Buenos Aires (AT) – Durante la primera jornada de la Cumbre del MERCOSUR, que se desarrolla en Buenos Aires, los países miembro del bloque sudamericano (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay) y los Estados de la Asociación Europea de Libre Comercio (EFTA), integrada por Islandia, Liechtenstein, Noruega y Suiza, anunciaron la conclusión de las negociaciones para un acuerdo de libre comercio. El anuncio representa un paso estratégico para ambos bloques, que suman un mercado potencial de casi 300 millones de habitantes.
El entendimiento, que busca fortalecer el intercambio de bienes y servicios, fue dado a conocer de manera conjunta este mediodía. El texto final del tratado todavía no fue publicado, pero se confirmó que abarca rubros como bienes, servicios, inversiones, compras públicas, propiedad intelectual, defensa comercial, medidas sanitarias y fitosanitarias, barreras técnicas y desarrollo sostenible.
Según fuentes oficiales, el tratado permitirá mejoras de acceso al mercado para más del 97% de las exportaciones de cada bloque. Se prevé que las exportaciones agrícolas, industriales y de servicios aumenten en los próximos años.
Un mercado amplio con reglas claras

El nuevo acuerdo de libre comercio generará oportunidades para empresas de todo tamaño, incluidas las pequeñas y medianas, que conforman más del 90% de las firmas registradas en ambos bloques. Las nuevas condiciones contemplan reglas modernas para origen de los productos, procesos aduaneros y cooperación regulatoria.
El intercambio comercial actual entre MERCOSUR y EFTA es limitado: representa menos del 1% del total de exportaciones globales de cada parte. Con este tratado, se espera revertir esa tendencia.
En Suiza, principal economía del bloque europeo involucrado, el ingreso per cápita supera los EUR 85.000 anuales. En Noruega, las cifras son similares. El bloque sudamericano, por su parte, cuenta con recursos estratégicos como alimentos, minerales, litio y talento en tecnologías de la información.
Hoy, Argentina exporta a Suiza productos como oro, aluminio, medicamentos y semillas, por un valor anual cercano a los EUR 360 millones. Las importaciones desde ese país incluyen maquinaria, insumos médicos y productos químicos. Con este nuevo marco, el comercio bilateral podría expandirse con menores barreras arancelarias.
Un proceso que demandó casi diez años

Las conversaciones comenzaron en marzo de 2015 con un diálogo exploratorio. En junio de 2017, en Buenos Aires, se realizó la primera ronda formal. Desde entonces, se celebraron 14 rondas de negociaciones, que se extendieron hasta agosto de 2019.
Luego de una pausa prolongada, las tratativas se retomaron a inicios de este año. Entre enero y junio de 2025, se llevaron adelante tres rondas presenciales y numerosas reuniones virtuales. El cierre técnico se logró en las últimas semanas, y el anuncio oficial se realizó hoy en la capital argentina, sede de la cumbre.
El documento definitivo incluirá compromisos sobre normas laborales, protección ambiental y resolución de controversias. También habrá un anexo con metas conjuntas en materia de desarrollo sostenible.
Firma prevista y próximos pasos
La firma del tratado todavía no tiene fecha exacta, pero se espera que ocurra antes de fin de año. Cada país deberá someter el texto a sus respectivos procedimientos internos de aprobación. En Argentina, el Congreso Nacional tendrá la última palabra.

Las condiciones técnicas del acuerdo no fueron divulgadas en detalle, aunque trascendió que la reducción de aranceles será gradual y diferenciada por sector. Algunos productos industriales tendrán plazos de desgravación de hasta 15 años.
También se contemplarán cuotas específicas y excepciones para sectores considerados sensibles. En los países del EFTA, sectores como el lácteo y el farmacéutico podrían verse especialmente beneficiados. En el MERCOSUR, el agro y los servicios profesionales emergen como principales ganadores.
Según datos del Ministerio de Economía, el comercio entre Argentina y los países del EFTA ronda los EUR 800 millones anuales, con un saldo levemente negativo. Brasil tiene un vínculo más consolidado con Suiza y Noruega, mientras que Uruguay mantiene exportaciones estables de carne y celulosa.
Durante la cumbre, los presidentes y cancilleres coincidieron en la necesidad de “no dejar que los acuerdos tarden una década en concretarse, en referencia al estancamiento del acuerdo MERCOSUR-UE. Este nuevo tratado, de alcance más acotado, podría servir como modelo para futuras negociaciones.
Con este paso, MERCOSUR busca posicionarse en un escenario cambiante, donde la diversificación de socios comerciales y la previsibilidad jurídica se vuelven centrales. La expectativa ahora está puesta en la ratificación y entrada en vigor del acuerdo.
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