Buenos Aires (AT) – En 2020, mientras esperaba un tren en Renens, al oeste de Lausana (Suiza), Joseph Scuderi notó el espacio sin uso entre las vías. Cinco años más tarde, esa observación casual se convirtió en un proyecto piloto con proyección revolucionaria. Según relata Swissinfo, Su empresa emergente, Sun-Ways, instaló 100 metros de paneles solares entre los rieles en Buttes, un pequeño pueblo del cantón de Neuchâtel, en el oeste de Suiza.
El 24 de abril, se presentó oficialmente la planta solar sobre rieles. Scuderi lo describió como “un milagro”. La instalación reproduce el método usado para techos residenciales, pero con una particularidad: los paneles pueden colocarse y retirarse sin desmontar la vía férrea.
Esto permite tareas de mantenimiento sin alterar la circulación ferroviaria. El sistema fue desarrollado junto con Scheuchzer, una empresa suiza especializada en mantenimiento de vías, que construyó una máquina capaz de instalar o retirar casi 1.000 metros cuadrados de paneles en pocas horas.
Una innovación con respaldo local y proyección global

La instalación piloto de Buttes contiene 48 paneles solares colocados sobre durmientes, las piezas que sostienen los rieles. Puede montarse de manera manual o mecánica, y se diseñó para resistir el paso de trenes sin comprometer la seguridad. Además, se incorporó un cepillo cilíndrico que puede adaptarse a los trenes para limpiar los paneles durante la marcha.
Sun-Ways recibió apoyo de una docena de empresas y del organismo suizo de promoción de la innovación, Innosuisse. El presupuesto de esta fase de prueba fue de CHF 585.000, equivalente a unos EUR 704.600.
La electricidad generada se inyecta a la red local. Según los cálculos de la empresa, la instalación actual puede producir hasta 16.000 kilovatios-hora (kWh) por año, lo suficiente para abastecer entre cuatro y seis hogares.
Pero el potencial es mayor. De los 5.320 kilómetros de vías ferroviarias en Suiza, excluyendo túneles y zonas con poca exposición solar, se podrían obtener hasta mil millones de kWh anuales. Esto cubriría el consumo de unos 300.000 hogares, equivalente al 2% de la demanda eléctrica del país.
En línea con los objetivos de transición energética fijados para 2035, Suiza necesita multiplicar por siete su producción solar actual. Iniciativas como la de Sun-Ways encajan dentro de esa estrategia. La Oficina Federal de Transporte (OFT) reconoce el valor de estas propuestas y subraya la importancia de que las empresas públicas innoven en energías renovables.
Sin embargo, el organismo se mantiene cauto. Autorizó la prueba en Buttes porque los trenes circulan allí a una velocidad máxima de 70 km/h. También exigió un período de prueba mínimo de tres años, en lugar de los seis meses originalmente propuestos. El objetivo es evaluar el comportamiento del sistema durante todas las estaciones, analizar el desgaste de la vía y verificar los desafíos de mantenimiento.
Entre el interés técnico y el impacto ambiental

El enfoque de Sun-Ways despertó interés dentro y fuera de Europa. Investigadores como Martin Heinrich, del Instituto Fraunhofer de Sistemas de Energía Solar en Alemania, valoran positivamente la idea de aprovechar superficies ya urbanizadas para la generación de energía. Según Heinrich, colocar paneles en infraestructuras existentes es preferible a ocupar áreas naturales.
También destacó que la instalación sencilla podría adaptarse a contextos internacionales. Sin embargo, cuestionó el concepto de paneles removibles. A su entender, lo ideal sería instalar los módulos una sola vez y no volver a tocarlos durante 20 o 30 años, ya que cualquier intervención puede aumentar los costos y el riesgo de daño.
Aun así, el diseño suizo logró captar la atención de países con planes ambiciosos en materia de energía renovable. Corea del Sur se encuentra entre ellos. La empresa estatal KRSPGPC, que trabaja con el Ministerio de Infraestructura y Transporte surcoreano, mostró interés en aplicar el sistema en su red ferroviaria de 6.600 kilómetros. Su director, Taebon Park, participó del acto de inauguración en Buttes y valoró el método de conexión eléctrica y la facilidad de montaje.
Otros países también siguen de cerca el experimento suizo. En Indonesia, la firma privada Mutitron Automa proyecta implementar el sistema en la ciudad de Bogor y, más adelante, en toda la isla de Java. Japón, a través de su Ministerio de Infraestructura y Transporte, estudia cómo integrar tecnología similar para avanzar en sus metas de descarbonización hacia 2050. Antes de adoptar el sistema, sus técnicos buscan esclarecer dudas sobre la seguridad operativa y el mantenimiento.
Usar lo que ya existe para no ocupar más suelo

Lubomila Jordanova, cofundadora de Greentech Alliance, una red de empresas centradas en soluciones climáticas, describió la propuesta de Sun-Ways como eficiente, escalable y respetuosa del medio ambiente. La clave, según ella y otros especialistas, está en reutilizar infraestructura ya existente. No es necesario abrir nuevos caminos ni invadir ecosistemas.
En Suiza, la propia OFT estima que las empresas de transporte público podrían cubrir entre un 20% y un 30% de sus necesidades eléctricas si utilizaran los techos y fachadas de estaciones, cocheras y otras instalaciones.
El proyecto de Buttes no es el primero en probar paneles solares en el ámbito ferroviario. Existen experiencias en Alemania, Italia, Francia y Japón. Sin embargo, Sun-Ways desarrolló el primer sistema desmontable diseñado para funcionar sobre vías activas. Esta característica podría facilitar el mantenimiento sin afectar el servicio, algo clave para las operadoras de trenes.
Joseph Scuderi y su equipo disponen ahora de tres años para demostrar que una vía férrea puede convertirse también en una planta solar. Si lo logran, aquella intuición nacida en un andén podrá dar paso a una nueva forma de producir energía limpia sin ocupar un solo metro cuadrado adicional.
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