lunes, 12 de agosto de 2024

Buenos Aires (AT) – El medio Bloomberg detalla que, en la madrugada del 6 de mayo de 2023, Bad Homburg se vio sacudida por una explosión en un banco que dejó cristales rotos esparcidos a 30 metros de distancia. Dos hombres, armados con explosivos, irrumpieron en el edificio y destruyeron un cajero automático, robando EUR 165.000 en efectivo.

En solo unos minutos, desaparecieron en la oscuridad de la noche. Este asalto, aunque impactante, no es un caso aislado. Alemania se convirtió en el principal blanco de sofisticadas operaciones de robo de cajeros automáticos, con explosiones reportadas casi a diario en todo el país. Las cifras son reveladoras: en 2022, se produjeron 496 ataques a cajeros automáticos, un número que ha crecido exponencialmente desde que las estadísticas comenzaron a seguirse en 2005. En 2016, el número de ataques se duplicó a 318, mostrando una tendencia alarmante.

Un panorama desolador

La Oficina Federal de Policía Criminal ha estado haciendo un seguimiento de este tipo de delitos desde 2005, cuando las cifras empezaron a aumentar en toda Europa. En los últimos años, el aumento de estos ataques llevó a Alemania a convertirse en el principal objetivo de grupos delictivos organizados.

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La explosión de un cajero automático el 6 de mayo de 2023 dejó una estela de destrucción en el corazón de la ciudad, destacando la creciente ola de violencia en Alemania.

Stefan Lessmann, jefe de seguridad del fabricante de cajeros automáticos Diebold Nixdorf, señala que la intensidad de estos ataques en Alemania supera la de cualquier otro lugar del mundo. La cercanía del país con los Países Bajos, donde residen las redes delictivas responsables de muchos de estos delitos, ha facilitado el problema. Tras la reducción drástica de cajeros automáticos en los Países Bajos en 2015, los delincuentes se vieron obligados a buscar nuevos objetivos en el este, es decir, en Alemania.

Con más de 50.000 cajeros automáticos en el país y una población que sigue valorando el dinero en efectivo, Alemania se convirtió en un terreno fértil para estos criminales. Un informe del Bundesbank revela que la mayoría de los alemanes vive a menos de un kilómetro de un cajero automático. Esta situación se ve agravada por la extensa red de carreteras del país, que ofrece múltiples rutas de escape a los atacantes. La alta disponibilidad de dinero en efectivo también juega un papel importante, ya que muchos alemanes prefieren realizar sus transacciones en efectivo, a pesar de la creciente digitalización de los pagos.

La diversidad del sector bancario alemán complica aún más la respuesta a estos delitos. A diferencia de los Países Bajos, que cuenta con un número reducido de bancos, Alemania tiene un sector más diverso, con cientos de cajas de ahorro y préstamos independientes. Cada uno de los 16 estados del país también tiene su propio cuerpo de policía, lo que convierte la coordinación en un verdadero desafío. Achim Schmitz, que lidera la unidad de la policía dedicada a estos atentados en Renania del Norte-Westfalia, reconoce que, a pesar de haber logrado detenciones significativas, la violencia no se detiene. Las redes criminales parecen contar con un suministro constante de jóvenes entrenados para llevar a cabo estos ataques, y la falta de coordinación entre diferentes jurisdicciones complica la captura de los culpables.

Medidas de seguridad y respuesta de las autoridades

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Alemania cuenta con más de 50.000 cajeros automáticos, convirtiéndose en un objetivo atractivo para las bandas delictivas que buscan robar grandes sumas de dinero en poco tiempo.

En un intento por frenar la ola de robos, el gobierno alemán anunció planes para elevar las penas de prisión y ampliar los poderes de vigilancia para las autoridades. Sin embargo, las quejas sobre la inacción de los bancos en la prevención de delitos persisten. En 2022, se organizó una “mesa redonda” que reunió a representantes de diversas entidades, incluyendo la policía federal y estatal, el sector financiero y el banco central del país, para discutir medidas preventivas. Sin embargo, muchas de estas medidas siguen siendo recomendaciones no obligatorias.

El sector financiero alemán gastó más de EUR 300 millones en los últimos años en medidas de seguridad, como la instalación de sistemas de alarma y tecnologías defensivas, el cierre nocturno de los vestíbulos de los cajeros automáticos y la reducción de la cantidad de efectivo en las máquinas. A pesar de estos esfuerzos, los bancos continúan atrapados en una carrera armamentística con el crimen organizado. Cada vez que se implementan nuevas medidas de seguridad, los delincuentes encuentran formas de eludirlas. Por ejemplo, los sistemas de nebulización que llenan el vestíbulo de humo en caso de ataque han sido contrarrestados por bandas que utilizan sopladores de hojas para despejar el área.

Los ataques a cajeros automáticos evolucionaron en respuesta a las medidas de seguridad implementadas. Los delincuentes han cambiado los explosivos de gas por materiales pirotécnicos sólidos, lo que aumenta la eficacia de sus ataques. Según la Oficina Federal de Policía Criminal de Alemania, el porcentaje de éxito de estos ataques se sitúa ahora en torno al 60%. Este alto nivel de éxito ha llevado a una creciente preocupación sobre la seguridad de los cajeros automáticos en todo el país.

Hacia el futuro: soluciones y desafíos

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Algunos bancos han comenzado a implementar tecnologías defensivas, como sistemas de nebulización, para proteger sus cajeros automáticos de ataques.

A medida que la situación se vuelve cada vez más alarmante, los bancos y las autoridades deben encontrar formas efectivas de abordar el problema. La búsqueda de soluciones es compleja y requiere un enfoque integral. Algunas medidas ya se están implementando, como el uso de herramientas digitales que permiten rastrear a los autores de los delitos casi en tiempo real y la colaboración con la policía holandesa. Sin embargo, estos esfuerzos han llevado a un cambio en las tácticas de los delincuentes, quienes ahora se desplazan hacia estados menos vigilados como Baviera y Baden-Württemberg, e incluso a países vecinos como Austria y Suiza.

Jens Burrichter, un oficial de policía con años de experiencia en este ámbito, destaca la necesidad de aprender de las políticas de reducción de cajeros automáticos en los Países Bajos. Sin embargo, también reconoce que la cultura del efectivo en Alemania, respaldada por una población que aún prefiere utilizar billetes para transacciones cotidianas, representa un obstáculo significativo para cualquier cambio. La resistencia cultural a eliminar los cajeros automáticos y depender más de métodos de pago digitales puede dificultar la efectividad de las soluciones propuestas.

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