Buenos Aires (AT) – Un emprendimiento del sur de Alemania encontró una forma creativa y sustentable de extender la vida útil de uno de los juguetes más populares del mundo. La start-up reBricker, con sede en la localidad de Simbach, en el distrito de Dingolfing-Landau (estado de Baviera), recicló ladrillos LEGO usados y los convirtió en nuevos sets completos. El proyecto incluyó una original propuesta para que chicos en edad escolar testeen esos sets durante las vacaciones y brinden sus opiniones. La iniciativa logró un doble impacto: recuperar piezas que iban a terminar descartadas y ofrecer a los niños una alternativa lúdica, activa y analógica frente a las pantallas.

Cómo funciona reBricker
El emprendimiento fue impulsado por Maximilian Leonhard, quien lidera un equipo joven y entusiasta. En declaraciones al medio regional Bayerischer Rundfunk, Leonhard explicó: “Tomamos ladrillos LEGO que ya están en circulación y los reconstruimos siguiendo las instrucciones originales de sets ya existentes. Las instrucciones están todas disponibles, así que es posible rearmar cualquier modelo que haya existido”. En la práctica, el trabajo consiste en clasificar las piezas usadas, limpiarlas, agruparlas y luego ensamblarlas en sets que respetan diseños originales. Así, algo que para muchos era “basura de plástico” se transforma nuevamente en un producto funcional y deseado.

Niños como evaluadores de sets
Una de las características más llamativas del proyecto es la participación activa de los niños. Durante las vacaciones escolares, chicos y chicas pueden anotarse para testear los sets reciclados como una especie de “trabajo de verano”. Reciben un set por un período de dos semanas, lo prueban libremente en sus casas y luego completan una evaluación. De ese modo, la empresa puede ajustar sus modelos y validar qué tan atractivos resultan los productos. “Es una situación en la que todos ganan”, resumió Leonhard, quien destacó que los padres agradecen que sus hijos hagan algo más que mirar pantallas.

Un caso concreto: Paul y el Halcón Milenario
Uno de los casos más difundidos fue el de Paul, un chico de ocho años oriundo de Landau an der Isar. Durante el receso escolar recibió un set completo de una nave de Star Wars para probar. Paul quedó encantado, y su madre también. “Le encanta armar LEGO. Ya no tenemos lugar en la casa, así que esta opción de usarlo y devolverlo es ideal”, contó la madre. A su vez, comentó que le resultaba una gran solución para los días de mal tiempo: un entretenimiento en casa, sin tener que comprar nada nuevo y con una devolución concreta al final del proceso. Para el equipo de reBricker, ver la reacción de los chicos es uno de los motores del proyecto. “Cuando ves cómo se les iluminan los ojos, sabés que esto vale la pena”, resumió Leonhard.

Reutilización responsable y economía circular
El modelo de reBricker se inscribe dentro de las llamadas estrategias de economía circular, que buscan reducir el consumo de materias primas y aprovechar al máximo los productos ya existentes. En este caso, se trata de juguetes hechos de plástico, un material resistente, pero altamente contaminante cuando se desecha en grandes cantidades. Al extender la vida útil de los ladrillos, el proyecto no solo evita residuos, sino que además transmite un mensaje educativo sobre el valor de la reutilización. Los sets reciclados se ofrecen a precios más accesibles que los nuevos, lo que también los hace atractivos para familias con presupuestos más ajustados.

Una propuesta con impacto social
Más allá del aspecto ambiental, reBricker también tuvo impacto en la comunidad local. Generó empleo entre jóvenes del área, que colaboran en la clasificación y armado de sets. Además, estableció vínculos con escuelas para promover el uso didáctico de los LEGO reciclados. En algunas instituciones, los sets se integraron a actividades pedagógicas vinculadas a la creatividad, la resolución de problemas y el trabajo colaborativo. De este modo, el proyecto sumó una dimensión educativa que va más allá del juego y refuerza el valor del trabajo manual como herramienta formativa.

Perspectivas a futuro
El emprendimiento aún es pequeño, pero tiene planes de expansión. Según datos aportados por el propio equipo de reBricker, actualmente procesan alrededor de 300 kilos de piezas por mes y están en conversaciones con plataformas online para distribuir sus sets reciclados a nivel nacional. Además, no descartan replicar el modelo en otras regiones de Alemania e incluso en países vecinos. “La idea es sencilla, pero funciona. Y lo más importante: entusiasma tanto a chicos como a adultos”, señaló Leonhard. En un contexto donde la industria del juguete enfrenta críticas por el uso intensivo de plásticos y la obsolescencia programada, propuestas como esta ganan cada vez más atención.
ReBricker combina reciclaje, juego y participación comunitaria en un modelo que entusiasma y enseña. Recuperar ladrillos LEGO para darles un nuevo ciclo de vida no solo es una respuesta creativa a un problema ambiental, sino también una forma concreta de sumar a los más chicos en un cambio de mirada. El entusiasmo de los niños, el compromiso de sus familias y la pasión de quienes impulsan el proyecto muestran que es posible repensar el consumo desde una lógica lúdica y sustentable. Con cada ladrillo reutilizado, se arma también una nueva forma de construir futuro.

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