Buenos Aires (AT) – Austria ha presentado esta semana su Segundo Informe Nacional sobre el Cambio Climático (AAR2), un estudio de más de 800 páginas que detalla con precisión los impactos actuales y futuros del calentamiento global en su territorio. La publicación, elaborada por más de 200 investigadores locales e internacionales desde 2022, señala que el país se ha calentado 3,1 °C desde la era preindustrial, un ritmo muy superior al promedio mundial.
Durante la presentación oficial en Viena, el ministro de Clima y Agricultura, Norbert Totschnig (ÖVP), subrayó que el cambio climático “ya afecta todas las dimensiones de nuestra vida”. El informe fue originalmente impulsado por la exministra Leonore Gewessler (Los Verdes) y será la base para un nuevo proyecto de ley climática que el gobierno austríaco planea presentar antes del verano.

Calor extremo, lluvias intensas y costos crecientes
Las consecuencias ya son visibles. El informe estima que, sin medidas de mitigación y adaptación, los eventos extremos como olas de calor, sequías e inundaciones serán más frecuentes y severos en las próximas décadas. Según las proyecciones, en 2100 Austria será más de 4 °C más cálida que en el período preindustrial.
“Lo que antes ocurría una vez cada diez años, como los veranos extremadamente calurosos, se convertirá en la nueva normalidad”, alertó la geógrafa Margreth Keiler, una de las coordinadoras del informe y miembro de la Universidad de Innsbruck y de la Academia Austríaca de Ciencias.
El impacto económico también es significativo: los eventos climáticos extremos ya cuestan al país unos EUR 2.000 millones (US$ 2.295 millones) al año, cifra que podría aumentar a entre EUR 2.500 millones y EUR 5.200 millones (entre US$ 2.860 millones y US$ 5.970 millones) hacia 2030, según las estimaciones contenidas en el AAR2.

Inversión o pérdida: lo que cuesta no actuar
Para alcanzar el objetivo de neutralidad climática en 2040, Austria necesita realizar inversiones adicionales anuales de entre EUR 6.400 millones y EUR 11.200 millones (entre US$ 7347 millones y US$ 12.857 millones), una parte de las cuales podría financiarse mediante mecanismos de regulación y reducción de subsidios contaminantes. La propuesta también contempla crear un consejo asesor técnico y científico y promover un mayor vínculo entre el Estado y la sociedad civil.
La investigadora Margreth Keiler advirtió además que el cambio climático agrava las desigualdades sociales: “Los sectores de menores ingresos tienen menos capacidad de adaptación, aunque su huella de carbono sea menor que la media”.

Riesgos en zonas urbanas y de montaña
Las áreas urbanas y las regiones alpinas son las más vulnerables. En las ciudades, el efecto isla de calor y la falta de vegetación intensifican el impacto de las altas temperaturas. En las zonas de montaña, aumentan los deslizamientos, retroceden los glaciares y disminuyen los días con nieve, lo que afecta tanto al turismo como a la infraestructura.
El informe también advierte que los bosques austríacos, tradicionalmente considerados sumideros de carbono, han comenzado a emitir más CO₂ del que absorben en algunos años recientes, debido a sequías, plagas y cambios en el uso del suelo.

Tecnologías, límites y prioridades
Aunque se reconocen avances en tecnologías como los E-Fuels, el hidrógeno verde o el almacenamiento de carbono, los autores del informe remarcan que su disponibilidad y costo son todavía inciertos. Para Daniel Huppmann, investigador del Instituto Internacional de Análisis de Sistemas Aplicados (IIASA), “los combustibles neutros en carbono siguen siendo caros y su producción a escala global es incierta”.
En cambio, las bombas de calor, los autos eléctricos y la electrificación del transporte y la calefacción presentan el mayor potencial de reducción de emisiones en el corto y mediano plazo. “El problema es que el despliegue de energías renovables, especialmente la eólica, no avanza lo suficientemente rápido como para cubrir la demanda proyectada”, agregó Huppmann.

Una hoja de ruta para toda Europa
El AAR2 es un documento pionero en su tipo en Europa. Solo Reino Unido y Estados Unidos han publicado informes nacionales con este nivel de detalle. La versión completa fue escrita en inglés, aunque hay una síntesis ejecutiva de 40 páginas disponible en alemán, destinada a responsables políticos, funcionarios y representantes de ONGs y cámaras empresarias.
Según explicó el equipo coordinador, el documento fue redactado sin intervención de gobiernos o diplomáticos, lo que le da independencia técnica y permite enfocarse en medidas prácticas adaptadas al contexto austríaco. No obstante, muchas de sus conclusiones podrían ser útiles para otros países alpinos o con climas y estructuras económicas similares.

Crisis, pero también oportunidad
La clave, según los expertos, está en comunicar que la acción climática no se trata solo de restricciones. “Muchas de las medidas de adaptación y mitigación traen beneficios adicionales, como menor contaminación del aire, menos ruido y menor dependencia energética externa”, señaló Huppmann. De hecho, si se concretaran los planes de transformación, Austria podría reducir a la mitad sus importaciones de energía hacia 2040.
El desafío está en romper la inercia. “El temor a perder confort o bienestar pesa más que la promesa de mejoras futuras”, admitió el investigador. Pero los costos de no actuar —en vidas humanas, salud, economía y biodiversidad— ya no pueden seguir siendo ignorados.

Hacé tu comentario