Buenos Aires (AT) – Alemania vivió su año más lluvioso registrado, con un aumento del 35% en las precipitaciones. Un promedio de 1.070 litros de lluvia por metro cuadrado cayó en todo el país desde julio de 2023 hasta junio de 2024, en comparación con el promedio de 789 litros entre 1961 y 1990. Esto provocó inundaciones nunca antes vistas.
Estos fueron los 12 meses más lluviosos desde que comenzaron las mediciones en 1881, según el Servicio Meteorológico Alemán (Deutscher Wetterdienst). “Este récord se alcanzó a pesar de que ninguno de los últimos 12 meses destacó como un mes récord,” dijo a Euronews el jefe de hidrometeorología del DWD, Dr. Frank Kaspar, mostrando un aumento constante y persistente en las precipitaciones.
Es un marcado contraste con la sequedad de los últimos años, con la última década registrando precipitaciones por debajo del promedio.
¿Qué está detrás del clima lluvioso de Alemania?
El mes pasado, inundaciones generalizadas en los estados sureños de Baviera y Baden-Wurtemberg mataron a seis personas, tres de ellas en sótanos inundados. El río Danubio se elevó a 5,9 metros, llevando a la ciudad de Regensburg a declarar el estado de emergencia.
No fue un incidente aislado. En diciembre, partes de Hamburgo se sumergieron cuando fuertes lluvias cayeron en el norte de Europa, causando que el río Elba se desbordara. Europa experimentó un 7% más de lluvia de lo normal en 2023, con un tercio de los ríos superando el umbral de alta inundación a medida que los niveles del mar suben. Italia, Grecia, Noruega, Eslovenia y Suiza fueron particularmente afectados.
También fue el año más caluroso registrado, con las temperaturas de la superficie del océano alcanzando sus niveles más altos, causando evaporación y llevando a más lluvia en regiones bajas. Para empeorar las cosas, el aire más cálido puede contener más humedad, lo que lleva a lluvias más intensas a medida que el clima se calienta.
¿Cómo puede Europa prepararse para futuras inundaciones?
Uno de cada ocho europeos ahora vive en un área en riesgo de inundación, según un informe reciente de la Agencia Europea de Medio Ambiente. Y el continente está lamentablemente desprevenido para lo que está por venir.
De cara al futuro, el informe insta a los países a evitar construir en llanuras de inundación y riberas, y a aprovechar soluciones naturales para el problema. Estas incluyen plantar árboles y vegetación y restaurar humedales, que absorben agua.
Con muchos sistemas de gestión del agua y defensas contra inundaciones que ya no son aptos para su propósito, se necesita inversión para asegurar la resiliencia. Bajo la Directiva de Inundaciones de la UE, los estados miembros deben mapear áreas de riesgo de inundación y tomar medidas para mitigar el riesgo.
Además de restaurar y mantener ríos, cuencas, lagos y acuíferos, es preciso adoptar mejores prácticas de uso del suelo y gestión del agua, como la conservación del suelo y la recolección de agua de lluvia urbana, entre otras soluciones.
La influencia de El Niño en las inundaciones
Los frentes cálidos y fríos que actualmente se observan en el norte y sur de Europa, respectivamente, resultan de la interacción entre el fenómeno de El Niño y el cambio climático.
El Niño y La Niña forman parte de un ciclo complejo que puede durar desde varios años hasta menos de uno. En la actualidad, la Tierra atraviesa una fase de El Niño, la cual comenzó el pasado julio según la Organización Mundial de Meteorología. Este fenómeno, conocido como un evento cálido, tiene impactos significativos en el clima global que los científicos aún están tratando de comprender a fondo.
El Niño se distingue por temperaturas globalmente más elevadas, causadas por el agua caliente en el Pacífico que permanece cerca de la superficie, liberando más calor hacia la atmósfera. Este aire cálido se dispersa y altera la trayectoria del Jet Stream del Pacífico, una corriente de aire que rodea el planeta a kilómetros de altura en la atmósfera, lo que hace que el calor se distribuya a nivel mundial.
Las alteraciones en la temperatura atmosférica provocadas por El Niño y La Niña generan efectos colaterales que influyen en el clima global. Uno de estos efectos es el desplazamiento de masas de aire de alta presión y temperatura hacia el norte, afectando áreas cercanas al ecuador, como el desierto del Sahara. Esto puede resultar en tormentas de polvo de Calima en España y vientos cálidos de Terral.
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