Buenos Aires (AT) – El conflicto entre Israel e Irán dio un nuevo salto con la posibilidad de una interrupción total o parcial de la navegación en el Estrecho de Ormuz, uno de los puntos neurálgicos del comercio mundial de energía. Con solo 33 a 40 kilómetros de ancho en su parte más angosta, esta franja de mar entre Irán y Omán canaliza el 20% de las exportaciones mundiales de petróleo crudo y cerca de un tercio del gas natural licuado (LNG).
Tras los ataques a instalaciones iraníes a mediados de junio por parte de Israel, el precio internacional del crudo Brent pasó de US$ 66 a más de US$ 71 por barril en cuestión de días. En las estaciones de servicio de Europa, como en Baviera, ya se registran subas en los precios del combustible. El temor a una interrupción en el suministro global elevó los costos también para el gas y derivados del petróleo.

Sin vías alternativas
Según el Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW Berlin), no hay rutas terrestres con capacidad suficiente para reemplazar el tráfico marítimo que pasa por el Estrecho de Ormuz. Aunque existen oleoductos alternativos, no tienen la escala necesaria. El investigador Klaus-Jürgen Gern del Instituto de Kiel explicó que los peligros en el mar Rojo, por los ataques de los hutíes de Yemen, también reducen las opciones logísticas.

Impacto global: China, la más expuesta
China, principal importador de petróleo de Irán, Arabia Saudita y los Emiratos, enfrenta riesgos serios. Sun Degang, director del Centro de Estudios de Medio Oriente en la Universidad Fudan de Shanghái, alertó que una interrupción afectaría las cadenas logísticas del país. La seguridad energética china, ya golpeada por los ataques en el mar Rojo, podría también verse comprometida por sabotajes o bloqueos parciales en el Estrecho de Ormuz.

Tensión electrónica en altamar
El riesgo no es solo físico. Informes del Joint Maritime Information Center (JMIC) y de The Financial Times indicaron que cerca de 900 barcos reportaron interferencias en sus sistemas de navegación al cruzar por el Estrecho de Ormuz. Algunas embarcaciones se desviaron de curso, otras aparecieron virtualmente “varadas” en tierra. Estas acciones, atribuidas a interferencias desde el puerto iraní de Bandar Abbas, buscan generar incertidumbre sin un conflicto abierto.

Europa, bajo presión indirecta
Aunque países como Alemania o regiones como Baviera no dependen directamente del crudo iraní, sí sufren el efecto de los aumentos generalizados en los mercados. La Cámara Alemana de Industria y Comercio (DIHK) advirtió que una interrupción podría derivar en precios de barril por encima de US$ 150, encareciendo la energía y empujando la inflación a nivel mundial. Esto podría frenar la recuperación pospandemia de muchas economías europeas.

Consecuencias posibles: de la recesión a la reconfiguración geopolítica
Janiv Shah, vicepresidente de Rystad Energy, señaló que un cierre total llevaría al mundo a un “territorio inexplorado”. Una recesión global sería altamente probable, con efectos sobre producción, consumo y empleo. Al mismo tiempo, China podría acelerar su estrategia de diversificación energética, y Europa verse obligada a acelerar la transición hacia fuentes renovables.

El factor militar: EE.UU. en escena
La Quinta Flota estadounidense tiene base en Bahrein y ya ha ensayado escenarios de protección de convoyes petroleros. Aunque por ahora no hay un operativo desplegado, analistas como Manuel Frondel, del RWI en Essen, recordaron que Irán ha amenazado con bloquear el Estrecho de Ormuz en al menos cuatro ocasiones en los últimos 15 años, sin concretarlo.

Amenaza más simbólica que real, por ahora
La economista Claudia Kemfert consideró que una clausura total es poco probable: “Sería también un tiro en el pie para el propio Irán, que depende de esa misma vía para exportar su petróleo”. Además, afectaría las relaciones con China e India, sus principales compradores, lo que tendría consecuencias diplomáticas severas para Teherán.

Un punto de presión en el mapa global
El Estrecho de Ormuz no es solo una vía marítima. Es una palanca de poder en manos de Irán y un barómetro de la estabilidad en Medio Oriente. A medida que crece la tensión regional, también aumentan los temores de una disrupción que podría escalar de crisis energética a shock económico mundial. Por ahora, es un recordatorio de cómo una franja de mar puede estremecer a las grandes potencias económicas del planeta.

El Estrecho de Ormuz en la mira:
- Sin vías alternativas
- Impacto global: China, la más expuesta
- Tensión electrónica en altamar
- Europa, bajo presión indirecta
- Consecuencias posibles: de la recesión a la reconfiguración geopolítica
- El factor militar: EE.UU. en escena
- Amenaza más simbólica que real, por ahora
- Un punto de presión en el mapa global
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