Buenos Aires (AT) – La automotriz alemana Mercedes-Benz apostará por un cambio radical en su buque insignia eléctrico. A partir de 2026, el EQS estrenará un volante estilo “yoke”, similar al de un avión o a los usados en la Fórmula 1. Con este rediseño, la marca busca posicionarse a la vanguardia de la conducción autónoma, con una dirección electrónica sin conexión mecánica.
La decisión despierta preguntas: ¿es innovación real o un riesgo innecesario? ¿La experiencia de Tesla no sirve como advertencia? Mercedes confía en su tecnología y promete que no repetirá los errores del pasado.
Volante recortado y tecnología sin cables
El nuevo EQS llegará con una variante de volante que rompe con lo tradicional. Se trata de una estructura en forma de U o T, sin el aro superior. En su centro se mantienen el airbag, la bocina y el emblema de la marca. A los lados, los paneles para controlar funciones como el audio, el teléfono o el control de velocidad.

Este “yoke” estará conectado a un sistema de dirección electrónico puro, conocido como “steer-by-wire”. A diferencia de los mecanismos convencionales, no hay un eje físico entre el volante y las ruedas. Todo se gestiona a través de sensores, motores y unidades de control.
El sistema ajusta en tiempo real la dureza del volante, el ángulo de giro y la respuesta, según la velocidad y la situación. En maniobras de baja velocidad, como estacionar, permite girar de tope a tope con apenas media vuelta. A altas velocidades, regula el rango para que los movimientos sean suaves y precisos.
Tesla ya había implementado un “yoke” en sus Model S y X en 2021, pero lo conectó a un sistema mecánico tradicional. El resultado fue confuso y poco práctico. Muchos usuarios se quejaron de que era difícil girar en maniobras cerradas. Mercedes pretende evitar ese problema gracias a su sistema electrónico.
Hacia la conducción automatizada
Este avance técnico no es un capricho estético. Forma parte de una estrategia más amplia. Mercedes apunta a desarrollar vehículos con capacidades de conducción autónoma de nivel 3. Ese nivel permite que el auto tome el control en determinadas circunstancias —por ejemplo, en tráfico lento de autopista—, aunque el conductor debe estar listo para intervenir.
El nuevo volante facilita esta visión. Al no ser circular, mejora el campo visual hacia la pantalla central, donde los ocupantes podrán ver contenidos audiovisuales mientras el sistema automático maneja.
“El steer-by-wire es un paso clave hacia la movilidad del futuro”, afirmó Markus Schäfer, jefe de tecnología de Mercedes. “Va más allá de la conducción: mejora la experiencia del usuario, sobre todo en combinación con las funciones automatizadas”.
La marca desarrolló este sistema durante años. Realizó más de un millón de kilómetros de pruebas en laboratorios y otro millón en pistas de ensayo. Según el comunicado oficial, se diseñó una arquitectura redundante: hay doble vía de señal, múltiples actuadores y una fuente de energía adicional. Si todo falla, entra en juego la dirección trasera y el sistema de frenos para mantener el control lateral del vehículo.
Debates abiertos: seguridad, sensaciones y legalidad
Aunque la tecnología promete comodidad y eficiencia, no está exenta de polémica. Una crítica recurrente al steer-by-wire es que el conductor pierde sensación real de contacto con el camino. La respuesta del volante varía según la velocidad y las condiciones, lo que puede generar incomodidad.

Infiniti fue la primera marca en ofrecer esta tecnología en un modelo de producción, el Q50 de 2014. Sin embargo, incluía una conexión mecánica de respaldo, lo que limitaba sus ventajas. Toyota y Lexus también están desarrollando versiones propias, y la Cybertruck de Tesla incorporó steer-by-wire, aunque sin el yoke.
En cuanto a la legalidad, no hay restricciones claras. Las normas internacionales permiten cualquier tipo de control de dirección siempre que asegure el dominio del vehículo. Pueden ser volantes, joysticks o incluso manubrios, siempre que pasen los controles técnicos exigidos.
El EQS renovado, además del nuevo volante, ofrecerá mejoras en autonomía y conectividad. Su precio de entrada en Europa superará con seguridad los EUR 100.000, considerando que el modelo actual parte de los EUR 117.000.
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