El fin de semana pasado, las emblemáticas torres de refrigeración del antiguo complejo nuclear de Gundremmingen fueron demolidas. Solo días después, el mismo predio se transformó en escenario del inicio de una ambiciosa obra energética: el primer paso para levantar el que, según su desarrollador, será el mayor centro de almacenamiento de baterías de Alemania.
El proyecto, impulsado por la empresa RWE, representa una inversión de EUR 230 millones (US$ 266 millones). Una vez operativo, contará con una potencia de 400 megavatios (MW) y una capacidad de almacenamiento de 700 megavatios hora (MWh). Esto equivale, en palabras del director ejecutivo de RWE, Markus Krebber, “a recorrer 3,9 millones de kilómetros en un auto eléctrico”.
Un hito energético con respaldo político
Durante el acto del simbólico primer palazo, el ministro presidente de Baviera, Markus Söder, destacó la relevancia nacional del proyecto. “Un país altamente industrializado como Alemania no puede darse el lujo de tener problemas en su red eléctrica. Economía y energía son prioridad”, sostuvo el funcionario bávaro.
Söder calificó a la tecnología de baterías como “un pilar central” en la transformación energética alemana, en especial para garantizar la continuidad del suministro en los momentos en que las energías renovables no pueden cubrir la demanda.
Cómo funcionan estos mega depósitos eléctricos
Los grandes sistemas de almacenamiento eléctrico —como el que se construye en Gundremmingen— están diseñados para absorber el exceso de electricidad cuando hay sobreproducción (por ejemplo, durante días soleados o muy ventosos), y devolverla a la red en los momentos de escasez, como las llamadas “Dunkelflauten”, jornadas grises y sin viento.
Actualmente, gran parte del respaldo de la red eléctrica alemana depende de centrales térmicas, especialmente de gas. Pero estos sistemas resultan más costosos y contaminantes. Por eso, se espera que los almacenamientos con baterías ofrezcan una alternativa más eficiente y sostenible.
¿La solución perfecta? No tanto
Aunque prometen mucho, estos sistemas no están exentos de críticas. Los operadores de red alertan que, en ocasiones, las baterías devuelven energía a la red en momentos de alta carga, motivados más por la lógica del precio que por las necesidades del sistema. En su sitio web, el operador Amprion advirtió que esto puede generar desequilibrios regionales.
RWE, por su parte, sostuvo que para evitar estos problemas es fundamental seguir desarrollando la infraestructura eléctrica del país. “El sistema energético del futuro necesita redes sólidas”, remarcó Krebber durante la presentación del proyecto.
Un ecosistema energético en expansión
El mega almacén de Gundremmingen no estará solo. RWE ya planifica en el mismo predio un parque solar de 55 hectáreas, con capacidad para generar hasta 70 millones de kilovatios hora al año, lo suficiente para abastecer a unas 20.000 viviendas. Además, se proyecta allí un nuevo ciclo combinado a gas que funcionará como central de respaldo.
La infraestructura ya existente, especialmente las líneas de alta tensión del antiguo complejo nuclear, fue clave para elegir el sitio. “Estamos aprovechando al máximo un emplazamiento estratégico. Este almacenamiento es solo el principio”, afirmó Krebber sobe el proyecto en este pueblo que, según datos de 2020, tiene poco más de 1.300 habitantes.
Un boom que apenas comienza
Según datos de la Universidad Técnica de Aquisgrán, la capacidad instalada de baterías conectadas a la red eléctrica en Alemania podría multiplicarse por más de 25 en los próximos cinco años. De los 2,2 gigavatios hora actuales, se proyecta llegar a 57 GWh para fines de esta década.
Este boom está impulsado por dos factores clave: la reducción de costos en la tecnología de baterías y un beneficio fiscal significativo. Las plantas que entren en funcionamiento antes de agosto de 2029 estarán exentas del pago de tarifas de conexión a la red durante 20 años.
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