Buenos Aires (AT) – Un día como hoy, Alemania inició el camino a la reunificación. Hace 35 años, caía el Muro. Desde entonces, queda en el camino el logro de reiniciar una historia conjunta, tras la interrupción que significó la división. Pero también queda el dolor y el trabajo que significó el desafío de unir dos modelos de vida, de sociedad, de mentalidad. El proceso sigue. Es por eso, que, como cada 3. de octubre, hoy es un día de celebración tanto de lo aprendido como de lo logrado. También lo es para nosotros, el equipo que hacemos el Argentinisches Tageblatt.
Fue hoy hace exactamente un año que este querido diario se presentó en sociedad con un nuevo formato, nuevo dueño y nuevo equipo. La meta, la misma que guio este gran medio durante sus 135 años anteriores. Hacer un medio para una comunidad que, en este Siglo 21, vive a caballo entre la Argentina, el Cono Sur, Alemania, Austria, Suiza, entre otros. Es una comunidad que honra sus valores y disfruta de su historia. Pero es también una comunidad que mira al futuro, de la mano de las nuevas generaciones y de la mano de las ganas del hacer, que le impregnaron sus fundadores.
El desafío requería -y requiere cada día- mantener vivo lo mejor del periodismo, aprovechando las herramientas de nuestro tiempo para ampliar nuestra audiencia. Pero, también, para validarnos como una fuente de información que cumple con el rol más importante que exige nuestro oficio desde siempre: informar, contextualizar y acercar. Ni más, ni menos. Siempre, con el foco puesto en los puntos de encuentro que nos permite una realidad que ya supera los usos horarios y las fronteras.
No fueron pocos quienes dudaban de que lograríamos alcanzar este primer hito. En la era de las redes sociales y la inteligencia artificial, no hay ni lugar, ni necesidad para un periódico digital, decían. Mucho menos en alemán y español, y menos aún siguiendo la estela de su antecesor. No son pocos, los que siguen dudando. Entre ellos, también estará ese colega alemán, que, ese día de diciembre, café de por medio, en una Buenos Aires que brillaba por todo lo alto, no se privó de desearme: “Todo lo malo y el mayor de los fracasos que me puedo imaginar”.
Por eso, hoy, es un muy buen día. Es un muy buen día para agradecer a quienes no dudaron y, si lo hicieron, decidieron, primero, creer y apoyar. Creer que el futuro sólo se logra dando un paso tras otro. Asumiendo las consecuencias que exige el hacer: los pasos en falsos pero también los pequeños logros y también las alegrías de verse cada día un poco más cerca de la meta.
A todos Ustedes, hoy les digo gracias. En primer lugar, claro está, a Juan Carlos Schroeder, quien hace una año asumió el riesgo de hacerse cargo de este proyecto, en un entorno tan desafiante como lo es la Argentina preelectoral y que ya prometía entregarnos un entorno aún más retador.
Por otro lado, también al grupo de empresas, misiones diplomáticas y sus representantes – DieterLamlé (Alemania), Andreas Melán (Austria), Hans-Ruedi Bortis (Suiza), Fernando Brun (Argentina) -, instituciones, cámaras extranjeras y económicas y asociaciones de Alemania, Austria y Suiza en Argentina y en toda la región DACH, que no han dudado en apoyar y acompañar este proyecto desde el primer día. Entre ellos, también el equipo del German Accelerator, dirigido por la Directora General para América Latina, Kristin Eckert, que con su ejemplo y dedicación prueba que hacer futuro entre Buenos Aires, Santiago, Munich y Berlín no depende de magia sino -otra vez- de las ganas del hacer. Carolina Iglesias
Un equipo de personas
Eso me lleva a quienes hoy se merecen quizás el mayor de mis agradecimientos. Por un lado, Carolina Iglesias y Tomás Reinke, directora Relaciones Institucionales y Comerciales y director del AT, respectivamente, que cada día luchan por lograr un bienestar económico e institucional de la AT basado en el profesionalismo y transparencia.
Por el otro, el equipo de personas con el trabajamos cada día, codo a codo, entre Buenos Aires, Berlín, Neuquén y Madrid. Son ellos: Elena Wollrad, Fabio Palopoli, Jerónimo Moretti y Lautaro Negri (Community Manager). Son ellos que me acompañan en la ambición de ir cada día por un poco más; muchas veces en un idioma que no es el propio; asumiendo desaciertos, aprendiendo, para, luego, volver a arrancar.
El reconocimiento que me permite este día, no estaría completo si no aprovechara la ocasión para darle también las gracias a quien es junto a Juan Carlos Schroeder el principal responsable de que el Argentinisches Tageblatt haya tenido esta oportunidad de reinventarse: Ulrich Sante. El hoy exembajador alemán en la Argentina y actual Vice Chairman del banco LBBW fue quién se puso el esfuerzo al hombro de reunir e impulsar las voluntades que llevaron al AT a este día. Y lo sigue haciendo, a caballo, entre Berlín, Singapur, Seattle y Madrid.
Una distancia que solo se cubre paso a paso
En la redacción solemos decir que lo que hacemos no puede lograrse en un sprint, requiere una maratón: Cada día nos damos cuenta de lo lejos que aún estamos de nuestro objetivo. Pero, cada día también, trabajamos para acercarnos un poco más a él. Paso a paso; una historia de por vez; de la forma más objetiva posible y, siempre, apostando a la mejora continua.
En ese camino estamos. Por eso y por al apoyo de quienes en él creyeron, el Argentinisches Tageblatt supo este último año no solo informar cada día, sino, además, también organizar sus primeros eventos, lanzar su primer suplemento en papel (hoy) y -muy pronto- abrir nuevos canales, con nuevos formatos.
Es en ese espíritu que todo el equipo del Argentinisches Tageblatt dice gracias por este año y, en este día en que la historia volvió a arrancar, les desea un muy felíz Día de la Unidad Alemana 2024. Hasta muy pronto.
Flavio Cannilla
Editor
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