Buenos Aires (AT) – Alemania celebrará elecciones parlamentarias el domingo 23 de febrero de 2025, en un contexto político marcado por la incertidumbre y el ascenso de fuerzas conservadoras y de extrema derecha. Olaf Scholz, actual canciller y candidato del Partido Socialdemócrata (SPD), intentará renovar su mandato en medio de un escenario complejo, con su partido en declive en las encuestas y una creciente insatisfacción con su gestión.
El líder: Olaf Scholz y su trayectoria política
Olaf Scholz, de 66 años, es una de las figuras más experimentadas de la política alemana. Nacido en Osnabrück en 1958, se formó como abogado especializado en derecho laboral antes de ingresar de lleno en la política. Se unió a las juventudes socialdemócratas (Jusos) en la década de 1970 y, con el tiempo, escaló posiciones dentro del SPD.
En 1998, fue elegido diputado en el Bundestag, donde destacó como una de las voces más pragmáticas del partido. Su carrera dio un salto en 2007, cuando se convirtió en ministro de Trabajo y Asuntos Sociales bajo el gobierno de la gran coalición entre el SPD y la CDU de Angela Merkel. Durante su gestión, Scholz impulsó medidas clave en materia de empleo y estabilidad social.
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Entre 2011 y 2018, fue alcalde de Hamburgo, donde adquirió reconocimiento por su capacidad de gestión. Su administración se caracterizó por un enfoque equilibrado entre el crecimiento económico y la inversión en infraestructura social, consolidando su imagen de político pragmático y eficiente. En 2018, asumió como ministro de Finanzas y vicecanciller en el gobierno de Merkel, un cargo clave que le permitió posicionarse como uno de los líderes más influyentes de Alemania.
Scholz como canciller: luces y sombras de su gobierno
En 2021, Scholz llevó al SPD a una victoria inesperada en las elecciones federales, convirtiéndose en canciller y formando un gobierno de coalición con Los Verdes y el Partido Liberal Democrático (FDP). Su campaña se basó en la promesa de estabilidad y continuidad tras los 16 años de Merkel, y en la necesidad de fortalecer el Estado de bienestar sin comprometer el crecimiento económico.
Sin embargo, su mandato estuvo marcado por crisis y desafíos sin precedentes. Uno de los principales problemas ha sido la guerra en Ucrania, que transformó la política exterior y energética de Alemania. Scholz ha sido criticado por su respuesta inicial al conflicto, que muchos consideraron vacilante, aunque luego tomó medidas decisivas, como el envío de armamento a Kiev y la reducción de la dependencia energética de Rusia.
Otro punto conflictivo ha sido la economía. La inflación y el aumento del costo de vida han golpeado con fuerza a los ciudadanos, lo que ha debilitado el apoyo al SPD. Aunque su gobierno implementó paquetes de ayuda para amortiguar los efectos de la crisis, muchos alemanes consideran que estas medidas no han sido suficientes.
Además, la coalición con Los Verdes y el FDP ha sido turbulenta. Mientras que los socialdemócratas han intentado mantener una postura equilibrada, las diferencias entre sus socios han generado tensiones constantes, especialmente en temas como la transición energética y la política fiscal. Esta falta de cohesióndesgastó la imagen de Scholz y ha afectado la percepción de su capacidad de liderazgo.
El desafío electoral de 2025
Las encuestas muestran un panorama difícil para Scholz y el SPD. Actualmente, el partido se encuentra en tercer lugar, detrás de la CDU y de la ultraderechista AfD. El desgaste de su gobierno, sumado al auge del descontento social y la polarización política, han debilitado su base electoral.
A pesar de esto, Scholz no pierde la esperanza de remontar. Su estrategia de campaña se centra en apelar a la estabilidad y la experiencia, argumentando que su gobierno ha tomado decisiones difíciles pero necesarias para garantizar el futuro del país. También reforzó su discurso en defensa de los valores democráticos, alertando sobre el riesgo que supone el ascenso de la extrema derecha.
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Uno de sus principales rivales es Friedrich Merz, líder de la CDU, quien busca atraer a los votantes desencantados con el SPD y posicionarse como la alternativa conservadora para Alemania. Merz ha endurecido su discurso en materia migratoria y económica, tratando de recuperar el apoyo de sectores que en los últimos años se han inclinado hacia la AfD.
Por otro lado, Robert Habeck, de Los Verdes, sigue siendo un actor clave en la contienda. Aunque su partido perdió parte del impulso que tenía en 2021, sigue siendo una fuerza relevante en la política alemana, especialmente entre los votantes jóvenes y progresistas.
Finalmente, Alice Weidel, candidata de la AfD, representa la mayor amenaza en términos de radicalización política. Su partido creció en las encuestas y podría consolidarse como la segunda fuerza del país, lo que preocupa a muchos sectores democráticos.
El 23 de febrero será una fecha decisiva para el futuro de Alemania. Scholz y el SPD enfrentan una batalla cuesta arriba, pero el canciller confía en que su experiencia y su visión pragmática le permitirán convencer a los votantes de que aún es la mejor opción para liderar el país.
Si logra recuperar apoyo en los últimos días de campaña y movilizar a los votantes indecisos, podría evitar una derrota catastrófica. Sin embargo, si las tendencias actuales se mantienen, Alemania podría estar ante un cambio radical en su mapa político, con un posible retorno del bloque conservador al poder o un escenario aún más fragmentado.
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