Buenos Aires (AT) – Los precios de los alimentos en Europa siguen siendo una constante preocupación para los consumidores de la mayoría de los países del continente. La inflación en la zona euro ha experimentado una desaceleración desde su máximo del 10,6% (11,5% en la Unión Europea – UE) en octubre de 2022, hasta llegar al 2,9% (3,6% en la UE) en octubre de este año.
Una situación diametralmente opuesta a lo que sucede en nuestro país, ya que, de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Censos de la República Argentina (INDEC), la inflación en Argentina experimentó un incremento significativo durante el mes de octubre. Según los datos proporcionados, la inflación alcanzó un 8,3% en dicho mes y un 142,7% en términos interanuales. Esto representa un aumento de 4,4 puntos porcentuales en comparación con el mes anterior.
En cuanto a la tasa de variación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) en Argentina, se registró un aumento del 142,7% en octubre de 2023, lo cual es 4,4 puntos porcentuales superior al mes anterior. Además, se menciona que también hubo una variación mensual en el IPC.
Sin embargo, al igual que sucede en la Argentina, la inflación de los alimentos continúa siendo persistentemente alta en Europa, lo que representa un desafío para los consumidores que se enfrentan a la crisis del aumento en el costo de vida.
Por ejemplo, la inflación real de los alimentos, calculada como la tasa de inflación de los alimentos menos la inflación general, alcanzó un 4,6% en la zona euro (4% en la UE) durante octubre de 2023. Esto ha ejercido una enorme presión sobre los hogares con bajos ingresos.
Las tasas de inflación de Europa
Durante el año 2022, las tasas de inflación en la UE se dispararon, llegando a niveles sin precedentes en las últimas cuatro décadas. Entre 1997 y finales de 2021, la tasa de inflación anual más alta registrada en el bloque fue del 4,4%, alcanzada en julio de 2008.
La tasa de inflación anual de alimentos y bebidas no alcohólicas también siguió una tendencia similar, alcanzando un máximo del 19,2% en marzo de 2023.
Sin embargo, la diferencia entre la tasa de inflación general y la de alimentos y bebidas no alcohólicas nunca había sido tan amplia como en los últimos 12 meses.
Desde 1997, primer año del cual se disponen datos de Eurostat, la tasa de inflación real de los alimentos (incluyendo las bebidas no alcohólicas) no había superado el 3,5% en la UE hasta mediados de 2022. Alcanzó el 3,9% en agosto de 2022 y llegó a un máximo del 10,9% en marzo de 2023.
En octubre de 2023, se observó que la inflación anual de alimentos y bebidas no alcohólicas superó a la inflación general en 33 de los 37 países de Europa.
La inflación en el caso de los alimentos
Dentro de los países de la UE, la tasa de inflación real anual de los alimentos varió desde el -5,7% en la República Checa hasta el 10,9% en Bélgica. A estos les siguieron Países Bajos (8,8%), Grecia (6,6%) y España (5,9%).
La República Checa, Hungría (-1,6%) y Rumania (-0,5%) registraron las tasas de inflación alimentaria más bajas dentro de la UE.
En los Cuatro Grandes, los cuatro países más poblados de la UE, la tasa de inflación real de los alimentos fue inferior al promedio de la UE en Alemania (3,7%) y Francia (3,5%), pero superior en España (5,9%) e Italia (4,9%).
Si tomamos en cuenta la Zona Europea de Libre Comercio (AELC), el Reino Unido y los países candidatos a la UE, Turquía (11,0%) registró la tasa de inflación real de alimentos más alta.
Las cifras de inflación real de los alimentos no sugieren una fuerte división entre las distintas regiones de Europa, como los Estados occidentales, nórdicos, meridionales y orientales.
En lo que respecta únicamente a la tasa de inflación de alimentos y bebidas no alcohólicas en la UE, las cifras oscilaron entre el 3,7% en Dinamarca y el 10,4% en Grecia en octubre de 2023. La media de la UE fue del 7,6%, siendo la primera vez que alcanza una tasa de un solo dígito desde mayo de 2022.
La tasa anual de inflación de alimentos superó el 7,5% en 14 Estados miembros de la UE, incluyendo a Grecia, Bélgica, España y Francia.
Un caso atípico en la inflación alimentaria fue Turquía, un país candidato, que registró una tasa del 72,5%.
El aumento de los costos de la energía: el mayor responsable
Las causas de la inflación alimentaria se deben principalmente al aumento de los costos energéticos, que afectan a toda la cadena agroalimentaria, desde los agricultores hasta las instalaciones de transformación y el transporte.
Además, la reducción del suministro de insumos agrícolas clave, como fertilizantes y piensos, representa un aumento significativo en los costos de los insumos para los agricultores.
La invasión rusa a Ucrania ha generado perturbaciones en la región y ha tenido un impacto en los precios de los alimentos. Según un informe del Banco Mundial, los países europeos, incluyendo Europa y Asia Central, se encuentran entre las regiones más afectadas por las perturbaciones derivadas del ataque ruso a Ucrania. Esto se debe a que este último país es uno de los principales productores y exportadores de alimentos a nivel mundial.
Los hogares con bajos ingresos son los mas afectados
Los hogares tienen diferentes pautas de consumo, que varían según su nivel de ingresos, hábitos culturales y ubicación geográfica. Estos patrones se miden a través del gasto en consumo de los hogares, que representa lo que las personas gastan en bienes y servicios para satisfacer sus necesidades y deseos.
En la UE, en 2021, el 14,3% del gasto total se destinó a alimentos y bebidas no alcohólicas. En 2022, los países con mayor porcentaje de gasto en alimentos fueron Rumania (25,2%), Lituania (20,4%), Bulgaria (20,1%) y Estonia (19,9%). Por otro lado, los países con los porcentajes más bajos fueron Irlanda (8,3%), Luxemburgo (9,0%) y Austria (10,9%).
En los países candidatos a la UE, el gasto en alimentación es aún mayor. Albania registró un 43,6% de gasto en alimentos, seguido de Bosnia y Herzegovina (32,2%), Macedonia del Norte (30,6%) y Montenegro (27,2%). En estos países, la inflación real de los alimentos es crucial, ya que los hogares con bajos ingresos enfrentan dificultades para hacer frente al aumento de los costos de vida.
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