Buenos Aires (AT) – Más allá de Berlín, Múnich y la Selva Negra, Alemania ofrece destinos que revelan otras capas de su historia y su presente. Son ciudades y pueblos que conservan el trazo medieval, el legado del Bauhaus, la herencia judía, las primeras viviendas sociales del mundo y los orígenes de los adornos navideños de vidrio.
Las ciudades seleccionadas pertenecen en su mayoría a los estados federados de Baviera y Turingia. Todas pueden visitarse con trenes regionales. En algunos casos, una escapada alcanza; en otros, conviene quedarse al menos una noche para disfrutar de su ritmo más sereno.
Historia viva: de la Edad Media a la Bauhaus
Augsburgo, en Baviera, fue uno de los centros más ricos del Sacro Imperio Romano Germánico. Fundada por los romanos, su ayuntamiento es una joya del Renacimiento. Allí también se encuentra la Fuggerei, el primer complejo de viviendas sociales del mundo, construido en 1521 por orden de la familia Fugger. Hoy sigue funcionando, con un alquiler simbólico de EUR 0,88 al año para personas en situación vulnerable.

En Regensburg, también en Baviera, la ciudad vieja conserva un trazado intacto desde el siglo XII. Destacan el puente de piedra sobre el Danubio, del año 1135, y la catedral gótica. Regensburg fue sede del Parlamento Imperial hasta 1806. Declarada Patrimonio Mundial por la UNESCO, recibe cerca de 1,5 millones de visitantes al año.
Otro destino de fuerte impronta histórica es Erfurt, capital de Turingia. Su sinagoga, del siglo XI, es una de las más antiguas de Europa. La ciudad también alberga la iglesia de San Severo y el puente Krämerbrücke, con casas construidas sobre su estructura, como sucede en Florencia. En diciembre, el mercado de Navidad transforma la plaza de la catedral en un espacio festivo de fuerte impronta local.
El recorrido por la arquitectura del siglo XX lleva a Weimar, cuna del movimiento Bauhaus. Allí se puede visitar el Museo Bauhaus y la casa de Goethe. La ciudad combina el legado clásico con el impulso modernista. A pocos kilómetros, en Dessau, se encuentra el edificio original de la Bauhaus y las casas de los maestros, construidas por Gropius. En 2023, el Bauhaus Museum Dessau recibió más de 100.000 visitas.
Paisajes, diseño y tradiciones navideñas

Freiburg, al suroeste del país, es la puerta de entrada a la Selva Negra. Es también una de las ciudades más sostenibles de Alemania. Su casco antiguo, peatonal, está marcado por canales de agua y mercados diarios. La catedral gótica domina el centro y el mercado de Münsterplatz es una buena forma de conocer la cocina local.
A 170 kilómetros al noreste, en el pueblo de Lauscha, nació la tradición de los adornos navideños de vidrio soplado. Desde el siglo XIX, los artesanos producen allí bolas pintadas a mano, una práctica reconocida por el registro de patrimonio inmaterial de Alemania. Se puede visitar el Museo del Vidrio o participar de talleres en fábricas como Krebs Glas Lauscha o Marolin. Cada diciembre, el pueblo recibe miles de visitantes.
Eisenach, también en Turingia, es una parada clave para los interesados en historia religiosa y política. En el castillo de Wartburg, Lutero tradujo el Nuevo Testamento al alemán entre 1521 y 1522. El lugar, rodeado de bosque, fue declarado Patrimonio Mundial en 1999. También se vincula a la figura de Santa Isabel de Hungría.
Entre ríos, universidades y centros financieros

Al borde del río Neckar, Tübingen es una ciudad universitaria que combina tradición y juventud. Sus casas de entramado de madera datan de la Edad Media. La universidad, fundada en 1477, es una de las más prestigiosas del país. Durante el verano, es común ver botes de madera surcando el río, en una versión alemana del paseo en góndola.
El recorrido cierra en Frankfurt, centro financiero de Alemania. Más allá de los rascacielos, la ciudad conserva su casco antiguo, reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial. El barrio de Römerberg ofrece una postal distinta. En las tabernas se puede probar el Apfelwein, una sidra local. Frankfurt también concentra museos clave como el Städel, el Museo de Arte Moderno y el Museo de Historia Natural.
Un país, muchas capas

A diferencia de otras naciones europeas con estructuras más centralizadas, Alemania conserva una red de ciudades medias con fuerte identidad cultural. El federalismo se traduce en un mapa de destinos diversos, donde cada lugar tiene su propia agenda artística, su gastronomía, sus museos y sus fiestas.
En 2023, el turismo interno y externo generó ingresos por más de EUR 300.000 millones. Muchos viajeros optan por rutas alternativas a los destinos más promocionados. Ciudades como Weimar, Augsburg o Tübingen forman parte de un nuevo tipo de turismo que valora la historia, la escala humana y la experiencia cultural antes que la masividad.
Para quienes buscan algo más que fotos frente a monumentos, este itinerario propone otra manera de ver Alemania: como un país hecho de detalles, oficios, ideas y memorias.
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