Buenos Aires (AT) – La Academia Barenboim-Said deja por estos días una halo de esperanza ante las imágenes de desolación, destrucción y guerra que llegan desde Medio Oriente. Como pocas veces la constitución misma del Orquesta West-Eastern Divan, creada por el compositor y director de orquesta argentino-israelí Daniel Barenboim junto al autor palestino-estadounidense Edward Said, da cuenta de que otra forma de comunicarse es posible. En una entrevista con la Deutsche Welle, Michael Barenboim cuenta cómo la institución creada por su padre vive puertas adentro el conflicto.
“Lo primero que pensé fue: ¿Cómo reaccionarán nuestros alumnos? ¿Cómo se enfrentarán a lo sucedido? ¿Qué curso seguirá esto?”, arranca. Michael Barenboim, decano de la Academia Barenboim-Said, se encontraba en Viena cuando Hamás atacó Israel el 7 de octubre. Al día siguiente, regresó a la escuela de música, consciente de que el desarrollo de los acontecimientos afectaría directamente a sus alumnos, muchos de los cuales son israelíes y palestinos.
“Se podía sentir la tensión en el aire”, recuerda de sus primeras impresiones al volver a la academia de música.
El nuevo semestre estaba a punto de comenzar, 10 días después de los ataques. Los nuevos estudiantes ya habían llegado para participar en una semana de orientación. Muchos de ellos trataban de averiguar qué estaba pasando en casa mientras se adaptaban a su nuevo entorno en Berlín.
Unas dos semanas más tarde, el 23 de octubre, la joven orquesta de la academia daría ya su primer concierto del semestre, en la sala Pierre Boulez.
Reunir a jóvenes músicos árabes e israelíes
La Academia Barenboim-Said no se parece a ninguna otra institución del mundo. Inaugurada en 2015 por el padre de Michael Barenboim, el director de orquesta y pianista estrella Daniel Barenboim, fue concebida como una continuación de la misión que el músico argentino desarrolló con el fallecido teórico literario palestino-estadounidense Edward Said, con su Orquesta West-Eastern Divan, que reúne a jóvenes músicos árabes e israelíes.
El plan de estudios de la academia de música incluye también una importante atención a los estudios de humanidades. Junto con su formación musical, los estudiantes se reúnen para aprender filosofía e historia, inspirados por la creencia de Edward Said de que “el humanismo es la única -me atrevería a decir que la última- resistencia que tenemos contra las prácticas inhumanas y las injusticias que desfiguran la historia de la humanidad”.
En la actualidad, la academia de música reúne a israelíes y palestinos, así como a jóvenes músicos de Irán, Líbano y Siria. Otro 20 a 25 por ciento de los 80 alumnos son de fuera de Oriente Medio, lo que crea una cantera de jóvenes talentos “de 27 naciones”, señala la directora de la academia, Regula Rapp.
Los estudiantes emitieron una declaración compartida en el programa de su concierto del 23 de octubre, que se abrió con un minuto de silencio: “Para muchos de nosotros, es muy difícil dar un concierto en estos momentos. Pero, incluso en esta hora tan oscura, seguiremos los pasos de nuestros fundadores, Daniel Barenboim y Edward Said”.
Unidos por la música y una visión, en medio del trauma
Para el propio Daniel Barenboim, estos ideales deben perseguirse, ahora más que nunca. “Nuestro mensaje de paz debe ser más fuerte que nunca. El mayor peligro es que todas las personas que tan ardientemente desean la paz se vean ahogadas por los extremistas y la violencia“, escribió en una declaración previa al concierto, en la que añadió: “Ambas partes deben reconocer a sus enemigos como seres humanos e intentar empatizar con su punto de vista, su dolor y sus penurias. Los israelíes también deben aceptar que la ocupación de Palestina es incompatible con esto”.
Como señala Michael Barenboim, hay pocos lugares en el mundo donde palestinos e israelíes colaboren tan estrechamente como en la Academia Barenboim-Said. “Por supuesto que este concierto no traerá la paz, eso no lo piensa nadie”, dice. “Pero es una forma alternativa de pensar en cómo puede convivir la gente en una región, un enfoque que no implica bombas y armas, sino cooperación y diálogo, y escucharse unos a otros”.
Al fin y al cabo, concluye: “En la música, escucharnos unos a otros es lo más importante”.
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