Buenos Aires (AT) – Las conversaciones entre el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) y el Partido Popular Austríaco (ÖVP) han alcanzado una fase crítica esta semana, con el objetivo de formar una nueva coalición de gobierno. Los equipos negociadores, liderados por Herbert Kickl (FPÖ) y Christian Stocker (ÖVP), trabajan contra reloj para resolver diferencias en temas clave como finanzas, asilo y medios de comunicación. Aunque las tensiones han marcado el proceso, la posibilidad de un acuerdo parece más cercana que nunca.
Desafíos en las negociaciones
Uno de los puntos más conflictivos es la política europea. La posibilidad de que un canciller como Kickl tenga plena autonomía en el Consejo de la Unión Europea genera preocupación dentro del ÖVP. Aunque la postura euroescéptica del FPÖ es bien conocida, algunos dentro del Partido Popular temen que su discurso radical afecte las relaciones de Austria con Bruselas. “Unas pocas frases populistas son tolerables, pero un alejamiento real de la UE podría ser desastroso”, señaló un negociador del ÖVP.
Otro aspecto clave es el control del Ministerio del Interior, que maneja la seguridad y la política migratoria. Mientras el ÖVP busca retener la cartera, el FPÖ reclama su gestión como una condición indispensable para la alianza. Kickl, exministro del Interior, ha insistido en implementar una política de asilo más estricta, lo que genera fricciones dentro de la negociación.
Medios de comunicación: otro punto de disputa
El FPÖ ha expresado reiteradamente su intención de reducir drásticamente el presupuesto de la Radiotelevisión Pública de Austria (ORF), promoviendo al mismo tiempo el financiamiento de medios privados con orientación afín, como Auf 1, de tendencia ultraconservadora. Esta propuesta ha generado rechazo en sectores del ÖVP, que consideran que afectaría el pluralismo informativo.
Un posible acuerdo a la vista
Si bien persisten diferencias importantes, en los últimos días ha habido signos de acercamiento. “Las posibilidades de un acuerdo han crecido significativamente”, señala un observador político. Una “banca de crédito light”, que obligaría a los bancos a ofrecer préstamos con tasas reducidas a ciertos sectores, es una de las concesiones que el ÖVP habría ofrecido para atraer al FPÖ.
Aunque un cierre definitivo aún parece lejano, las partes saben que el fracaso de las negociaciones podría ser perjudicial. “Si las conversaciones se rompen, Kickl quedaría marcado como parte del fracaso y, en caso de elecciones anticipadas, tendría que volver a negociar con nosotros”, explicó un dirigente del ÖVP.
Protestas y movilización ciudadana
El posible retorno de una coalición de derecha y ultraderecha ha despertado reacciones en la sociedad austríaca. Las “Donnerstagsdemos”, históricas manifestaciones de los jueves contra gobiernos de derecha, han vuelto a las calles. Esta tradición de protesta comenzó en el año 2000, cuando el ÖVP, bajo el liderazgo de Wolfgang Schüssel, formó una coalición con el FPÖ de Jörg Haider.
A 25 años de aquellas primeras manifestaciones, el colectivo “wiederdonnerstag” ha organizado una nueva marcha para rechazar el acuerdo entre Stocker y Kickl. La protesta, que partirá desde la sede del gobierno hasta la casa central del ÖVP, busca presionar a los negociadores para que reconsideren la alianza.
La postura de la sociedad civil
Diversas figuras del ámbito académico y cultural han manifestado su preocupación. Isolde Charim, filósofa y columnista, expresó su desilusión ante la posibilidad de que el FPÖ vuelva al gobierno. “Hace 25 años nos pareció impensable que la ultraderecha gobernara. Hoy, tras tantos años de protesta, es frustrante ver que hemos vuelto al mismo punto”, se lamentó Charim.
En tanto, el politólogo Martin Dolezal, de la Universidad de Graz, afirmó que el verdadero impacto de las protestas dependerá de su capacidad de movilización. “Si logran reunir una gran cantidad de personas en las calles, podría generarse un cambio en la opinión pública y, eventualmente, influir en las negociaciones”, señaló. El destino de la coalición FPÖ-ÖVP sigue siendo incierto. Mientras los equipos de negociación buscan cerrar un acuerdo, la presión de la opinión pública y las divisiones internas dentro del ÖVP podrían afectar el desenlace final. Con la posibilidad de protestas masivas en el horizonte y una opinión pública polarizada, Austria enfrenta un momento clave en su historia política reciente.
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