Buenos Aires (AT) – El 30 de mayo de 2005, la Allianz Arena abrió sus puertas con un amistoso entre el TSV 1860 München y el 1. FC Nürnberg. Aquella noche, Patrick Milchraum marcó el primer gol oficial del nuevo estadio. Pero lo que comenzó como un proyecto compartido entre dos clubes de la ciudad se transformó rápidamente en una historia de supremacía para el FC Bayern München y de frustración para los “leones” del 1860.
Ubicado en el barrio de Fröttmaning, al norte de Múnich, el estadio no solo reconfiguró el panorama futbolístico de la ciudad. También modificó la dinámica urbana de la zona, convirtiendo a Freimann en uno de los puntos neurálgicos del turismo deportivo y el consumo masivo. Hoy, junto a la Frauenkirche y el Deutsches Museum, el Allianz Arena es uno de los tres sitios más visitados de Múnich.

De basural a postal internacional
La decisión de construir el estadio en un área antes asociada a una planta de tratamiento y un “cerro de basura” provocó escepticismo inicial. El entonces alcalde de Múnich, Christian Ude, recordó que su reacción ante la propuesta fue: “¿Ahí quieren un estadio? ¡Pero si eso apesta!”.
Con el tiempo, Fröttmaning dejó de ser sinónimo de marginalidad urbana para convertirse en sinónimo de vanguardia arquitectónica. Diseñada por los suizos Herzog & de Meuron, la Allianz Arena es reconocida por su fisonomía inflable e iluminada. Su fachada de paneles ETFE permite modificar el color del estadio según el evento, lo que la convierte en un verdadero hito visual de la ciudad.

Un impacto que desbordó lo deportivo
En veinte años, el Allianz Arena albergó algunos de los momentos más memorables del deporte mundial. Fue sede del partido inaugural del Mundial 2006, con un gol inolvidable de Philipp Lahm. En 2012, albergó la final de la UEFA Champions League que el FC Bayern perdió dramáticamente ante el Chelsea, y en 2024, otra Eurocopa volvió a abrirse en sus tribunas. Mañana, sábado, Inter de Milán y PSG disputarán una nueva final europea bajo su techo (desde las 16 hs. de Argentina, transmiten ESPN y Disney+).
También fue escenario de eventos no futbolísticos: partidos de la NFL, conciertos internacionales como el próximo show de Guns N’ Roses, y debates políticos como el de 2021, cuando la UEFA rechazó iluminar el estadio con los colores del arcoíris en apoyo a la comunidad LGBTQ+.

La metamorfosis del FC Bayern
El FC Bayern München compró en 2006 la parte del estadio que pertenecía al TSV 1860 por EUR 11 millones (US$ 12,5 millones). Luego del descenso del 1860 en 2017, el club rojo pasó a ser el único inquilino. El “patrón” Uli Hoeneß ironizó entonces que ya podían “pedir la orquesta” para celebrar.
Con la salida de los “leones”, el estadio fue adaptado por completo a la identidad del Bayern: asientos rojos, escudos en las tribunas, el “Kurt-Landauer-Platz” en honor al ex presidente, una estatua de Gerd Müller y, desde 2025, la nueva dirección oficial: Franz-Beckenbauer-Platz 5.
El club también incorporó su propio museo en 2011, y colgó bajo el techo la camiseta del “Kaiser” Beckenbauer, figura clave en la gestación del proyecto. La experiencia del hincha se transformó radicalmente: más allá del partido, la visita a la Allianz Arena es una inmersión en el universo Bayern.

Messi, un record y una excepción en territorio rojo
Bastian Schweinsteiger, gloria de la Mannschaft y del Bayern, contó por qué en el Allianz Arena, la camiseta de Lionel Messi es el único objeto que hay en el museo que no lleva los colores del FC Bayern München.
“Cuando Messi batió el récord de Gerd Müller con 91 goles, Gerd vino al entrenamiento con una camiseta del Barcelona y nos dijo: `Mira quién me envió su camiseta, es Messi´. Müller estaba muy orgulloso con la camiseta del argentino y con una carta que decía: `Gracias por hacerme trabajar duro para romper este récord histórico. Esta camiseta es en tu honor´. Müller colocó la casaca en el Museo del Allianz Arena y es lo único que no pertenece al club”, recordó Schweinsteiger.

La dimensión barrial: entre orgullo y tensión
El crecimiento del Allianz Arena tuvo efectos mixtos en el barrio. Algunos vecinos celebran la vitalidad que trajo consigo. La familia Dettweiler, residente en Freimann y fanática del Bayern, destaca la facilidad de ir en bicicleta al estadio y evitar el colapso del subte U6 en días de partido.
Otros, como Walter Hilger, presidente de la asociación vecinal Siedlerschaft Kieferngarten, denuncian desde hace años el caos de tránsito y estacionamiento ilegal. “Hay calles donde normalmente hay diez autos y en días de partido hay sesenta”, graficó. La solución propuesta por el gobierno municipal, que incluye una nueva línea de tranvía, no convence a todos, ya que implicaría perder unas 200 plazas de estacionamiento.
El problema se vuelve más evidente considerando que la U6 es la única línea de metro que llega directamente al estadio. En días clave, los vagones se saturan, y los vecinos buscan rutas alternativas para evitar el colapso del transporte público.

Economía de partido: la cerveza como termómetro
El movimiento económico que genera el Allianz Arena es significativo. Sepp Reinmoser, responsable del histórico biergarten Aumeister, contó que en días de partido deben estar preparados con “suficiente personal y mucha cerveza en reserva”. Añadió que algunos visitantes desconocen las reglas locales y traen sus propias bebidas. “En Baviera, la cerveza se compra en el bar, no se trae de casa”, explicó.
Según datos del propio Bayern, cada jornada en el Allianz Arena genera un movimiento de entre EUR 8 y EUR 10 millones (entre US$ 9 y US$ 11,3 millones) entre entradas, gastronomía, merchandising y servicios asociados. Eso sin contar el turismo internacional, que ha crecido sostenidamente desde 2010.

Un estadio en constante transformación
Desde su inauguración, el Allianz Arena pasó de 66.000 a 75.000 espectadores de capacidad. Incorporó el museo “FCB Erlebniswelt” en 2011, y el anillo medio de asientos fue rediseñado completamente. Además, se instaló infraestructura para el fútbol americano y se reforzaron los servicios de vestuarios para albergar planteles más numerosos.
En 2022, las mujeres del FC Bayern debutaron en el estadio frente al Paris Saint-Germain. Un año después, 24.000 personas asistieron a la victoria sobre el FC Barcelona. El club planea duplicar ese número en futuras citas, como parte de su estrategia de equidad deportiva.
La modernización también incluyó decisiones simbólicas. El tríptico formado por el escudo del club, el rostro de Gerd Müller y el nombre de Beckenbauer forma parte del paisaje interior. El “trapo” del “Kaiser” cuelga bajo el techo de un estadio que ayudó a proyectar internacionalmente.

Mirando hacia el futuro
La agenda de junio 2025 no da respiro. Además de la final de Champions, se jugará la final de la Nations League, y pocos días después se realizará el primer recital masivo en la historia del estadio. Lejos de envejecer, el Allianz Arena sigue reinventándose.
El estadio se ha convertido en un laboratorio urbano, en un fenómeno económico y cultural que va más allá del fútbol. Su arquitectura de avanzada, su gestión como espacio multifunción y su impacto sobre el tejido social de Múnich hacen que, a 20 años de su apertura, el Allianz Arena no sea solo una cancha: es una plataforma viva de identidad, poder y espectáculo. Y todo indica que su tercera década será tan vibrante como las anteriores.

Allianz Arena: 20 años de un estadio que cambió el mapa:
- De basural a postal internacional
- Un impacto que desbordó lo deportivo
- La metamorfosis del FC Bayern
- Messi, un record y una excepción en territorio rojo
- La dimensión barrial: entre orgullo y tensión
- Economía de partido: la cerveza como termómetro
- Un estadio en constante transformación
- Mirando hacia el futuro
Hacé tu comentario