domingo, 18 de mayo de 2025

Buenos Aires (AT) – Amazon presentó públicamente su nuevo robot de depósito, llamado Vulcan, el 7 de mayo durante el evento “Delivering the Future” en Dortmund, Alemania. Vulcan ya se encuentra en funcionamiento en centros de distribución de Spokane (Washington, EE.UU.) y Hamburgo (Alemania), donde intervino en el procesamiento de más de 500.000 pedidos.

Este robot se destaca por una particularidad: incorpora sensores que le permiten detectar la fuerza y la forma de los objetos que manipula. Estos sensores están ubicados tanto en sus pinzas como en sus articulaciones. Gracias a ellos, Vulcan puede ajustar su agarre en función de lo que toca. Así, por ejemplo, puede sostener una bolsa de caramelos sin romperla y, en otro momento, sujetar con firmeza un libro pesado sin dejarlo caer.

Amazon afirma que Vulcan tiene la capacidad de manipular cerca del 75 % de los productos disponibles en un centro de distribución típico. Se trata de una cifra importante, si se considera que en un almacén promedio de la empresa se manejan cerca de un millón de artículos distintos.

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Más de 250 personas participaron en el desarrollo del robot, presentado por primera vez en Alemania.

El equipo detrás del desarrollo del robot está dirigido por Aaron Parness y cuenta con unas 250 personas. Según sus responsables, lo más innovador de Vulcan no está en su aspecto externo —que no imita a un ser humano—, sino en lo que denominan “inteligencia física”: la capacidad de adaptarse a condiciones reales mediante datos recolectados por sensores físicos y procesados con algoritmos de inteligencia artificial.

Inteligencia artificial sin conciencia

Aunque desde Amazon se dice que el robot puede “sentir”, lo cierto es que no se trata de una sensación en el sentido humano. El aparato no experimenta emociones ni posee conciencia. Lo que sí hace es recolectar datos sobre fuerza, presión y forma mediante sensores, y luego procesarlos con modelos de aprendizaje automático para decidir cómo actuar.

En los seres humanos, el sentido del tacto está vinculado con millones de terminaciones nerviosas distribuidas por la piel. Estas terminaciones envían información al cerebro, donde se interpreta de forma compleja y también emocional. En cambio, los robots traducen señales físicas en datos digitales que alimentan sus sistemas de control. La diferencia es profunda.

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Gracias a la inteligencia artificial, el robot ajusta su fuerza de agarre según el tamaño, peso y textura del objeto.

A pesar de esto, la utilidad de la tecnología es clara. Gracias a sus sensores y su software, Vulcan puede operar sin descanso durante 20 horas al día, sin pausas para comer ni ir al baño. Se desplaza a una velocidad comparable con la de una persona, aunque siempre lo hace detrás de una cerca de seguridad. Esa barrera sirve para evitar incidentes en caso de fallos, como ocurrió recientemente con un robot industrial en China que se viralizó en redes sociales por un mal funcionamiento.

Vulcan no puede levantar objetos de más de 3,6 kilos. Si se encuentra con un producto que excede ese límite o con un artículo desconocido, activa un protocolo que avisa a un operario humano.

Robots táctiles y tareas humanas

Aunque Vulcan no es el único robot con sensores de contacto, su implementación en centros de distribución lo coloca entre los más avanzados en uso comercial. Existen otros desarrollos similares. Por ejemplo, la empresa Sanctuary AI dotó a su robot Phoenix con sensores que le permiten percibir deslizamientos o fuerzas excesivas, incluso sin visión directa. También se destaca el sensor Digit 360, creado por Meta, que puede detectar fuerzas mínimas y texturas muy detalladas. Este dispositivo todavía está en etapa de laboratorio, pero promete aplicaciones futuras en diferentes industrias.

Vulcan fue diseñado para tareas específicas dentro del depósito. Su función principal es retirar productos del almacenamiento y colocarlos en estanterías móviles. Para lograrlo, utiliza una combinación de herramientas: una pinza con cinta transportadora, una especie de espátula y una regla orientadora que acomoda los objetos ya presentes para hacer espacio. Todo esto con sensores que miden constantemente la presión y el torque aplicado.

Con estos elementos, Vulcan realiza movimientos precisos, ajustados en tiempo real según los datos recibidos. Esta automatización busca reducir la dependencia de manos humanas para tareas repetitivas que requieren cierta delicadeza.

Por ahora, el alcance de estos robots sigue limitado a actividades industriales. Sin embargo, los avances en sensores táctiles podrían permitir, en un futuro, que las máquinas realicen tareas como cosechar frutas, asistir en cirugías o intervenir en situaciones peligrosas como la desactivación de explosivos.

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