Buenos Aires (AT) – Cuando se piensa en polos de innovación, surgen nombres como Silicon Valley, Cambridge, Oxford o Israel. Sin embargo, un informe reciente ubica a Suiza entre los principales actores del mundo en el ámbito de la tecnología profunda. El “Swiss Deep Tech Report 2025”, elaborado por Deep Tech Nation Switzerland junto con Dealroom.co, Startupticker y los fondos de inversión Founderful y Kickfund, presenta datos concretos: las empresas suizas de deep tech ya generaron más de EUR 93.000 millones en valor empresarial. Suiza ocupa el primer lugar en Europa y el tercero en el mundo en financiación de capital de riesgo por habitante.
El informe señala que hay más de 200 startups de tecnología profunda en etapas iniciales operando en el país. Este tipo de emprendimientos se distingue por su origen científico y académico, a diferencia de los modelos más comerciales o centrados en el consumidor. La ventaja estructural de Suiza radica en su sistema universitario: instituciones como ETH Zurich y la EPFL de Lausana figuran entre las que más empresas derivadas produjeron en Europa, solo por detrás de Oxford y Cambridge.
Ambas universidades ofrecen educación pública sin matrícula. Incluso los estudiantes extranjeros pagan aranceles administrativos bajos. Este modelo atrae a talentos de todo el mundo. Esa base científica se articula con otro dato clave: gigantes tecnológicos como Google, Microsoft, Meta, Nvidia, OpenAI y Anthropic ya instalaron oficinas de desarrollo en Suiza. La mezcla de talento académico, entorno regulatorio estable y apertura internacional viene dando resultados concretos.
Inteligencia artificial, robótica y biotecnología

La inteligencia artificial ocupa un lugar central en el panorama suizo. Startups como Neural Concept y Ethon.ai recaudaron EUR 25 millones y EUR 15 millones respectivamente en el último año. Según Nathan Benaich, fundador del fondo Air Street Capital, Zúrich se convirtió en un polo clave para la IA gracias a la presencia de investigadores de alto nivel y el respaldo de grandes empresas. “La ciudad es un ecosistema ideal para crear compañías con enfoque en inteligencia artificial”, dijo a Forbes.
La robótica también muestra avances. La empresa Anybotics consiguió EUR 56 millones a fines de 2024, mientras que RIVR sumó otros EUR 20 millones durante el verano. En ambos casos, se trata de tecnologías con base científica que apuntan a resolver problemas industriales o logísticos.
La biotecnología, la tecnología médica, el cambio climático y la computación cuántica completan el mapa de sectores en desarrollo. En el campo de los semiconductores, varias empresas nuevas trabajan con arquitecturas diseñadas en laboratorios locales. En tecnología climática, una de las firmas destacadas es Climeworks, que captura CO₂ directamente del aire para almacenarlo bajo tierra. En el rubro salud, Crispr Therapeutics y Proton lograron valoraciones superiores a los USD 1.000 millones.
El informe también menciona compañías en etapa de expansión como DePoly (tecnología para reciclaje de plásticos), Lakera (IA aplicada a seguridad), LimmaTech (biotecnología médica) y Voliro (drones y sistemas de inspección aérea para infraestructura crítica). Todas surgieron con apoyo de universidades suizas y respaldo temprano de inversores institucionales.
Inversión en alza y cooperación con grandes empresas

El ecosistema suizo no se sostiene solo con ideas. La inversión acompaña. En 2023, las startups de tecnología profunda captaron EUR 1.300 millones. En 2024, la cifra ascendió a EUR 1.770 millones. Y para 2025, las proyecciones superan los EUR 2.100 millones. Esta tendencia convierte a Suiza en un actor estratégico para fondos internacionales.
Alex Stöckl, socio fundador de Founderful, comparó el proceso con el desarrollo israelí: “Veo a Suiza como el Israel de Europa en tecnología científica”. Según él, la combinación de universidades fuertes, capital privado y cultura emprendedora genera un efecto multiplicador que recién empieza.
Otro punto destacado es la relación entre startups e industrias ya consolidadas. “Lo más interesante es cómo las grandes empresas suizas están colaborando con spin-offs nacidas en ETH y EPFL”, comentó Andrei Brasoveanu, socio del fondo Accel. Estas compañías actúan como socios de diseño, aportan validación técnica y abren mercados. Esa sinergia permite que tecnologías complejas lleguen antes a la etapa comercial.
Según el Global Innovation Index, Suiza se encuentra entre los primeros puestos mundiales en innovación desde hace más de una década. Las regiones de Zúrich, Basilea y el eje Lausana-Ginebra concentran los principales clústeres tecnológicos. Según Sacha Wunsch-Vincent, uno de los editores del índice, “Suiza está posicionada para liderar la próxima ola de innovación global en áreas como IA, robótica, biotecnología y tecnología médica”.
Un modelo silencioso, pero eficaz

Otras potencias tecnológicas apuestan por modelos de alto impacto mediático, pero Suiza optó por otro camino. Invierte en ciencia, atrae talento internacional, y construye alianzas entre el mundo académico y el productivo. No necesita prometer unicornios cada semana: ya tiene varios. Empresas como Scandit, Sonar y Climeworks superaron el umbral del valor de EUR 930 millones y siguen creciendo.
En lugar de competir en volumen, Suiza apuesta por calidad. A diferencia de otros polos de innovación, su modelo combina políticas públicas sólidas, baja burocracia y un respeto fuerte por la propiedad intelectual. Esto convierte al país en un destino confiable tanto para científicos como para inversores.
(AT/Forbes)
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