Buenos Aires (AT) – Alemania dio esta semana un giro significativo en su política exterior y de defensa al sellar un acuerdo por EUR 5.000 millones (US$ 5.677 millones) con Ucrania, centrado en el desarrollo y adquisición de armamento de largo alcance fabricado en territorio ucraniano. La firma del documento, conocida como “carta de intención”, tuvo lugar en Berlín durante una conferencia conjunta entre el canciller federal Friedrich Merz y el presidente ucraniano Volodímir Zelensky.
La decisión de eliminar las restricciones al alcance de los sistemas armamentísticos proporcionados a Ucrania representa un cambio de postura con respecto a gobiernos anteriores. “No hay más limitaciones de alcance para las armas entregadas a Ucrania. Ni por parte de los británicos, ni de los franceses, ni de nosotros. Tampoco por parte de los estadounidenses”, afirmó Merz en el foro WDR Europaforum.

Una cooperación militar-industrial sin precedentes
El nuevo paquete de ayuda incluye el financiamiento de armas ya desplegadas por las fuerzas ucranianas y que podrían utilizarse en pocas semanas. Además, contempla contratos para sistemas de defensa aérea, municiones, infraestructura logística y comunicaciones por satélite. Según declaró Merz, se trata de “una nueva forma de cooperación militar-industrial entre nuestros países” y una alianza “con gran potencial”.
Si bien el canciller evitó referirse a modelos específicos, la eliminación de las restricciones de alcance allana el camino para que Alemania finalmente entregue los misiles de crucero Taurus, cuya capacidad supera los 500 kilómetros y permitiría ataques de alta precisión en zonas profundas de Rusia. La decisión había sido vetada durante el mandato de Olaf Scholz, ante el temor de una escalada del conflicto.

Armamento y comunicaciones
Los llamados “Long Range Fires”, producidos en Ucrania y ahora financiados por Berlín, son parte de una estrategia para fortalecer la respuesta militar de Kyiv ante una eventual intensificación de los ataques rusos. La medida se suma a otras iniciativas que buscan consolidar la capacidad operativa del ejército ucraniano en un conflicto que está lejos de terminar.
Además de los misiles, Alemania confirmó que financiará gran parte de la cobertura satelital Starlink en Ucrania, con el objetivo de reforzar las comunicaciones tácticas y estratégicas del país, un recurso clave en el escenario actual de guerra tecnificada.

Una política exterior más activa
El anuncio llega en un momento de redefinición de la posición alemana frente al conflicto. Desde el comienzo de la invasión rusa a Ucrania en febrero de 2022, Alemania se ha movido con cautela, marcada por su tradicional enfoque pacifista y su histórica dependencia del gas ruso. Sin embargo, el gobierno de Merz parece decidido a adoptar un rol más proactivo.
“Alemania está asumiendo una responsabilidad mayor en el contexto europeo. No solo apoyamos a Ucrania con recursos, sino también con tecnología y cooperación directa en el desarrollo de armamento”, sostuvo una fuente del Ministerio de Defensa alemán citada por el diario Süddeutsche Zeitung.

Nord Stream 2: un veto político y simbólico
En la misma conferencia, Merz también dejó en claro que el gasoducto Nord Stream 2 no será reactivado bajo ninguna circunstancia. “Haré todo lo que esté a mi alcance para que Nord Stream 2 permanezca cerrado”, afirmó.
El gasoducto, construido para transportar gas ruso a Alemania por debajo del mar Báltico, fue saboteado en 2022. Aunque una de las dos tuberías permaneció funcional tras la explosión, el daño simbólico fue considerable y su puesta en marcha sigue bajo investigación. Algunas versiones periodísticas vinculan el ataque con ciudadanos ucranianos, pero no hay confirmación oficial.
Ucrania ha criticado durante años la dependencia alemana del gas ruso, señalando que ha financiado de manera indirecta la maquinaria de guerra del Kremlin. En ese sentido, el cierre definitivo de Nord Stream 2 representa también una toma de posición geopolítica.

División política en Alemania
La decisión no está exenta de controversias internas. Algunos líderes regionales, como el primer ministro de Sajonia, Michael Kretschmer, han manifestado su interés en reactivar el gasoducto para aliviar los precios de la energía y recuperar la economía alemana, que atraviesa un periodo de estancamiento.
La postura de Merz, sin embargo, es tajante: “Mantenerlo cerrado es una forma de debilitar la máquina de guerra de Moscú y abrir una vía hacia futuras negociaciones”. Su mensaje coincide con el pedido de Zelensky de imponer sanciones más severas contra Rusia, en especial al sistema bancario y la llamada “flota fantasma” que utiliza barcos antiguos para eludir sanciones sobre el petróleo.

Un escenario en constante evolución
El conflicto en Ucrania ha dejado de ser una guerra regional para convertirse en una cuestión de seguridad continental. En ese contexto, Alemania parece estar redefiniendo su lugar en la arquitectura de defensa europea. La combinación de ayuda militar, apoyo logístico y decisiones estratégicas como el cierre de Nord Stream 2 refuerza esa transformación.
“Esta guerra ha obligado a Europa a repensar su defensa. Alemania no puede ser un actor pasivo”, opinó en Der Spiegel la analista de relaciones internacionales Katharina Schulze. En los próximos meses, el acuerdo firmado en Berlín comenzará a materializarse en armamento operativo, infraestructura reforzada y comunicaciones protegidas. Lo que hoy es una promesa de cooperación, pronto podría traducirse en un nuevo equilibrio de fuerzas sobre el terreno.

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