Buenos Aires (AT) – Suiza inauguró en diciembre pasado el tramo más empinado de teleférico del mundo, parte del ambicioso proyecto Schilthornbahn 20XX. Este nuevo sistema de transporte de montaña conecta el valle de Lauterbrunnen con la localidad alpina de Mürren a través de una pendiente que alcanza el 159,4%, equivalente a casi 58 grados de inclinación. Por cada metro en línea recta, se asciende casi 1,60 metros en vertical. La obra, de CHF 100 millones (U$S 110 millones), representa un hito técnico y logístico en plena geografía alpina.
El tramo Stechelberg-Mürren permite ascender 775 metros de desnivel en apenas cuatro minutos, con cabinas que se desplazan a una velocidad de siete metros por segundo. Cada unidad está diseñada para transportar hasta 85 pasajeros y, a plena capacidad, el sistema puede movilizar hasta 800 personas por hora. Todo el trayecto está completamente automatizado: no hay personal a bordo, pero el control se realiza mediante cámaras y sensores en tiempo real. Las cabinas cuelgan de un brazo de 11 metros, una necesidad impuesta por la fuerte inclinación del terreno.

Ingeniería de precisión suiza
La empresa Schilthornbahn AG está a cargo del proyecto, cuya finalización total está prevista para la primavera boreal de 2026. El trayecto completo desde Stechelberg hasta la cima del Schilthorn se compondrá de tres secciones, dos de las cuales ya están operativas. El 13 de diciembre se habilitó el tramo Stechelberg-Mürren y uno de los dos teleféricos paralelos de tipo Funifor entre Mürren y Birg. El segundo se habilitará a fines de noviembre de este año. La última etapa, que unirá Birg con el Schilthorn, será accesible a partir del 15 de marzo de 2025.
“Estoy muy orgulloso de haber participado en este impresionante proyecto, aunque hayamos tenido que trabajar a alturas vertiginosas”, afirmó en redes sociales, uno de los operarios involucrados en la construcción.

De Bond al turismo masivo
El Schilthorn no es un punto cualquiera en el mapa suizo. Allí se filmó parte de la película de James Bond “Al servicio secreto de Su Majestad” (1969), y su restaurante giratorio Piz Gloria se convirtió desde entonces en una atracción icónica. Mürren, por su parte, es una villa libre de automóviles ubicada sobre un acantilado que domina el valle de Lauterbrunnen. Hasta hace poco, llegar al Schilthorn requería hasta una hora en cuatro tramos diferentes. El nuevo sistema permite hacerlo en menos de 30 minutos incluso en horarios pico.

Impacto ambiental y tensiones locales
Sin embargo, no todo es celebración. El crecimiento del turismo, estimulado por esta mejora en la accesibilidad, genera tensiones en la región. Mürren tiene apenas 400 habitantes permanentes y unas 2.000 plazas hoteleras. Lauterbrunnen, el punto de partida del recorrido, analiza implementar una tarifa de ingreso para visitantes, al estilo de Venecia, debido a la saturación de servicios y la presión sobre la infraestructura local.
“Estamos desesperados. A los habitantes de aquí simplemente no nos queda ningún lugar en Lauterbrunnen”, declaró un vecino en un informe de la televisión pública suiza SRF en 2023.
Donat Greutmann, lector del diario Berner Oberländer, comentó: “El nuevo Schilthornbahn es un logro técnico realmente fascinante. Pero ¿cómo van a hacer frente Lauterbrunnen y toda la región de Jungfrau al creciente flujo de turistas? En Lauterbrunnen se está desarrollando un turismo de masas que ya va en contra de toda razón”.

El dilema suizo: progreso versus sustentabilidad
Desde Suiza Turismo, el ente oficial de promoción, reconocen que existen “cuellos de botella locales y temporales selectivos”. Martin Nydegger, su director, afirmó en julio pasado que se toman “muy en serio estas dificultades locales”. Como parte de las soluciones en estudio, se están promoviendo destinos menos visitados y temporadas bajas para distribuir mejor la demanda.
A pesar de las críticas, el proyecto Schilthornbahn 20XX sigue adelante. Su impacto se verá no solo en los tiempos de traslado o en la experiencia de los turistas, sino también en la economía regional, el ambiente y la vida cotidiana de los residentes. La paradoja de este logro técnico es clara: cuanto más fácil es alcanzar la cima, más difícil es conservar su esencia.

Función, diseño y patrimonio
El proyecto busca también armonizar infraestructura y paisaje. Las estaciones fueron diseñadas con una estética que respeta el entorno alpino y, según sus arquitectos, intentan preservar el carácter cultural de este medio de transporte de montaña. En videos institucionales, destacan el trabajo para integrar visualmente las estaciones al terreno y minimizar el impacto visual.
Schilthornbahn AG asegura que el trayecto completo, una vez finalizado, reducirá tiempos de viaje de 32 a 22 minutos, lo que implica no solo una mejora logística para el turismo, sino también una herramienta clave para la conectividad local.

Un fenómeno global
La inauguración del teleférico más empinado del mundo tuvo repercusión en medios de todo el mundo, desde India hasta Brasil. Atrae tanto a esquiadores y alpinistas como a turistas interesados en tecnología e ingeniería. A partir del 15 de marzo, con la apertura del tramo Birg-Schilthorn, se podrán disfrutar vistas panorámicas todo el año, con acceso a una de las cimas más emblemáticas del Oberland bernés.
El equilibrio entre innovación, turismo y sustentabilidad sigue siendo el desafío más empinado que enfrenta Suiza. Y, como en toda subida extrema, no hay margen para perder el equilibrio.

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