Buenos Aires (AT) – El número de personas que viven fuera de Suiza y cruzan diariamente la frontera para trabajar dentro del país continúa en aumento. Según los últimos datos publicados por la Oficina Federal de Estadística el 6 de mayo de 2025, durante el primer trimestre del año se registraron más de 400.000 trabajadores con permiso tipo G. Se trata de un permiso especial para personas que residen en el extranjero pero cuentan con un empleo estable en territorio suizo.
Comparado con el mismo período del año 2020, hay 62.000 trabajadores más en esta categoría. El incremento del 20 % en cinco años marca una tendencia sostenida que refuerza el rol de Suiza como polo de atracción laboral para residentes de regiones limítrofes en Francia, Italia y Alemania.
La mayoría de estos trabajadores viven a menos de dos horas de distancia de su lugar de empleo y se desplazan diariamente en automóvil, tren o autobús, aprovechando la cercanía geográfica y las diferencias salariales entre Suiza y los países vecinos.
Francia, el principal país de origen
De los más de 400.000 trabajadores transfronterizos registrados en marzo de 2025, el 57,8 % son ciudadanos franceses. Es decir, más de 230.000 personas cruzan desde Francia hacia Suiza todos los días para trabajar, principalmente en los cantones de Ginebra y Vaud. También se los encuentra en Neuchâtel y Jura.

El cantón de Ginebra, en particular, emplea a 114.700 de estos trabajadores. Allí, los sectores con mayor presencia de mano de obra transfronteriza son la gastronomía, la salud, el comercio y la construcción. Muchos de estos trabajadores viven en las regiones de Haute-Savoie y Ain, ambas ubicadas en el este de Francia, a pocos kilómetros del límite suizo.
La Oficina de Estadística Cantonal de Ginebra ya había dado señales de este fenómeno. En enero de 2025, publicó cifras que mostraban un récord de 24.835 nuevos trabajadores franceses registrados a fines del año anterior. Desde que comenzaron a recolectarse estos datos en 1989, no se había alcanzado una cifra tan alta.
El fenómeno responde a varios factores. El más evidente es la diferencia salarial: muchos trabajadores franceses optan por emplearse en Suiza, donde pueden percibir sueldos más altos por tareas similares a las que realizarían en su país de residencia. Al mismo tiempo, viven en zonas donde el costo de vida, si bien en aumento, sigue siendo más bajo que en los principales centros urbanos suizos.
Italianos y alemanes también cruzan la frontera
Después de los trabajadores franceses, el segundo grupo más numeroso es el de los italianos. Representan el 22,7 % del total de trabajadores transfronterizos. La mayoría vive en la región de Lombardía y se traslada diariamente a los cantones suizos de Ticino, Valais y Graubünden, que comparten frontera con Italia.
En Ticino, por ejemplo, la presencia de trabajadores italianos se nota especialmente en sectores como la construcción, la hotelería y algunos servicios técnicos. A diferencia del caso francés, donde el idioma no es un obstáculo en muchas zonas, los trabajadores italianos deben adaptarse a un entorno profesional bilingüe, pero esto no ha representado una barrera para su contratación.
Los ciudadanos alemanes, por su parte, representan el 16,3 % del total. La mayoría cruza desde el sur de Alemania hacia cantones del norte de Suiza, en particular Basilea y las regiones cercanas al río Rin. Allí, la actividad transfronteriza también es intensa, con un alto nivel de integración económica y cultural entre ambos lados de la frontera.
En conjunto, estos tres grupos nacionales suman más del 96 % del total de trabajadores transfronterizos en Suiza. Otros países, como Austria o Liechtenstein, también cuentan con residentes que trabajan en Suiza, pero en proporciones mucho menores.
Un fenómeno con impacto bilateral

El aumento del trabajo transfronterizo no solo tiene consecuencias para Suiza. También afecta a los países vecinos. En algunas zonas del este de Francia o del norte de Italia, hay una marcada dependencia de las oportunidades laborales que ofrece Suiza. Esto modifica la dinámica de empleo local y genera nuevas demandas en materia de transporte, infraestructura y servicios públicos.
Además, las diferencias en los sistemas fiscales y de seguridad social implican acuerdos bilaterales que deben ajustarse periódicamente. Por ejemplo, el impuesto a la renta de los trabajadores transfronterizos varía según los convenios firmados entre Suiza y cada país. En algunos casos, una parte del impuesto se paga en Suiza y otra en el país de residencia, lo que ha generado discusiones políticas y demandas de reforma.
A pesar de las complejidades, el sistema ha funcionado con relativa estabilidad. Para muchas empresas suizas, los trabajadores transfronterizos representan una fuente clave de mano de obra calificada o semi-calificada. También permiten cubrir puestos en sectores donde hay escasez de personal residente, especialmente en rubros como la salud o la atención al público.
La perspectiva a corto plazo indica que la tendencia continuará. Con salarios suizos que siguen siendo atractivos en comparación con los de sus países vecinos, y con redes de transporte cada vez más eficientes, todo indica que la frontera no dejará de ser un punto de paso diario para decenas de miles de personas que viven de un lado y trabajan del otro.
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