El auge de las redes sociales abrió nuevos canales de difusión para los movimientos extremistas en Alemania. En ese contexto, un grupo de raperos vinculados a ideologías neonazis gana visibilidad entre usuarios jóvenes, especialmente en TikTok, donde sus canciones y videos circulan con mensajes de odio, teorías conspirativas y referencias directas al nazismo.
A pesar de los intentos de las plataformas por eliminar este contenido, las cuentas vuelven a aparecer bajo otros nombres o perfiles, lo que dificulta cualquier control efectivo.
MaKss Damage y el rap del odio
Uno de los casos más conocidos es el de Julian Fritsch, quien se presenta con el nombre artístico MaKss Damage. En sus producciones mezcla letras de contenido antisemita con alusiones directas al régimen nazi. En uno de sus videos, comparó la actuación de Israel en Gaza con la Alemania de Adolf Hitler, rapeando la frase “Antes era Alemania, hoy es Palestina”, mientras muestra un tatuaje con un triángulo germánico, símbolo utilizado por grupos de extrema derecha.

En otra de sus canciones, el músico incluye la línea “Escucha hablar a los viejos pintores y entiende la historia”, una referencia a Hitler, que en su juventud quiso dedicarse al arte. Fritsch también reproduce teorías conspirativas sobre los atentados del 11 de septiembre de 2001, aludiendo a un supuesto “dueño judío” del World Trade Center que habría evitado ir a trabajar por conocer el ataque de antemano.
La agencia de inteligencia alemana clasifica a Fritsch como un extremista activo y miembro del partido neonazi La Tercera Vía. Tras la difusión de varios videos, TikTok eliminó todas sus cuentas, aunque la medida resultó temporal. Según analistas, las cuentas eliminadas suelen reaparecer fácilmente, lo que permite que el contenido siga circulando.
El artista y otros músicos afines difunden su material a través del sello NDS, respaldado por el medio ultraderechista Info-Direkt, donde comercializan canciones y mercancías relacionadas con la simbología nazi. Estas plataformas funcionan como refugio para el material censurado en los canales principales, manteniendo un circuito alternativo de distribución.
Un discurso que se adapta a las redes
El musicólogo Thorsten Hindrichs, de la Universidad de Mainz, sostiene que la escena musical extremista en Alemania se ha vuelto más radical durante los últimos años. El contenido busca atraer a públicos jóvenes con ritmos populares y letras que combinan mensajes de odio con críticas políticas.

El investigador austríaco Bernhard Weidinger, especialista en movimientos extremistas, señala las contradicciones del discurso ultraderechista europeo. “En sus países de origen promueven el rechazo a la inmigración musulmana, pero en su retórica internacional expresan simpatía por causas islámicas, especialmente hacia Palestina, a la que presentan como víctima de los judíos y los Estados Unidos”. Esa mezcla de mensajes, según los expertos, amplía el alcance del material extremista, ya que logra conectar con distintos públicos ideológicos.
Otro ejemplo dentro de esta tendencia es el rapero E.Mar, quien cuenta con más de 96.000 oyentes mensuales en Spotify. En sus canciones critica la política migratoria alemana y repite consignas nacionalistas. En una de sus letras afirma: “La política actual te hace sentir extranjero en tu propio país”, una idea que coincide con el discurso del partido Alternativa para Alemania (AfD), de orientación ultraderechista.
E.Mar también mantiene presencia en YouTube y Apple Music, donde publica temas que aluden a una “defensa cultural” frente a los migrantes. Su imagen pública se apoya en el mensaje de que Alemania atraviesa un proceso de pérdida de identidad, un concepto recurrente en la narrativa del extremismo nacionalista.
Plataformas y reclutamiento digital
La difusión de este tipo de contenidos encendió las alarmas en los servicios de inteligencia alemanes. Las autoridades advierten que la música se convirtió en una herramienta de captación ideológica, especialmente entre adolescentes. Las transmisiones en vivo de TikTok Live se volvieron un medio habitual para difundir propaganda y contactar a seguidores de manera directa.

El investigador Markus Bösch, de la Universidad de Münster, explicó que esas emisiones funcionan como “espacios más íntimos”, donde los artistas interactúan en tiempo real con los espectadores y aprovechan el contacto directo para promover su visión política. Las transmisiones cortas, de tono informal, hacen que los mensajes parezcan menos peligrosos, pero terminan normalizando discursos de odio.
Frente a las denuncias, Spotify declaró que elimina contenidos que incitan a la violencia o al odio, aunque mantiene disponibles canciones que no infringen de forma explícita esas reglas. El año pasado, la plataforma retiró una canción del estadounidense Kanye West titulada “Heil Hitler”, aunque el tema sigue circulando en otros sitios.
El problema central, según los especialistas, radica en la falta de coordinación entre las plataformas. Cada empresa aplica sus propias políticas y los algoritmos no siempre detectan los nuevos perfiles. Esto permite que los músicos extremistas se muevan entre TikTok, Spotify, YouTube y otras redes sin perder contacto con sus seguidores.
Las autoridades alemanas advierten que el fenómeno combina dos elementos preocupantes: por un lado, la profesionalización del discurso extremista en formato musical, y por otro, la dificultad de las plataformas para sostener medidas efectivas de moderación. La popularidad del rap entre adolescentes amplifica el impacto. El ritmo funciona como un vehículo atractivo para ideas radicales que de otro modo no tendrían el mismo alcance.



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