Buenos Aires (AT) – En Austria, cientos de miles de niños caminan solos al colegio cada mañana. No se trata de un experimento aislado ni de una excepción. Es una práctica común que forma parte de la vida cotidiana. La autonomía infantil se alienta desde temprano, y la responsabilidad individual se toma como un valor a cultivar desde el ingreso a la escuela primaria.
El tema volvió a discutirse a partir de un video publicado por Óscar Estivill, un joven español que creó en 2023 la cuenta de TikTok @elinformativopositivo. Su perfil se dedica a difundir noticias esperanzadoras, y en este caso, eligió mostrar cómo viven los niños en Austria su trayecto escolar diario. La publicación superó las 260.000 visualizaciones en solo tres días.
Estivill acompañó a primera hora a una familia hispano-austríaca en Viena. Allí observó cómo Noah, un niño de seis años, se prepara para ir solo al colegio. En el camino se encuentra con compañeros que también hacen el mismo recorrido por su cuenta. La madre del niño, Carolina, explicó que todos los días las maestras piden a los padres que no usen el auto. El objetivo es que los chicos caminen con su mochila, desarrollen autonomía y se sientan seguros desde temprano.
Una práctica extendida que prioriza la responsabilidad

En Austria, cerca del 70% de los alumnos de primaria llegan a la escuela a pie o en bicicleta, sin la compañía de un adulto. Los datos surgen de un informe del Ministerio Federal de Protección del Clima, Medio Ambiente, Energía, Movilidad, Innovación y Tecnología, publicado en 2023. El mismo informe detalla que las ciudades austríacas cuentan con infraestructura adaptada: pasos peatonales señalizados, semáforos sincronizados, presencia policial en horarios escolares y rutas escolares seguras.
El sistema educativo austríaco no exige la presencia de un adulto para acompañar al menor, salvo en situaciones puntuales. La responsabilidad recae tanto en la comunidad como en el Estado, que invierte en infraestructura para garantizar que los chicos puedan circular sin riesgo. Las escuelas, por su parte, refuerzan el mensaje. Promueven que los niños se movilicen solos y celebran su esfuerzo como parte del aprendizaje.
Carolina, la madre de Noah, resumió la lógica detrás de esta práctica: “Es lo mejor para su autonomía. Ellos se sienten orgullosos, toman responsabilidades desde chicos, y eso los hace más seguros”. Según relató, su hijo lleva cinco años yendo solo al colegio. Empezó con seis y ya forma parte de una rutina asumida como natural.
Óscar Estivill agregó que, tras hablar con otros niños, no encontró miedo en sus relatos. “Aquí es algo muy normal y beneficioso en todos los sentidos”, dijo en su video. Aclaró además que esta independencia infantil no implica descuido. Por el contrario, refleja una confianza colectiva en la capacidad de los chicos y en un entorno urbano que los protege.
Un debate que se reabre en otros países
El modelo austríaco generó fuerte contraste con otras realidades europeas. Muchos usuarios de redes sociales señalaron que esa práctica resulta “imposible” en países como España. Algunos recordaron que, décadas atrás, era común que los niños fueran solos al colegio, pero que hoy la inseguridad lo dificulta. “Hace 60 años eso se hacía en España, pero hoy no tenemos la seguridad de aquella época”, comentó un usuario llamado Francisco.
Los datos oficiales respaldan esa percepción. En España, según el Observatorio de la Movilidad Infantil de 2022, solo el 13% de los niños de entre 6 y 12 años va a la escuela sin compañía de un adulto. En zonas urbanas con tránsito intenso, la cifra baja al 9%. Las causas más citadas por las familias son el temor al tránsito, la distancia y la inseguridad.
Mientras tanto, en Austria, el enfoque se mantiene. El Ministerio de Educación promueve el programa “Schulwegplan” (Plan de Caminos Escolares), que colabora con municipios para diseñar trayectos seguros para estudiantes. También existen campañas como “Zu Fuß zur Schule” (A la escuela a pie), que fomenta la movilidad activa en todos los niveles educativos. Estas iniciativas no solo impactan en la autonomía, sino también en la salud física, la reducción del tráfico y la conciencia ambiental.
El modelo austríaco parte de una concepción distinta: la infancia no implica inmovilidad. Los chicos pueden asumir pequeñas responsabilidades si reciben el apoyo necesario. La autonomía no se exige de golpe, se construye. El entorno, la familia, la escuela y el Estado cumplen cada uno un rol en ese proceso.
¿Un camino posible para otros países?

El caso difundido por Estivill no es único ni extraordinario. Representa un enfoque generalizado en Austria y en algunos países del norte de Europa, como Suecia, Finlandia o Países Bajos. En esas sociedades, la infancia se entiende como una etapa con derechos, y la autonomía se construye como parte de una formación integral.
La clave no reside en dejar solos a los chicos, sino en prepararlos, cuidarlos desde lo estructural y confiar en sus capacidades. Ese enfoque requiere inversión pública, planificación urbana y un cambio cultural profundo. No se trata solo de educar a los niños, sino también a los adultos.
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