Buenos Aires (AT) – La startup Omnisent, con sede en Múnich, logró cerrar una ronda de inversión pre-semilla por EUR 3 millones. La operación fue liderada por el fondo Atlantic Labs y contó con un alto interés por parte de otros inversores. La firma se dedica al desarrollo de hardware y software para interpretar el sonido más allá del lenguaje hablado. Su propuesta tecnológica apunta a sectores industriales donde el sonido puede convertirse en una fuente de datos clave.
Fundada a fines de 2024 por tres jóvenes formados en Cambridge —Robin Daiber, Ann-Kristin Balve y Adrien Jathe—, Omnisent trabaja sobre una idea simple pero ambiciosa: escuchar lo que los humanos no pueden oír. El equipo combina conocimientos en física, ingeniería mecánica e inteligencia artificial, con el objetivo de decodificar el universo acústico no verbal. Ya obtuvieron becas de investigación, premios estatales en Alemania y el reconocimiento de actores destacados del ecosistema tecnológico europeo.
Tecnología propia y un modelo acústico de base
El corazón del desarrollo de Omnisent está en sus dispositivos sónicos de consumo energético ultra bajo. Estos equipos pueden captar y procesar señales acústicas en tiempo real. El siguiente paso consiste en alimentar con esos datos a lo que denominan un “Modelo Acústico Extenso” (LAM, por sus siglas en inglés). A diferencia de los modelos lingüísticos como los que se usan en asistentes de voz o traducción automática, el LAM está entrenado con sonidos no hablados. Detecta patrones, anomalías y comportamientos que escapan al oído humano o a los sensores convencionales.

La empresa busca construir, a partir de este modelo, una base tecnológica capaz de adaptarse a múltiples industrias. Por el momento, su primer campo de aplicación es el sector manufacturero. En concreto, Omnisent está trabajando con sistemas de aire comprimido. Según datos de la Agencia Internacional de Energía, las fugas de aire comprimido representan cerca del 1 % de las pérdidas eléctricas a nivel global, con un impacto económico que ronda las decenas de miles de millones de euros cada año.
Con su tecnología, la startup quiere reducir ese desperdicio detectando en tiempo real las fallas del sistema a partir de sonidos mínimos, muchas veces imperceptibles para técnicos humanos. Desde allí, planean expandirse a otras áreas como energía, defensa, exploración espacial y ciudades inteligentes.
Apoyo institucional y validación científica
Omnisent no solo llamó la atención de inversores privados. En los últimos meses, también fue reconocida por instituciones científicas y gubernamentales de peso. Obtuvo una beca de colaboración con el Instituto Fraunhofer de Alemania, uno de los centros de investigación aplicada más prestigiosos del mundo. Además, recibió un premio del Ministerio Federal de Economía y Acción Climática por su potencial de impacto en eficiencia energética.

Prof. Joachim Bös, director del Instituto Fraunhofer IDMT, sostuvo que el trabajo de la empresa representa un avance importante. En sus palabras, transformar datos acústicos en inteligencia procesable en tiempo real permitirá establecer nuevos estándares en gestión de recursos y sostenibilidad industrial.
Desde Atlantic Labs, Christophe F. Maire —fundador del fondo— destacó que la propuesta de Omnisent combina excelencia científica con capacidad de ejecución. Remarcó que el equipo desarrolló hardware y algoritmos propios, lo que les permite abrir una nueva dimensión sensorial. Según su análisis, el sonido como fuente de datos está en una etapa similar a la visión por computadora hace diez años. A su juicio, el potencial es enorme: desde infraestructura y manufactura hasta aplicaciones en defensa nacional.
Próximos pasos y desafíos
Los fondos obtenidos se destinarán al fortalecimiento del equipo de trabajo, ampliación de operaciones y mejora del área de investigación y desarrollo. Omnisent también se está preparando para el lanzamiento comercial de su primera solución durante el último trimestre de 2025. Se espera que el producto inicial apunte a clientes industriales interesados en optimizar sus sistemas mediante el análisis acústico.

La elección del sector manufacturero como punto de partida responde a una estrategia deliberada. Se trata de un segmento donde los márgenes de ahorro energético son cuantificables y donde la infraestructura existente puede integrarse con sensores sin necesidad de reemplazos costosos. El objetivo a corto plazo es lograr pruebas piloto con grandes fábricas en Europa y, luego, escalar a mercados como Estados Unidos o Asia.
Según cifras de la consultora MarketsandMarkets, el mercado global de sensores acústicos superó los EUR 10.000 millones en 2023. Se espera que siga en expansión debido a la demanda en sectores como automotriz, aeroespacial y construcción. En este contexto, startups como Omnisent podrían ofrecer soluciones a medida con modelos de negocio flexibles, desde licencias de software hasta venta de hardware especializado.
Aunque todavía se encuentra en una etapa temprana, la empresa ya logró posicionarse dentro de las diez startups de inteligencia artificial más prometedoras del ecosistema Cambridge-Oxford. Esa validación académica y comercial refuerza la convicción de sus fundadores: el futuro del análisis de datos no está solo en lo que se ve o se dice, sino también en lo que se escucha y no se comprende del todo.
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