Buenos Aires (AT) – La migración irregular es un desafío constante para los 27 Estados miembros de la Unión Europea. En los últimos años, este fenómeno adquirió notable relevancia en la agenda política, exacerbado por el aumento de personas que buscan refugio o mejores condiciones de vida en Europa debido a conflictos, pobreza o persecución en sus países de origen.
La situación se complicó aún más por el contexto económico y social, lo que generó un ambiente propenso para el auge de los movimientos populistas y de extrema derecha que aprovechan el tema para alimentar temores sobre la seguridad y la identidad cultural europea.
Este fenómeno también marcó las elecciones al Parlamento Europeo de junio, con la migración irregular siendo uno de los temas que dominó las campañas, influyó en los resultados electorales e impulsó el ascenso de partidos de extrema derecha en diversos países del bloque. Frente a este panorama, los líderes de Austria y Suecia decidieron tomar una postura firme, llamando a la UE a reforzar la seguridad de las fronteras y a mejorar los mecanismos para la devolución de los migrantes cuyos pedidos de asilo son rechazados.
Austria y Suecia: unidos en la lucha contra la migración ilegal
Karl Nehammer, canciller de Austria, y Ulf Kristersson, primer ministro de Suecia, coincidieron en que la UE debe tomar medidas más contundentes para frenar la migración irregular. Ambos líderes reconocen que la situación actual plantea serias amenazas para la seguridad, el bienestar social y la estabilidad política dentro de la Unión. El primer ministro sueco, en particular, destacó que uno de los pasos necesarios es el establecimiento de los llamados “centros de retorno”, lugares donde los migrantes cuya solicitud de asilo fue rechazada puedan ser enviados más rápidamente, acelerando el proceso de retorno a sus países de origen.
Kristersson detalló que la propuesta de “centros de retorno” será presentada en un plan por la UE para la primavera del próximo año. El objetivo de esta iniciativa es agilizar la expulsión de los migrantes irregulares, algo que la UE ya había discutido en reuniones anteriores, pero que aún no se ha implementado de forma efectiva en toda la región. Según el líder sueco, esta medida no solo mejora la gestión de los flujos migratorios, sino que también envía un mensaje claro: la migración irregular no será tolerada y los países europeos deben ser más estrictos con las políticas migratorias.
El canciller Nehammer, por su parte, elogió a Suecia por compartir su postura sobre la migración irregular, enfatizando que ambos países están dispuestos a pensar “fuera de la caja” y buscar soluciones prácticas para este problema. Ambos líderes destacaron que, si bien la situación es compleja, no es imposible de resolver. La clave está en tomar decisiones firmes y actuar con rapidez, sin conformarse con respuestas superficiales o soluciones ineficaces. Nehammer también se refirió a Suecia como un “aliado en la lucha contra la migración ilegal”, destacando la importancia de contar con países que estén dispuestos a asumir responsabilidades en conjunto para enfrentar este reto.
La Europa de los 15: un contexto histórico
La reunión que tuvo lugar en Viena no solo marcó un momento importante en la política migratoria de la UE, sino que también recordó el contexto histórico de la adhesión de Austria, Suecia y Finlandia a la Unión Europea. Hace tres décadas, estos países se unieron al bloque, elevando el número de Estados miembros a 15. La decisión de ingresar a la UE fue trascendental, ya que rompió con una postura de neutralidad política y económica que se había mantenido durante la Guerra Fría. Durante ese período, tanto Finlandia como Suecia, junto con Noruega, habían mantenido una política exterior independiente, sin alinearse formalmente con ninguno de los bloques de poder.
La adhesión de estos países ocurrió en un momento económico complicado, marcado por una recesión global a fines de los años 80. La posibilidad de ser parte del mercado único europeo les ofrecía una oportunidad para impulsar sus economías, que en ese momento no gozaban de la misma competitividad que otras naciones del continente. Sin embargo, el proceso de adhesión no estuvo exento de dificultades, ya que la integración de estos países implicaba resolver complejas negociaciones sobre temas como la agricultura, las ayudas regionales, el presupuesto común y las cuotas de pesca, que eran áreas sensibles tanto para los nuevos miembros como para los países fundadores de la UE.
La adhesión de Austria, Suecia y Finlandia también estuvo marcada por un referéndum popular en cada uno de estos países, donde se sometió a votación la decisión de unirse a la UE. Los resultados fueron claros: en Finlandia y Austria, el “Sí” ganó con contundencia, mientras que en Suecia el apoyo fue más estrecho, aunque igualmente favorable. En Noruega, sin embargo, el “No” prevaleció, lo que dejó al país fuera de la UE.
Además, la cuestión de la migración irregular no solo se limita a la seguridad de las fronteras: está íntimamente relacionada con los derechos humanos y la solidaridad entre los países miembros de la UE. La cooperación internacional, el fortalecimiento de los sistemas de asilo y la creación de políticas migratorias más inclusivas son aspectos que también deben ser parte de cualquier solución duradera a este problema.
El futuro de la migración irregular en Europa
El llamado de Nehammer y Kristersson subraya una tendencia en la política europea: la necesidad urgente de gestionar la migración irregular de manera más eficaz. La implementación de medidas como los “centros de retorno” podría ser un paso importante hacia una solución más eficiente.
Sin embargo, expertos en políticas migratorias advierten que se necesita un enfoque más holístico que no solo se concentre en la seguridad fronteriza y las devoluciones, sino que también busque abordar las causas fundamentales de la migración, como los conflictos, la pobreza y el cambio climático.
(AT/Euronews)
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