Buenos Aires (AT) – El 8 de mayo de 2025 marcó el 80º aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, un hecho relevantes para las naciones involucradas en el conflicto. Sin embargo, a pesar del paso de ocho décadas, las celebraciones de este día todavía están marcadas por profundas divisiones entre Europa y Rusia. Las distintas perspectivas sobre la historia y la actual guerra en Ucrania siguen siendo puntos de fricción que dificultan la reconciliación y la unidad en el continente.
Este 8 de mayo, las ceremonias en honor a la derrota del régimen nazi se realizaron de manera separada en Rusia y Europa. En Moscú, el presidente Vladimir Putin, acompañado por su homólogo chino Xi Jinping, utilizó la ocasión para fortalecer los lazos entre Rusia y China, presentándose como defensores de una “verdad histórica” sobre la Segunda Guerra Mundial. En sus declaraciones, Putin destacó la importancia de recordar los hechos de la guerra tal como Rusia los interpreta, y se comprometió a luchar contra lo que percibe como intentos de distorsionar la historia por parte de Occidente.

Por otro lado, en Alemania, el presidente Frank-Walter Steinmeier expresó una crítica tajante a lo que consideró las “mentiras históricas” de Rusia respecto a la guerra en Ucrania. En su discurso en el Bundestag, Steinmeier recordó la importancia de la victoria aliada sobre el nazismo y reafirmó el compromiso de Alemania con la memoria histórica, subrayando la responsabilidad de rechazar las narrativas distorsionadas que, según él, el Kremlin promueve hoy en día. El presidente alemán también elogió el papel fundamental del Ejército Rojo en la derrota del nazismo, destacando que fue esa misma fuerza, junto con tropas ucranianas, la que liberó Auschwitz.
La visión de Europa ante la guerra en Ucrania

Mientras tanto, en París, el presidente Emmanuel Macron aprovechó la ocasión para reflexionar sobre el regreso de la guerra a Europa. En su intervención frente al Arco de Triunfo, Macron advirtió que el sueño de paz perpetua tras la Segunda Guerra Mundial había resultado ser ilusorio. “La guerra ha regresado a Europa, y con ella el resurgimiento del imperialismo y el totalitarismo, que pisotean nuevamente los derechos de las naciones”, afirmó el mandatario francés, haciendo alusión directa a la invasión rusa de Ucrania. Este mensaje refuerza la idea de que la historia de Europa sigue estando definida por los conflictos, y que, a pesar de los avances en diplomacia y cooperación, el espectro de la guerra sigue amenazando al continente.
En paralelo, la invasión rusa de Ucrania sigue siendo un tema central de debate internacional. Los gobiernos europeos han expresado su preocupación por la continuidad del conflicto, que ha causado miles de muertes y desplazamientos, además de un fuerte impacto en la estabilidad regional. En este contexto, la cooperación entre Rusia y China tiene una relevancia estratégica, ya que ambos países se presentan como actores clave en la resistencia contra lo que consideran una hegemonía de los Estados Unidos en los asuntos internacionales. La alianza entre Moscú y Pekín se refuerza a través de compromisos en defensa y economía, lo que sitúa a Rusia en una posición aún más distante de Europa y Estados Unidos.
Un aniversario marcado por las diferencias

El Día de la Victoria de este año se desarrolló en un contexto particularmente complejo. En tanto los veteranos de guerra y sus familias recordaban los sacrificios hechos durante la Segunda Guerra Mundial, las nuevas generaciones de líderes se enfrentan a desafíos que, en muchos aspectos, evocan los horrores del pasado. En Londres, el rey Carlos III presidió una ceremonia en la Abadía de Westminster, en la que se rindió homenaje a los soldados caídos. La presencia del monarca y de otros miembros de la familia real fue un recordatorio de la importancia de la memoria histórica, especialmente en un momento en que la cantidad de veteranos supervivientes sigue disminuyendo.
Durante la ceremonia en Londres, el joven descendiente de Winston Churchill, Alexander, encendió una vela de paz en memoria de los caídos. Este acto simbólico, junto con las coronas de flores depositadas por el rey y el príncipe Guillermo, mostró el compromiso del Reino Unido con la memoria histórica de la guerra, incluso cuando las divisiones políticas y sociales del presente parecen multiplicarse.
El aniversario también dejó en evidencia la creciente preocupación en Europa sobre la necesidad de incrementar el gasto en defensa, dado el temor a una posible reducción del compromiso de los Estados Unidos con la OTAN bajo la administración de Donald Trump. La idea de que Europa debe tomar un papel más activo en su propia seguridad, ante la amenaza rusa, ha ganado terreno en los últimos años. Sin embargo, las discusiones sobre cómo enfrentar esta amenaza y cómo gestionar la relación con Estados Unidos y Rusia siguen siendo puntos de tensión.
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