Buenos Aires (AT) – Según datos oficiales del Gobierno de Austria, las emisiones de gases de efecto invernadero registraron una baja del 6,5 % en 2023 respecto al año anterior. La cifra representa una disminución de aproximadamente 4,8 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente. Es la primera vez que el país logra situar sus emisiones totales por debajo de las 70 millones de toneladas.
El informe fue publicado por la Agencia Federal de Medio Ambiente de Austria. El documento ofrece un panorama detallado sobre el comportamiento de las emisiones durante el último año y adelanta una tendencia descendente para el presente período.
De acuerdo con las proyecciones oficiales, 2024 también cerraría con una baja. Se estima una reducción del 2,7 %, lo que equivale a cerca de 1,9 millones de toneladas menos de dióxido de carbono equivalente en comparación con 2023.
Emisiones en el nivel más bajo registrado

El país alcanzó en 2023 un nuevo mínimo en la cantidad total de gases liberados a la atmósfera. Las emisiones cayeron hasta las 68,6 millones de toneladas. Nunca antes se había registrado un número inferior a 70 millones.
El descenso representa una mejora en relación con los compromisos ambientales asumidos por Austria en el marco de acuerdos europeos e internacionales. Las autoridades consideran que esta tendencia es positiva, aunque aclaran que aún resta mucho trabajo por hacer.
Entre los factores que explican la baja figuran la reducción del uso de combustibles fósiles, una mayor eficiencia energética en sectores clave y el desarrollo de tecnologías menos contaminantes. También influyó una menor actividad industrial en algunos rubros, según detalla el informe técnico.
Proyecciones para 2025

La Agencia Federal de Medio Ambiente estima que el país podría continuar en la misma dirección. Para el cierre de este año, se espera una reducción adicional del 2,7 %. Esa cifra representa un recorte de aproximadamente 1,9 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente respecto a los niveles de 2024.
Las autoridades explican que estas proyecciones tienen en cuenta diversos factores. Por un lado, las políticas públicas orientadas a la transición energética. Por otro, las inversiones en transporte eléctrico, eficiencia en edificios y energías renovables. También se contemplan posibles cambios en la demanda de energía debido a condiciones económicas o climáticas.
Si bien los resultados son alentadores, la agencia aclara que estos avances no deben generar una sensación de misión cumplida. El cumplimiento de las metas climáticas a largo plazo requiere transformaciones estructurales más profundas.
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