Buenos Aires (AT) – Los recientes triunfos de partidos de extrema derecha en Austria y Alemania están reconfigurando el panorama político de Europa. En Austria, el Partido de la Libertad (FPÖ) alcanzó un resultado histórico en las elecciones de septiembre, obteniendo el 29% de los votos, superando al Partido Popular (ÖVP) y al Partido Socialdemócrata (SPÖ). Por su parte, en Alemania, la Alternativa para Alemania (AfD) ganó por primera vez en una elección estatal en Turingia, marcando un hito desde la Segunda Guerra Mundial.
El FPÖ, conocido por su postura antiinmigrante y escéptica respecto a la Unión Europea, logró consolidarse como la fuerza política más votada en las últimas elecciones de Austria. Con el 29% de los votos, superó a las dos principales fuerzas tradicionales, el conservador ÖVP y el centroizquierdista SPÖ. Este ascenso refleja un proceso de normalización del partido en la política austriaca, después de haber participado en coaliciones gubernamentales en tres ocasiones anteriores.
El discurso del FPÖ se basa en propuestas como la “remigración” de extranjeros no deseados, la oposición a las sanciones de la UE contra Rusia, y la negativa a enviar más ayuda a Ucrania. Además, el partido busca recuperar competencias que, según sus dirigentes, Austria cedió a Bruselas en detrimento de su soberanía. Estas ideas, aunque radicales, tuvieron repercusiones entre una parte del electorado, lo que evidencia un cambio en las prioridades de los votantes.
Para gobernar, el FPÖ necesitará formar una coalición, probablemente con el ÖVP. Alternativamente, podría surgir una alianza entre el ÖVP, el SPÖ y otros partidos menores como los liberales de Neos o los Verdes. Este proceso, que generalmente lleva varios meses, podría demorarse debido a la naturaleza histórica de los resultados.
El impacto de la extrema derecha en Alemania
En Alemania, la Alternativa para Alemania (AfD) ganó por primera vez una elección estatal en Turingia, un estado del este del país, consolidando su presencia en esta región. El partido también consiguió resultados récord en otros estados del este, como Sajonia y Brandeburgo, áreas donde su discurso antiinmigrante y euroescéptico encuentra mayor apoyo. A nivel nacional, la AfD se posiciona actualmente como la segunda fuerza política más votada.
Fundado en 2013, el partido comenzó a ganar tracción durante la crisis de refugiados de 2015, adoptando una postura xenófoba y crítica del Islam. A lo largo de los años, el partido se radicalizó aún más, lo que llevó a las agencias de inteligencia alemanas a colocar a varias de sus ramas bajo vigilancia como grupos extremistas.
La victoria de la AfD en Turingia y otros estados plantea dificultades para formar coaliciones en esas regiones. Para evitar que la AfD llegue al poder, los partidos tradicionales han tenido que considerar alianzas con nuevas formaciones políticas, como la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), un partido populista de izquierda que comparte posiciones similares con la AfD en temas como la inmigración y el apoyo a Ucrania. Esta dinámica complejiza el panorama político alemán, especialmente en vistas de las elecciones federales programadas para 2025.
Consecuencias para la Unión Europea
Los avances de partidos de extrema derecha en Austria, Alemania y otros países de Europa tienen implicancias directas para la política comunitaria. La presencia de estos partidos, tanto en gobiernos nacionales como en el Parlamento Europeo, genera nuevas tensiones en temas clave como la política migratoria, las sanciones a Rusia y el apoyo a Ucrania.
A nivel migratorio, muchos de los partidos tradicionales comenzaron a adoptar políticas más duras, influenciados por la popularidad de los mensajes de la extrema derecha. El endurecimiento de las fronteras, las deportaciones más rápidas de solicitantes de asilo y el debate sobre la distribución de refugiados en la región son ahora temas centrales en las discusiones políticas dentro de la UE.
En abril de 2024, la Unión Europea implementó una reforma migratoria que incluye medidas más estrictas en las fronteras exteriores y una mayor cooperación entre los Estados miembros para acelerar los procesos de deportación. Estos cambios reflejan un giro hacia la derecha en las políticas migratorias europeas, impulsado por la presión de partidos como el FPÖ en Austria y la AfD en Alemania.
Por otro lado, el debate sobre la ayuda a Ucrania podría intensificarse, ya que varios partidos de extrema derecha han manifestado su oposición al envío de más recursos a Kiev. Esta postura, compartida por el FPÖ y la AfD, podría influir en las decisiones de la UE en un contexto donde algunos países, como Hungría e Italia, también mostraron reticencias en este tema.
El avance de la extrema derecha en Europa no solo representa un desafío para los partidos tradicionales, que deben buscar nuevas formas de coalición para mantener el control, sino que también marca un cambio en las prioridades políticas del continente. Ideas que antes se consideraban radicales están cada vez más presentes en el debate público, y su influencia sobre la política europea es palpable.
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