Buenos Aires (AT) – En los últimos años, Alemania estuvo sumida en una serie de desafíos que han marcado su agenda política. La guerra en Ucrania, los altos precios de la energía y una economía en desaceleración dominaron los debates, relegando la crisis del clima a un segundo plano. A pesar de que los fenómenos climáticos extremos se hacen más intensos y frecuentes, los temas relacionados con el cambio climático apenas ocuparon espacio en los discursos de campaña para las elecciones de febrero.
La incertidumbre persiste sobre las acciones que los nuevos socios de la coalición gubernamental tomarán en relación con el clima, según detalla DW. Sin embargo, después de varios meses de negociaciones, los tres partidos gobernantes, la Unión Demócrata Cristiana (CDU), su partido hermano de Baviera, la Unión Social Cristiana (CSU), y los Socialdemócratas (SPD), empezaron a delinear sus planes. A través de su acuerdo de coalición, se comprometieron con la meta de alcanzar la neutralidad climática para 2045. No obstante, expertos en economía y energía, como Claudia Kemfert, advierten que la protección del medio ambiente y el cambio climático no ocupan un lugar prioritario en el nuevo gobierno.
La lucha entre la economía y el clima

Durante los últimos cuatro años, las políticas climáticas se abordaron, en parte, como un problema económico e internacional. Fueron asumidas bajo el Ministerio Federal de Economía y Acción Climática, dirigido por el político del partido Verde, Robert Habeck. Sin embargo, la nueva reconfiguración gubernamental decidió trasladar las políticas climáticas, tanto nacionales como internacionales, nuevamente al Ministerio del Medio Ambiente.
Según Kemfert, este cambio tiene ventajas y desventajas. Por un lado, considera que es positivo que las políticas climáticas se concentren nuevamente en un solo ministerio, permitiendo un enfoque más coordinado. Por otro lado, advierte que la protección del clima también es una tarea económica y que podrían resurgir los conflictos entre los ministerios del Medio Ambiente y de Economía, como ya ocurrió en el pasado.
El contexto económico de Alemania, que atraviesa una recesión de dos años, fue un tema central en la campaña electoral. Las políticas de protección climática quedaron en segundo plano, muchas veces contrapuestas a las medidas para reactivar la economía. El nuevo canciller, Friedrich Merz, clarificó que solo se desmantelarán las plantas de energía a base de carbón y gas si no ponen en peligro al sector industrial, ya de por sí debilitado.
Christoph Bals, director de políticas de la ONG ambiental Germanwatch, advierte que la reubicación de la responsabilidad de las políticas climáticas en el Ministerio de Medio Ambiente podría llevar a que otros ministerios, particularmente aquellos controlados por el partido conservador, rechacen o descuiden los planes para combatir el calentamiento global. Según Bals, se necesita una estrategia clara que permita integrar las políticas climáticas en todas las decisiones del gobierno.
Jörg-Andreas Krüger, presidente de la organización de conservación de la naturaleza NABU, subraya que la protección del clima debe ser una prioridad en todos los sectores. “La conservación de la naturaleza y la protección del clima deben estar en el centro de todas las áreas de política”, afirmó en un comunicado.
La importancia de un liderazgo climático

Uno de los principales desafíos para el nuevo gobierno es mantener el liderazgo en materia de políticas climáticas. Con el retiro de Estados Unidos del acuerdo climático de París, muchos países pondrán sus esperanzas en la Unión Europea y, en particular, en Alemania, para mostrar un liderazgo significativo en las negociaciones internacionales.
Carsten Schneider, un político del SPD, fue nombrado ministro encargado de Medio Ambiente, Acción Climática, Conservación de la Naturaleza y Seguridad Nuclear. La elección de Schneider, desconocido en el ámbito de las políticas climáticas, sorprendió a muchos. Este nuevo ministro tendrá que asumir la responsabilidad tanto de las políticas climáticas nacionales como internacionales, lo que representa un desafío significativo. Además, debe cumplir con el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 65% respecto a los niveles de 1990 para finales de esta década, una meta que, según los expertos, corre el riesgo de no cumplirse.
Kemfert señala que Alemania no está lo suficientemente avanzada en la reducción de emisiones en sectores clave como la energía y la construcción, donde hay un gran margen de mejora. En este contexto, el nuevo ministro se enfrentará a presiones para cumplir con los compromisos internacionales, mientras enfrenta una política interna que se muestra reacia a medidas drásticas que puedan afectar a sectores clave de la economía.
La nueva política internacional

Una de las tareas más inmediatas de Schneider será coordinar la posición de Alemania en la próxima cumbre COP sobre el cambio climático. Bajo el gobierno anterior, esta responsabilidad recayó en el Ministerio de Relaciones Exteriores, dirigido por la miembro del partido Verde, Annalena Baerbock. Ahora, con la reconfiguración del gobierno, Schneider se hará cargo de esta crucial función internacional.
Bals advierte que la desaparición del cargo de enviado especial para el clima, anteriormente ocupado por Jennifer Morgan, podría ser un obstáculo para la diplomacia climática alemana. Este cambio, junto con la eliminación de la figura de Morgan, representa un desafío adicional en las negociaciones globales. Según los expertos, Alemania debe asumir un papel clave en la promoción de la financiación climática internacional, estableciendo alianzas con otros países para impulsar una respuesta global al cambio climático.
La política climática de Alemania se encuentra en un momento crítico. El país ganó reconocimiento internacional por sus esfuerzos en protección climática, pero expertos como Kemfert advierten que no se debe dar por sentado. “Alemania no puede permitirse el lujo de desperdiciar lo que ha logrado en términos de protección climática y reputación internacional”, afirmó.
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