Buenos Aires (AT) – La relación entre Alemania y Francia, piedra angular de la Unión Europea, atraviesa una nueva etapa con la llegada de Friedrich Merz a la Cancillería alemana. Su afinidad con Emmanuel Macron abre la puerta a una mayor cooperación en defensa y economía, en un contexto global incierto.
El regreso de Donald Trump al centro del debate político global ha generado preocupación en Europa. Su escepticismo sobre la OTAN y su insistencia en que los países europeos aumenten su gasto en defensa han llevado a un replanteo de la estrategia de seguridad en la región.
Macron, quien desde hace años impulsa la “autonomía estratégica” de Europa, encuentra en Merz un aliado inesperado. La posibilidad de que Alemania se apoye en el arsenal nuclear francés, una propuesta antes impensada, es solo un ejemplo del cambio de paradigma. “Ha habido un cambio en su percepción del mundo, que se está acercando a la nuestra”, señaló Sylvain Maillard, vicepresidente del comité de amistad Francia-Alemania en la Asamblea Nacional francesa.

El pragmatismo de Merz y la conexión con Macron
Friedrich Merz y Emmanuel Macron comparten un perfil de formación económica y experiencia en el sector privado. Merz, con una carrera en firmas como BlackRock y Mayer Brown, y Macron, con antecedentes en la banca de inversión, han encontrado puntos de convergencia en su visión de la economía y la política europea.
El 15 de febrero, solo tres días después de su victoria electoral, Merz viajó a París para mantener una cena de tres horas con Macron en el Palacio del Elíseo. La reunión, que se desarrolló en inglés, abordó temas clave como la guerra en Ucrania, el gasto en defensa y los desafíos económicos de la UE.
“Merz y Macron han encontrado una sintonía común”, afirmó una fuente cercana al líder alemán. “Hay contactos intensivos que deberían llevar a una agenda franco-alemana, que se pondrá en marcha poco después de la formación del nuevo gobierno alemán”.

Defensa y economía: el gran desafío del eje Berlín-París
A pesar del entendimiento personal, Merz y Macron deberán superar importantes diferencias estructurales. Francia busca aumentar su gasto en defensa al 3% del PIB, pero enfrenta restricciones fiscales. Una de sus propuestas es recurrir a la deuda conjunta europea, algo que Alemania ha rechazado en reiteradas ocasiones.
Por otro lado, Berlín deberá superar su histórica aversión al endeudamiento para ponerse al día tras años de baja inversión en defensa. Este punto será clave para consolidar el nuevo eje franco-alemán como un actor decisivo en la seguridad europea.

El contexto geopolítico y la urgencia de un liderazgo europeo
La crisis en Ucrania y la incertidumbre sobre el papel de Estados Unidos en Europa han acelerado los tiempos. Mientras algunos países europeos miran con escepticismo el fortalecimiento del vínculo entre París y Berlín, otros lo consideran una necesidad ante un panorama global cada vez más volátil.
Benjamin Haddad, ministro francés de Asuntos Europeos, reconoció que aún existen desacuerdos, pero valoró la voluntad de avanzar en conjunto: “Merz y su equipo tienen un reflejo franco-alemán. No significa que coincidamos en todo, pero hay una disposición a trabajar juntos”.
La referencia histórica no es menor. En el despacho de Merz en Berlín, una fotografía en blanco y negro de Konrad Adenauer y Charles de Gaulle simboliza la tradición de cooperación entre ambos países. “Como Macron, Merz piensa en términos históricos”, señaló el analista Joseph de Weck. “Quizás algún día quiera ver una foto suya junto a Macron en los libros de historia”.

El impacto en Argentina y el Mercosur
El fortalecimiento del eje franco-alemán tendrá repercusiones más allá de Europa. Para Argentina, socio comercial de la UE y con una importante comunidad de origen alemán, los cambios en la política económica y comercial de Berlín y París pueden marcar el rumbo de futuras negociaciones.
Las posiciones de Merz y Macron sobre el comercio internacional y la cooperación en seguridad también serán clave en el marco de las relaciones entre el Mercosur y la Unión Europea, un acuerdo que sigue pendiente y cuya implementación podría verse influida por la dinámica entre estas dos potencias europeas.

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