Verena Böhme llegó a Buenos Aires hace más de una década con la mirada de una viajera alemana de 32 años que recorría Sudamérica. Lo que vio detrás del Congreso Nacional cambió su vida: cartoneros revolviendo bolsas de basura en las calles de una ciudad hermosa pero sucia. Esa imagen la impulsó a crear Manos Verdes, una fundación que hoy conecta a Europa y Latinoamérica en la lucha contra la crisis climática.
De la indignación a la acción concreta
La activista de 50 años relató a Marion Buk-Kluger, periodista del Augsburger Allgemeine, cómo nació su proyecto: “Me di cuenta de lo increíblemente sucia que estaba esta ciudad hermosa. Vi a los cartoneros, esos recolectores informales de basura que desarmaban las bolsas en la calle buscando objetos de valor”. Böhme entendió que ese trabajo era “inhumano” y que Buenos Aires, con su enorme potencial turístico, merecía una solución diferente.
Durante años, la alemana vivió entre su trabajo en agencias de renombre en su país y estadías prolongadas en Argentina, hasta que conoció a su pareja, Andrés Steinhäuser, con quien materializó la idea de Manos Verdes. Lo que comenzó como un pequeño proyecto educativo se transformó en una organización internacional que colabora con escuelas, municipios, universidades y la Unión Europea.

Una plataforma que conecta 16 millones de personas
El artículo publicado por Marion Buk-Kluger en el Augsburger Allgemeine destacó el reciente lanzamiento de “Sinergia Circular”, una aplicación y plataforma de cooperación cofinanciada por la Unión Europea, desarrollada junto al organismo argentino Sustentar. La herramienta conecta empresas, gobiernos locales y organizaciones sociales para acelerar nuevas formas de producción, consumo y gestión ambiental. Su alcance inicial se concentra en la región metropolitana de Buenos Aires (AMBA), donde viven 16 millones de habitantes.
Böhme, quien preside la asociación Manos Verdes Deutschland e.V. en Alemania, coordina desde su casa en Martínez, provincia de Buenos Aires, una agenda que incluye eventos en la embajada alemana, Climate Talks en Mendoza y presentaciones internacionales. “La educación ambiental es transversal a todo lo que hacemos”, afirmó, remarcando que no se trata de un área más sino de la base de cada iniciativa.
“Usa la basura”: cuando los chicos educan a sus familias
En Argentina, Manos Verdes trabaja estrechamente con escuelas y comunas a través del programa “Usa la basura”, donde niños aprenden a separar residuos y reutilizar recursos. Para Böhme, el impacto va más allá del aula: “Cuando alcanzás a una persona joven, transformás a toda una familia”.
La fundación organiza talleres, proyectos artísticos, iniciativas científicas, plantaciones de árboles y acciones colaborativas con universidades. El enfoque creativo busca hacer que la protección ambiental sea tangible y positiva, no solo una lista de prohibiciones.

Perspectiva del sur global en la agenda europea
En Alemania, Böhme aprovecha cada oportunidad para incorporar la mirada del sur global al debate climático. Hace pocos meses habló en los Climate Talks de la Universidad Técnica de Augsburgo sobre la responsabilidad compartida entre el norte y el sur, acompañada por música argentina que demostró la conexión entre cuestiones ambientales y culturales.
A principios de diciembre, en el Centro de Educación Ambiental de Augsburgo, la activista celebró los 10 años de la sede alemana de Manos Verdes con un Climate Talk sobre los resultados de la COP 30 en Brasil y sus implicancias para Augsburgo y el mundo. Luego repasó tres lustros de trabajo en Argentina y una década en Alemania, en un encuentro con música del guitarrista Luis Borda, imágenes de paisajes argentinos, vino tinto y empanadas.

Dos manos verdes y la convicción del cambio
Böhme conoce los obstáculos: infraestructura deficiente, grandes distancias, barreras políticas. Sin embargo, mantiene un optimismo infatigable porque ve avances concretos cada día: una escuela que adopta el reciclaje en serio, un municipio que aprueba un nuevo plan de gestión de residuos, chicos que explican a sus padres por qué el plástico no va al río.
El nombre “Manos Verdes” resume su filosofía: cada persona puede, con sus propias manos, generar un cambio. Durante las actividades a las que Buk-Kluger acompañó a Böhme en Argentina, quedó evidente el reconocimiento que cosechan ella y su fundación, tanto en el acto de la embajada —donde el embajador Dieter Lamlé valoró públicamente su labor— como en los eventos de Mendoza y Buenos Aires.
Los asistentes al encuentro en Augsburgo coincidieron en que, tanto en Baviera como en Argentina, lo esencial es el contacto personal y los valores compartidos para impulsar proyectos y generar cambios. Eso es exactamente lo que Verena Böhme transmite con su trabajo en Manos Verdes: persistencia, conexión humana y la certeza de que las soluciones globales comienzan en lo pequeño, con educación como fundamento del verdadero cambio.


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