Buenos Aires (AT) – El handball ha sido por décadas una de las disciplinas más practicadas y seguidas en Alemania. Sin embargo, en los últimos años, el deporte vive una crisis silenciosa: pese a contar con millones de practicantes y una rica historia, sus estadísticas económicas y de audiencia lo ubican por debajo de otras disciplinas que, hasta hace poco, ocupaban un segundo plano.
Pérdida de terreno frente a otras ligas
La Bundesliga de handball cerró la última temporada con una asistencia promedio de 5.200 espectadores por partido, lejos de los 7.200 del hockey sobre hielo y apenas por encima de los 4.400 del básquet. En términos de ingresos, la situación también resulta preocupante: según el gerente general de la Liga Alemana de Handball (HBL), Frank Bohmann, los clubes generaron EUR 140 millones (US$ 158 millones), una cifra que los relega al último lugar entre los tres grandes deportes de equipo, por debajo del básquet (EUR 148 millones – US$ 167 millones) y muy lejos del hockey (EUR 174 millones – US$ 197 millones).
Alto interés, baja explotación comercial
Según una encuesta realizada por el Instituto Allensbach, el 11,8 % de la población alemana se declaró “particularmente interesada” en el handball. Solo el fútbol (28,2 %) y el salto de esquí (12,8 %) superaron ese nivel de interés. Sin embargo, este entusiasmo no se traduce en éxitos comerciales. Alisa Türck, directora general del club THW Kiel, lo resume con crudeza: “Todavía circula el rumor de que todos nuestros partidos están agotados, pero eso no es cierto. Siempre hay entradas disponibles”.
Türck reconoce que el modelo de gestión de los clubes es parte del problema. “En el handball, primero se invierte en el plantel y recién después en lo demás. Así es difícil crecer como industria”, afirmó en el pódcast “Chefgespräch” del sitio WirtschaftsWoche. Para la dirigente, el handball necesita copiar el enfoque de otros deportes más orientados al entretenimiento, como el básquet: “Allí, el show es tan importante como el deporte mismo. En el handball también va a cambiar eso”.
Una visión introspectiva del fracaso
A diferencia del fútbol, que reparte entre EUR 15 y 30 millones (entre U$S 17 y 34 millones) por club en derechos de televisión según la categoría, en el handball los ingresos por este concepto son de apenas seis cifras y se distribuyen en forma equitativa, sin considerar rendimiento deportivo. Esto limita el crecimiento de los equipos grandes y desincentiva la mejora competitiva.
La situación es más llamativa si se considera la cantidad de practicantes: el Deutscher Handballbund (DHB) cuenta con casi 770.000 miembros, lo que lo convierte en la segunda federación de deportes de equipo en Alemania. A pesar de este enorme caudal de jugadores y aficionados, la liga no logra transformarse en una marca potente a nivel nacional ni internacional.
Falta de proyección internacional
Uno de los factores que explican el estancamiento del handball es su escasa presencia fuera de Europa. Mientras el básquet y el hockey ganan adeptos en todo el mundo y generan ingresos a través de ligas globalizadas, el handball se mantiene como un fenómeno eminentemente continental. Stefan Kretzschmar, exjugador y rostro emblemático del deporte, criticó esta falta de internacionalización: “Es catastrófico que nos alegremos porque los torneos se juegan todos en Alemania. Eso le hace mal a la proyección global del handball”.
De hecho, el calendario internacional refuerza esa crítica: Alemania albergará las próximas ediciones de los mundiales de 2027 y 2029, y parte de la Eurocopa 2032. Para Türck, esta situación limita el crecimiento: “Sería mejor que los torneos se jugaran en países donde el handball no está tan desarrollado. Eso aumentaría el interés global y, como consecuencia, también los ingresos para nuestros clubes”.
El modelo del Bayern y la esperanza del streaming
Otra de las debilidades estructurales es la falta de clubes de fútbol de alto perfil que apuesten por el handball. Mientras que en el básquet el FC Bayern München elevó el interés por la liga con su participación, y en países como España o Portugal el Barcelona o el Sporting de Lisboa también son referentes en handball, en Alemania no existe una sinergia similar.
Pese a este diagnóstico poco alentador, existen focos de optimismo. La alianza con la plataforma de streaming Dyn, vinculada al grupo Axel Springer, podría marcar un punto de inflexión. Türck señaló que el efecto ya es visible: “Notamos un impacto real en las redes. La difusión de videos cortos en redes sociales nos dio una llegada mucho mayor”.
Para consolidar esta tendencia, los clubes deberán modificar su propuesta: “La clave será la ‘eventización’ del deporte. No basta con atraer a los fanáticos, también tenemos que ofrecer una experiencia divertida para un público más amplio”, explicó Türck. En este sentido, el modelo del beach volley, que combina espectáculo con deporte, podría ser un ejemplo a seguir.
El handball alemán enfrenta un momento bisagra: o se transforma en una industria moderna capaz de competir por audiencias y patrocinios, o seguirá perdiendo terreno frente a disciplinas con estrategias de crecimiento más agresivas. La materia prima está: millones de jugadores, una rica tradición y una base de fans consolidada. El desafío ahora es convertir todo eso en un negocio sostenible y atractivo.
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