Buenos Aires (AT) – La economía alemana ha atravesado un año de contracción y las previsiones para el actual no son mucho mejores. La discusión sobre cómo impulsar el crecimiento volvió a poner sobre la mesa una pregunta de largo aliento: ¿están trabajando poco los alemanes?
El canciller federal Friedrich Merz (CDU) reclamó el fin de semana pasado una “esfuerzo colectivo” para reactivar la economía y sostuvo que los alemanes deben trabajar más. Coincidió así con un informe reciente del Instituto de la Economía Alemana (IW), que alertó sobre la baja cantidad de horas trabajadas por persona en edad activa (15 a 64 años): un promedio de 1.036 horas al año. Esto ubica a Alemania en el puesto 25 de un listado de 27 países, apenas por encima de Francia (1.027) y Bélgica (1.021), y muy lejos de Nueva Zelanda (1.402).

El factor demográfico y la amenaza al crecimiento
Según Holger Schäfer, investigador del IW, el problema no es la participación laboral —que es alta—, sino el subaprovechamiento del potencial de trabajo disponible. A esto se suma la inminente jubilación de la generación boomer, lo que representa una “reducción demográfica drástica” del mercado laboral. “Si no hay ajustes, enfrentaremos escasez de trabajadores, pérdida de bienestar y tensiones distributivas”, advirtió Schäfer.
Entre las soluciones propuestas, se analizó incluso la eliminación de un feriado nacional. Según el IW, un solo día laborable adicional podría aumentar el PBI hasta en EUR 8.600 millones (US$ 9.755 millones). Se citó como antecedente la supresión del Día de Penitencia y Oración en 1995, que se utilizó para financiar el sistema de cuidado de salud.

Reacciones dispares desde el mundo del trabajo
La propuesta generó reacciones opuestas entre representantes empresariales y sindicales. Desde la Asociación de la Economía Bávara (vbw), su presidente Wolfram Hatz apoyó la idea de aumentar la jornada semanal y reducir feriados: “Es una oportunidad histórica para recuperar competitividad”. Para Hatz, ampliar el tiempo de trabajo ayudaría a atraer inversiones y evitar la deslocalización de empleos.
Bertram Brossardt, director general de la vbw, agregó que los cambios deben contemplar también la salud y el rendimiento a largo plazo. “Prevención, gestión sanitaria en el lugar de trabajo y capacitación continua son las claves”, explicó.

Las objeciones desde el lado sindical
Desde la vereda opuesta, el jefe de la Confederación de Sindicatos Alemanes (DGB) en Baviera, Bernhard Stiedl, calificó las propuestas como “desconectadas de la realidad”. Para Stiedl, el aumento de enfermedades psicológicas y por estrés hace inaceptable pedir más horas de trabajo. En cambio, propuso aprovechar el potencial de empleo de sectores subrepresentados: mujeres, personas mayores, personas con discapacidad y migrantes.
“Lo que se necesita es una infraestructura de cuidado infantil y de mayores que permita trabajar a quienes hoy no pueden hacerlo por falta de condiciones adecuadas”, subrayó Stiedl en declaraciones al Bayerischer Rundfunk.

Trabajar más, ¿a costa de la democracia?
La fundación Hans-Böckler, vinculada al sindicalismo, introdujo un argumento adicional: el aumento de las horas laborales podría erosionar la participación democrática. En un estudio reciente señaló que solo un tercio de los trabajadores están tan comprometidos con el activismo cívico como desearían. Entre las madres trabajadoras, ese porcentaje cae al 20 %.
“Una democracia sana requiere ciudadanos con tiempo para involucrarse”, concluyó el informe, que cuestiona la visión puramente economicista del tiempo de trabajo.

El mito de la “generación vaga”
Otra idea rebatida en este debate es que los jóvenes trabajan menos o tienen menos voluntad laboral. El Instituto para la Investigación del Mercado Laboral y la Profesiones (IAB) publicó datos que muestran que la tasa de participación laboral de las personas de entre 20 y 24 años subió más de seis puntos desde 2015, alcanzando el 76 %.
Los investigadores del IAB concluyeron que la llamada Generación Z no es “vaga”, sino que tiene expectativas distintas: busca trabajos que permitan equilibrio, flexibilidad y sentido.

Más horas, menos soluciones
No todos los economistas coinciden en que trabajar más sea la solución. Marcel Fratzscher, presidente del Instituto Alemán de Investigación Económica (DIW), aseguró al grupo mediático Funke que eliminar feriados no resolverá el problema de fondo: la falta de mano de obra. Fratzscher apuntó que la clave está en facilitar la inserción laboral de grupos marginados y en fomentar la migración calificada.
Fratzscher también puso en duda los efectos económicos de trabajar más sin mejorar la productividad o las condiciones estructurales. La mirada cortoplacista podría derivar en un modelo laboral menos sostenible y más desigual.

La paradoja alemana: alta eficiencia, baja cantidad
Alemania tiene una de las economías más grandes del mundo, con alta productividad por hora trabajada. Esto explica en parte por qué el número de horas es menor en comparación internacional. Las jornadas laborales más cortas no necesariamente implican bajo rendimiento, sino otra organización del tiempo y del trabajo.
Además, muchos trabajadores alemanes optan por empleos de jornada reducida, por decisión personal o por políticas de conciliación laboral-familiar. Cualquier reforma, coinciden los especialistas, deberá considerar esa complejidad antes de aplicar medidas generales.

Una discusión que excede el reloj
La pregunta de si los alemanes trabajan poco no admite una respuesta lineal. El tiempo laboral, como recurso social y económico, está en el centro de tensiones estructurales: productividad, equidad, bienestar, salud, participación ciudadana.
Las propuestas de aumentar la carga horaria pueden ser una parte del debate, pero no su solución total. Alemania enfrenta un desafío mayor: transformar su mercado laboral sin erosionar los pilares de su contrato social.

Debate: ¿Los alemanes trabajan poco?:
- El factor demográfico y la amenaza al crecimiento
- Reacciones dispares desde el mundo del trabajo
- Las objeciones desde el lado sindical
- Trabajar más, ¿a costa de la democracia?
- El mito de la “generación vaga”
- Más horas, menos soluciones
- La paradoja alemana: alta eficiencia, baja cantidad
- Una discusión que excede el reloj
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