Por Fabio Palopoli
“Stolpersteine”, el proyecto artístico y conmemorativo iniciado en 1992 por el artista alemán Gunter Demnig sigue su recorrido por la Argentina. Enmarcada en el proyecto “Construyamos sociedades más tolerantes” e impulsado por la Federación de Asociaciones Argentino-Germanas (FAAG) viene de estar presente en Eldorado, en el colegio alemán de Misiones y busca hoy un nuevo destino. En marzo, su sede había sido el Club Alemán de Rosario donde Stolpersteine fue parte central de “las semanas internacionales contra el racismo y la discriminación”.
“Recibimos desde alumnos de los colegios Bialik y ORT de la comunidad judía, pasando por el rabino de la ciudad (Rabino Pablo Iugt), así como a los miembros de la mesa interreligiosa de Rosario”, resume Luchtenberg el impacto que dejó Stolpersteine en Rosario. La concurrencia que tuvo la muestra en sus dos semanas de duración subrayan para el organizador el valor de contextualizar la historia en tiempos tan inciertos como los actuales.
¿Qué es Stolpersteine?
El nombre Stolpersteine puede traducirse como “la piedra con la que se tropieza”. Consiste en la colocación de cubos de hormigón de 10 cm de lado en las aceras frente a las últimas residencias conocidas de víctimas del Holocausto, en Alemania y en otros países. Los cubos poseen una placa de latón engarzada sobre la cual se graba el nombre de la víctima, la fecha de nacimiento y muerte y la causa de la deportación o muerte de la persona homenajeada.
Evidentemente, las piedras, colocadas en la vereda y a ras de suelo no buscan generar el tropezón físico sino que apuntan, según el artista Demnig, a “tropezar con la cabeza y el corazón”. En otras palabras, a hacer visible y cercano un lugar de conmemoración. Tener que agacharse para leer la placa se entiende como una reverencia simbólica hacia la víctima, comenta el artista.
El objetivo es recordar a las víctimas del Holocausto de manera personal y cercana, llevando su memoria a los lugares donde vivieron antes de ser deportadas y asesinadas. Además, busca crear conciencia sobre el alcance y las consecuencias del Holocausto, así como fomentar la reflexión sobre la historia y la responsabilidad individual y colectiva en la prevención de futuros genocidios, resume Demning.
Una invitación a participar en el proyecto: el nuevo destino
La FAAG invita a todas sus asociaciones miembros a participar del proyecto “Construyamos sociedades más tolerantes”, que lleva en su seno a las Stolpersteine. La idea central es que las muestras vayan viajando a cada localidad donde haya asociaciones alemanas que pidan participar del proyecto. Cabe recordar que la iniciativa fue reconocida por la Stiftung Verbundenheit por la cultura de la conmemoración y la lucha contra el antisemitismo en la Argentina.
Desde su creación hace tres décadas, más de 70.000 Stolpersteine han sido colocadas en más de 24 países europeos, incluyendo Alemania, Austria, Francia, Italia, Polonia y Países Bajos. Cada una de estas placas representa una vida perdida y una historia individual de sufrimiento y resistencia.
La Argentina fue el primer país no europeo en colocar un “Stolperstein”. Fue en el año 2017 en la vereda de la entrada del colegio Pestalozzi. En esta ocasión, no se recordó a ninguna víctima en particular, sino que fue la institución la homenajeada, en su placa se puede leer: “En el colegio me sentí protegida y aliviada del trauma de la emigración”, la frase pertenece a un poema de Margot Aberle Strauss, una antigua alumna que llegó en 1938 escapando del régimen nazi y que, como muchos otros niños, fue acogida junto a su familia. “Es imprescindible que la solicite una asociación alemana miembro de la FAAG y que se comprometa a realizar actividades de reflexión con jóvenes de la comunidad alemana y judía, y de cualquier otra colectividad o minoría que se interese”, resume Luchtenberg en diálogo con el Argentinisches Tageblatt el próximo paso de esta iniciativa que apuesta a tender puentes entre el pasado y el presente.
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