viernes, 6 de diciembre de 2024

(Nota en desarrollo)

Buenos Aires / Río de Janeiro / Bruselas (AT) – El comentario de Ursula von der Leyen vía X del juéves logró su intención: revitalizar con un golpe de efecto las esperanzas que tras más de 25 años de negociaciones el Mercosur y la Unión Europea (UE) logren cerrar el acuerdo que conformaría un mercado conjunto de 700 millones de personas. Medios en la Argentina, pero más que nada también en países de Europa se apresuraron para recordar que el ansiado acuerdo generaría el acuerdo comercial más grande de la historia. Pero también que a lo largo de los años, el acuerdo varias veces ya estuvo “a punto de cerrarse”. La última vez, en 2019. En aquel entonces, los desacuerdos entre el Brasil de Jair Bolsonaro y la Francia de Emmanuel Macron evitaron en los últimos metros que el acuerdo logre cruzar la “línea de llegada”, para parafrasear a Von der Leyen.

Una pandemia, dos guerras y múltiples rondas de nuevas negociaciones más tarde, hoy, Bolsonaro es historia y un debilitado Macron está obligado a concentrarse en defender su propia bastilla para cerrar su propio ciclo en 2027. Sin olvidar la presión que llega desde Washington, donde la expectativa de un nuevo presidente Donald Trump invita a reposicionarse a paso veloz en el tablero del comercio mundial. Según las informaciones que llegan desde Bruselas, este última habría sido el impulso decisivo que faltaba para que la Comisión se animara a redoblar la apuesta: aprovechar la oportunidad para sellar el acuerdo antes de fin de año – y que finalmente se acaba de concretar.

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El presidente francés, Emmanuel Macron, en un evento en febrero 2024.

Qué hacer con la resistencia francesa

Fuentes cercanas a la Comisión Europea, le habían anticipado en Mayo al Argentinisches Tageblatt desde el más estricto off-the-record, que “hay opciones para avanzar en un primera instancia sin Francia para mantener el espíritu del acuerdo y ver cómo se sube a los franceses más tarde”. Cabe recordar, que a la resistencia gala se le había sumado también la de Polonia. Sin embargo, la realidad a la que invitó a pensar Von der Leyen en X el jueves y su aterrizaje en Montevideo, Uruguay, a pocas horas de arrancar la reunión del Mercosur indican que esa terminó siendo la opción que permitió acelerar el camino.

En las próximas días saldrá a la luz cuáles fueron “las fuerzas del cielo” que permitieron hoy el entendimiento definitivo en Montevideo. Sin embvargo, según informa el diario alemán FAZ en base a fuentes cercanas a Von der Leyen, la presidenta de la UE habría mantenido conversaciones con Macron, Tusk y otros sobre el acuerdo comercial en los últimos días. En un principio, no se reveló nada sobre el contenido ni sobre posibles acuerdos y contra acuerdos. Pero, siempre de acuerdo a las fuentes que cita FAZ, se espera que Tusk pueda mover ficha tras las elecciones presidenciales de mayo de 2025 en Polonia y aceptar el acuerdo.

Olaf Scholz, un beneficiado en las sombras

Por otro lado, a estas alturas, la firma del acuerdo tendría incluso una arista política para Alemania. Si bien representaría un impacto económico de envergadura para la industria automóvil alemana, con la campaña electoral a pleno para llegar a las elecciones de febrero, el cierre en Río podría convertirse en un muy celebrado viento de cola para Olaf Scholz y para fortalecer las potenciales negociaciones en su propia casa. El cierre del acuerdo Mercosur-UE le da al debilitado canciller alemán un hecho concreto para postularse ante un electorado más que crítico como paladín del mercado exportador. Será también por eso, que Scholz, en los últimos meses, aumentó detrás de bambalinas la presión para que el acuerdo. Según informa FAZ, la ministra de Asuntos Exteriores, Annalena Baerbock, había convocado el miércoles a Von der Leyen para finalizar las negociaciones.

El primero de los últimos pasos

Cabe subrayar, sin embargo, la firma en Montevideo sólo es un acuerdo político o “entendimiento”, como comentan su protagonistas. Tras su firma, el acuerdo deberá ser adoptado por el Parlamento Europeo y el Consejo de Ministros, órgano de los Estados de la UE. No es necesaria la ratificación de los parlamentos nacionales. Todo indica que pasarán por lo menos tres meses antes de que esto ocurra. El acuerdo debe someterse primero a un examen jurídico. Sólo cuando ambas instituciones de la UE hayan dado su aprobación podrá entrar en vigor el acuerdo de Mercosur. Por tanto, Francia aún tiene tiempo de organizar un bloqueo. Para que esto ocurra, al menos cuatro Estados de la UE que representen a más del 35% de la población de la UE tendrían que votar en contra. Sin embargo, todo hay que decirlo, también el 20 de enero está cada vez más cerca. Ese día en la lejana Washington D.C. un tal Donald Trump promete cambiar también las reglas del comercio global, cuando, en las escalinatas del Capitolio, diga: “¡Si juro!”

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