos”, afirma Moritz Schularick, presidente del IfW, resumiendo los resultados del estudio. Concluye que la fortaleza militar y la disuasión creíble, que hacen improbables los ataques externos, también tienen sentido desde una perspectiva económica.
(AT / DW)
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