Buenos Aires (AT) – La start-up alemana MOTOR AI comenzó a probar en vías públicas su sistema de conducción autónoma basado en una tecnología distinta a la de sus competidores: una inteligencia artificial (IA) capaz de razonar como el cerebro humano. El permiso fue otorgado por la Autoridad Federal de Transporte Motorizado de Alemania (Kraftfahrt-Bundesamt – KBA), aunque restringido a zonas urbanas y suburbanas, excluyendo autopistas.

Del aeropuerto al tráfico real
Durante año y medio, los autos de MOTOR AI circularon miles de veces sobre la antigua pista de aterrizaje del aeropuerto de Tegel, en Berlín. Allí ensayaron maniobras ante imprevistos, como peatones simulados cruzando repentinamente o vehículos que invadían el carril. Los resultados fueron prometedores: el sistema frenó a tiempo en todos los casos y demostró comportamientos prudentes, como ceder el paso en rotondas.
Con esta etapa superada, la empresa comenzó a operar en las calles berlinesas con un Mercedes EQV blanco, conducido por un chofer de seguridad que interviene solo si es necesario. “Queremos un sistema autónomo de fabricación alemana porque también esto forma parte de la infraestructura crítica del país”, declaró Roy Uhlmann, fundador de la compañía.

Una IA que razona como el cerebro
MOTOR AI apuesta por una tecnología llamada “inferencia activa”, basada en cómo toma decisiones el cerebro humano. Esta metodología fue desarrollada por el neurocientífico británico Karl Friston, y permite al vehículo predecir en tiempo real los movimientos de otros usuarios de la vía para elegir la maniobra más segura.
A diferencia de otros sistemas que necesitan millones de kilómetros de entrenamiento, esta IA requiere menos datos porque no se limita a repetir situaciones conocidas, sino que puede generalizar ante escenarios nuevos. “Nuestra inspiración es el cerebro humano, que no necesita ver un millón de imágenes para diferenciar un perro de un gato”, explicó el profesor Sebastian Stober, de la Universidad de Magdeburgo, que colabora con MOTOR AI en investigación básica.

Innovación local con mirada global
La start-up fue fundada en 2013 por Uhlmann y Adam Bahlke, un ingeniero germano-estadounidense. El equipo está formado por unas 100 personas, entre ellas varios exalumnos de Stober. A diferencia de otras empresas del sector, MOTOR AI desarrolló toda su tecnología de manera independiente, sin asociarse con fabricantes de autos tradicionales.
Su sistema fusiona datos de sensores redundantes —láseres, radares y cámaras— que funcionan incluso con poca visibilidad. Con esa información, el algoritmo construye una representación tridimensional desde una perspectiva de “vista de pájaro” y predice los movimientos probables de peatones, autos o ciclistas. En base a esas proyecciones, decide la acción más segura.
“Este enfoque tiene potencial para convertirse en una verdadera innovación ‘Made in Germany’”, opinó Philipp Kupferschmidt, experto en vehículos autónomos de la consultora Accenture. A su juicio, la combinación de diversos sensores con inferencia activa permite una adaptación ágil a entornos complejos, similar a la inteligencia humana.

Siguientes pasos: hacia la autonomía total
Actualmente, el vehículo de MOTOR AI circula con supervisión humana. Para alcanzar el “Nivel 4” de autonomía, deberá demostrar que comete como máximo un error cada mil millones de horas de conducción, según los requisitos legales alemanes. Esto habilitaría su uso sin chofer de respaldo.
El sistema ya está programado para respetar todas las normas de tránsito: mantiene la velocidad permitida, circula por el centro del carril y ejecuta maniobras con precisión. Uhlmann detalló que el software se mejora continuamente: “Vamos filtrando cada error de forma estructural, y afinamos ese filtro cada vez más”.
A largo plazo, MOTOR AI planea operar flotas de taxis robóticos y colectivos autónomos. Un punto distintivo de su propuesta es la transparencia: a diferencia de otras IA que funcionan como “cajas negras”, las decisiones del sistema son explicables. Esto podría convertirlo en una opción preferida por aseguradoras y tribunales.

Las cinco etapas de la conducción autónoma
El desarrollo del vehículo autónomo se clasifica en cinco niveles. En el Nivel 1, los autos cuentan con sistemas de asistencia, como el frenado de emergencia o el control de velocidad crucero adaptativo. El conductor sigue siendo el principal responsable.
El Nivel 2 permite al vehículo ejecutar tareas específicas, como manejar en el tráfico lento, pero siempre bajo supervisión activa del conductor. En algunos casos, como el “Level 2 Plus”, se permite soltar el volante por momentos.
En el Nivel 3, el auto puede asumir el control total en ciertas condiciones, como trayectos largos por autopista. Sin embargo, el conductor debe estar disponible para retomar el mando si el sistema lo solicita. Actualmente, algunos modelos como el Mercedes S-Class ya ofrecen esta funcionalidad, aunque su uso legal está restringido.
El Nivel 4 implica conducción completamente autónoma en áreas delimitadas. Aquí, el vehículo puede operar sin intervención humana y el conductor ya no es responsable de lo que ocurra. MOTOR AI apunta a esta etapa en el corto plazo.
El Nivel 5 representa la autonomía total: autos sin volante ni pedales, capaces de circular en cualquier tipo de camino y condición. Aunque es el ideal de muchas compañías, su viabilidad técnica y económica aún está en duda.

La carrera por la conducción autónoma
MOTOR AI no es la única empresa con autorización para testear tecnologías de este tipo. Volkswagen, por ejemplo, está ensayando en Hamburgo sus modelos ID-Bus equipados con tecnología de la firma israelí-estadounidense Mobileye. Sin embargo, MOTOR AI se diferencia por su enfoque tecnológico propio y su menor dependencia de grandes inversiones: hasta ahora ha recibido una suma de varios millones de euros, muy por debajo de los US$ 1.300 millones que recaudó recientemente la start-up británica Wayve para una línea similar de desarrollo.
Las pruebas en calles públicas son un paso decisivo para la maduración de la tecnología. El objetivo final, el “Nivel 5”, implica un vehículo completamente autónomo, sin volante ni pedales, capaz de circular en cualquier contexto sin intervención humana. Aunque algunos expertos dudan de que esa meta se alcance pronto, el avance de empresas como MOTOR AI podría acercar ese futuro un poco más.

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