Buenos Aires (AT) – Europa ha iniciado un viraje en su política de defensa. Con el cambio de gobierno en varios países clave, surgieron nuevas estrategias y proyectos enfocados no sólo en armamento tradicional, sino también en tecnologías digitales como la inteligencia artificial (IA). Una de las voces que lidera este giro es Jeannette zu Fürstenberg, inversora tecnológica y promotora del proyecto SPARTA, una alianza estratégica para fomentar la soberanía tecnológica europea.
En una carta abierta firmada junto a otros especialistas del sector, Fürstenberg reclamó dejar atrás el modelo de defensa centrado exclusivamente en armas convencionales. “Tenemos que garantizar nuestra capacidad de acción estratégica, también en el plano tecnológico”, afirma el texto.

SPARTA: una estrategia para la resiliencia digital
El proyecto SPARTA —acrónimo no oficial inspirado en la antigua ciudad-estado griega— propone crear una alianza de empresas y centros de investigación de alta tecnología con el objetivo de fortalecer la resiliencia, la innovación y la soberanía digital en Europa. Fürstenberg explicó: “No alcanza con tener tecnología, tiene que estar bajo control y en manos europeas”.
Este enfoque surge en un momento de creciente vulnerabilidad en el plano digital. La dependencia de sistemas extranjeros —como el software de combate en aviones estadounidenses— preocupa a los especialistas, quienes alertan que en situaciones de tensión geopolítica estos sistemas podrían ser desactivados remotamente, dejando inoperativas capacidades críticas. Por eso, se insiste en que “la capacidad tecnológica de acción hoy es sinónimo de seguridad”.

La señal desde Múnich
Una de las chispas que aceleró este debate fue la intervención del senador estadounidense JD Vance durante la Conferencia de Seguridad de Múnich. Su discurso fue interpretado por muchos europeos como una advertencia sobre la imprevisibilidad de la política exterior de EE.UU., lo que reavivó el reclamo de una Europa más autónoma en defensa. “No tenemos un problema de capacidades, sino de mentalidad”, sostuvo Fürstenberg en una entrevista reciente.
La urgencia es clara. Según Fürstenberg, “en estas últimas semanas ocurrió más que en las últimas cuatro décadas” en términos de replanteo estratégico. La declaración apunta a un cambio acelerado, en un contexto donde los riesgos ya no provienen solo de ejércitos convencionales, sino de ataques cibernéticos, sabotajes informáticos y tecnologías de control remoto.

Startups de defensa: innovación con trabas
Un ejemplo concreto del nuevo paradigma es Helsing, una empresa con sede en Múnich que desarrolla sistemas de defensa basados en inteligencia artificial. La compañía, que alcanzó una valuación multimillonaria, trabaja junto a la francesa Mistral en la integración de IA con tecnología de drones. Esta nueva generación de empresas representa una industria de defensa que prioriza la innovación, la velocidad de respuesta y las soluciones basadas en software.
Sin embargo, el entorno europeo aún presenta obstáculos. Los procesos burocráticos y la falta de mecanismos ágiles para vincular a startups con ministerios de defensa dificultan el desarrollo del sector. Jonatan H. Luther-Bergquist, socio del fondo de inversión Inflection y cofundador del European Defense Tech Hub, lo resume así: “Hacer un startup de defensa es dos o tres veces más difícil que uno de tecnología común, porque es casi imposible hablar con los clientes”.
Para reducir esa brecha, Bergquist impulsa iniciativas como hackatones, donde en apenas 48 horas se crean prototipos que podrían resolver necesidades reales del sector. “Es un momento interesante, donde se cruzan industrias que antes ni se hablaban, con lógicas y lenguajes totalmente distintos”, dijo.

El talento está, pero hay que atraerlo
Uno de los argumentos centrales de Fürstenberg y su entorno es que Europa no sufre un déficit de talento, sino de oportunidades. Según datos que cita, el 70% de los artículos académicos más relevantes en inteligencia artificial son escritos por europeos. Durante años, gran parte de esos especialistas migraron a Estados Unidos, atraídos por el capital de riesgo y las oportunidades profesionales.
Pero ahora se observa un cambio: “Muchos están volviendo a Europa porque confían en la posibilidad de construir soberanía tecnológica desde acá”, explicó Fürstenberg. Para ella, la clave es remover barreras. “El dinero sigue al talento. Si le sacamos los obstáculos, podemos acelerar de verdad”, aseguró.

Hacia una defensa inteligente
El concepto de defensa ya no se limita a la fuerza bruta. El desarrollo de sistemas inteligentes, controlables, autónomos y seguros es tan importante como los blindados o los submarinos. En ese marco, la seguridad ya no es solo militar: también es digital. Y Europa parece decidida a no quedarse atrás.
“Ya no se trata de la próxima generación de drones, sino de si Europa puede actuar de manera autónoma en el futuro”, sintetizó Fürstenberg. La dirección del cambio está clara: menos acero, más software. Y detrás de esa consigna, un debate que apenas comienza.

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